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Mostrando las entradas de noviembre, 2009

Llama hacia la FIL

El año pasado no alcanzó a salir del horno para estar en la FIL , pero este año, allá vamos: venta en el stand de la aemi , un rol de medios para promover Llama , encuentro con amigos y lectores, un pozole, muchos recuerdos que ahora son vida presente y futura.

Finales (sí, en plural)

¿Y quién me cree que cuando digo "ya puse punto final" es que realmente pondré un punto final por siempre? Eso me pasa en la vida, pero no en la literatura. Ya el domingo, mientras terminaba de poner el arbolito de navidad en casa y mientras Mariana y Rabito me daban sus instrucciones y ánimos, el punto final ya era un punto suspensivo, y luego interrogaciones que se abrían y cerraban. Me inquietaba el final. ¿La historia se cierra con el vuelo o con la tierra? Cada vez me parecía más que en la tierra. Por la noche pensé en trabajar pero su prescripción amorosa de siempre me sugirió descansar después de un día de escritura, kermés, decorado navideño. Accedí, pero puse el History Channel. Y ahí estaba la imagen de una gigantesca tolvanera, un nubarrón amenazante barriendo el desierto. El viento negro. Y en mi mente reapareció el cierre. El cierre que quería. El punto final que unía al cielo con la tierra.

Ensamble

Pasé gran parte del día preparando hamburguesas en la kermés del colegio de mi hija. Ensamblando todos los ingredientes. Actos perfectos para el día en que terminé, por fin, de escribir mi novela.

Otro más para Iván

A Iván Figueroa no le gusta que diga que es poeta. Pero hay cosas que no se pueden ocultar. Menos cuando una vez más es noticia: Evangelio de la soledad acaba de ganar el Premio Nacional de Poesía en Michoacán. ¡Felicidades, Ivanovic!

HOY: Milán en Hermosillo

A mis 17 años encontré por primera vez la revista Vuelta . Un encuentro tardío, realmente. Pero cuando has crecido en una ciudad pequeña, sonorense y sin el milagro del internet cualquier hallazgo interesante puede ser precoz y extraordinario. El dependiente de la librería me dijo que sólo llegaba un ejemplar, y siempre se quedaba con él. "Puedo apartarlo para ti", me propuso. Y así inicié una colección que hasta mis días guardo casi completa. En esa revista escribía Eduardo Milán , reseña crítica de poesía. Y fue la escuela de Letras en la que nunca me arraigué, y fue mi taller de poesía que no encontraba todavía. Leí mucha poesía de su mano y aprendí sobre ella más de lo que cualquier otra persona me ha podido enseñar. Hoy iré por él al aeropuerto. Hoy enmudeceré ante él. Y escucharé y escucharé todo lo que he dejado de escucharle en Vuelta desde que cerró, y todo aquello que he descubierto en su propia poesía. Lo escucharé hoy a las 7 pm, en la Casa Hoeffer (Museo de Cu

Ya viene: Feria del Libro de Hermosillo

El programa completo lo pueden leer aquí .

La novela ajardinada

El domingo es día de jardín: podar, remover la tierra, reacomodar la gravilla. Pero domingo tras domingo se ha ido acumulando el trabajo rudo: deshacerme de la hierba, sacar plantas que han crecido por contagio, no porque las haya sembrado. Esta mañana tuve el dilema: ¿desbrozar mi novela o el jardín? Temprano me preparé el café, encendí mi lámpara y me senté a trabajar, pensando en interrumpir una hora más tarde. Pero en eso estaba cuando escuché la podadora en una casa vecina. Tuve la tentación de ir. Resistí. Vanamente. Me levanté, salude al jardinero de la vecina y le dije lo que necesitaba en mi jardín, ¿cuánto podría cobrarme? Cuando finalmente vi el jardín limpio, sin yerba, sin maleza debajo de la bugambilia, me imaginé así mi novela: desbrozada, limpia, pulcra, definida. Y seguí trabajando, muy animada, horas y horas quitando fragmentos enteros, cambiando orden de párrafos, puliendo puntuación, consultando palabras para estar segura de dejarlas o arrojarlas como piedras imper