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Mostrando las entradas de junio, 2005

Cartografías

E imagino ese día, en que una persona sola se colocó frente al horizonte, levantó su dedo y dibujó en el aire las líneas divisorias: Yo te nombro mío. Yo te nombro ajeno. Yo te nombro patria. Yo te nombro extranjero. Yo te nombro amor. Yo te nombro enemigo. Y atestiguo cuando llega esa tormenta de arena, y vuelve a borrar las líneas divisorias, y uno agradece el caos y se adentra en él, se arremolina, se deja llevar e invadimos la patria y damos la sangre por lo ajeno; y nos ponemos el nombre extranjero y deshonramos el propio; y uno deja de ser quien es. Hasta que alguien apunta con el sol frente a los ojos, como la lámpara de un verdugo, y nos obliga nuevamente a levantar el dedo y dibujar las líneas divisorias. Y uno desea de nuevo la tormenta, para olvidar las fronteras y ser sólo remolino, un puño de arena abierto en la entraña del caos.

Dolor

Tengo mis técnicas para manejar el dolor. Cuando de repente me encuentra a la intemperie, como si lloviera sobre un coche convertible, enseguida me cubre una capota que me protege y aísla. Es un blindaje que me hace sobrevivir con un confortable estoicismo. Otras veces, esa capota no aparece por más botones que intente accionar. Entonces no queda otra opción más que ésta: escribir. El dolor que me ha agarrado con fuerza en mi interior, sale entonces, como la piedra enlodada de la profunda oscuridad de una mina. La pongo sobre la mesa. Y una vez afuera, la pulo hasta que se convierte en una extraña piedra, extraña a mí, extraña a eso que se llamaba dolor y que ahora es sólo palabra.

Úsese fácilmente

Los objetos que tienen alguna muesca , indican por dónde deben ser tomados, manipulados, movidos, usados. La vida va dejando también en nosotros muescas, que los demás detectan fácilmente, para tomarnos, manipularnos, movernos, usarnos...