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Mostrando las entradas de marzo, 2010

Y sucedió

Durante mucho tiempo pensé que el lenguaje podría destruirse. No hablar. Hablar como una autómata que usa una serie de frases convenidas: buen día, quiero comer, gracias, adiós, sí, no, hasta mañana. En mi mundo interior el lenguaje era otra cosa. Procesos que eran más veloces que mi capacidad de articularlo en lenguaje, procesos intraducibles. Era una persona muy callada que no sabía bien que era callada. Ni le importaba. Mi mente era un bullicio. La escritura me permitía articular, codificar ese bullicio veloz, casi inasible, en lenguaje. Esas capas interminables que sentía entre mi pensamiento y el lenguaje hablado se disipaban cuando escribía. No había filtros, no había miedos. No había territorios infranqueables. Escribía a mano. Había una inmediatez entre mi mente y mi mano. Una organicidad. No podía hacerlo de otra manera. Esa que callaba ahora habla. Y esos deseos de destruir el lenguaje se han convertido en una búsqueda de construcción. Esa que escribía a mano, ahora es capaz

Anidando

Mark Strand dice : "La inspiración te llega con un sonido, una palabra, una idea, algo que has leído, una vista, una acera...". A todo ello se me suman las imágenes de Koichiro Kurita .

Y murió Delibes

Un escritor como los que me gustan: radicalmente humano, preocupado por el personaje y la historia que tiene que contarnos, que decide vivir en el retiro de su terruño, que ama a fondo y no le sonroja, que se compromete con la vida de su tiempo, austero, crítico, sin concesiones al farandulismo que hoy permea a la literatura, lúcido, vivo. Vivo.

Mi luz

Mariana hace cosas tan maravillosas como éstas.

Un adicto sobre Llama

Una alegría que se agradece en un sábado nublado, con llovizna, después de una semana saturada de trabajo y también de nostalgia luego del regreso: Una mirada sobre Llama . Y justo de Javo, que se abre paso con uno de los blogs más visitados por los amantes de libros.

Sabemos que se llamó poesía

Necesito pensamiento. Razón. Mi gran flanco occidental me lo pide como si fuera carne roja. La sangre como el jugo de su pulpa. Dejé momentáneamente mis lecturas orientales y me fui a Filosofía y poesía de María Zambrano (FCE). Y la carne soltó su jugo y se deshizo en mi boca: Fieles a las cosas, fieles a su primitiva admiración extática, no se decidieron jamás a desgarrarla; no pudieron, porque la cosa misma se había fijado ya en ellos, estaba impresa en su interior. Lo que el filósofo perseguía lo tenía ya dentro de sí en cierto modo, el poeta; de cierto modo, sí, de qué diferente manera. ¿Cuál era esta diferente manera de tener ya la cosa, que hacía justamente que no pudiera nacer la violencia filosófica?, ¿y qué sí producía por el contrario, un género especial de desasosiego y una plenitud inquietante, casi aterradora? ¿Cuál era este poseer dulce e inquieto que calma y no basta? Sabemos que se llamó poesía y ¿quién sabe si algún otro nombre borrado?

7

Porque desde el 2003 hacen trípticos de poesía que luego regalan por ahí. Palabras, versos, ritmos de mano en mano. Y porque luego les ha dado por las lecturas, los perfomances, los videopoemas. Y porque han tejido una enorme red, incluso hacia quienes escribrimos en el rincón más invisible. Y porque hoy en día pocos apuestan a la poesía. Pocos persisten en ella. Pocos la leen. A pocos les importa. Y porque ellos, los de Nit, son de esos pocos cuya persistencia ha permanecido ya por 7 años.

Regreso

Ya regresé. De la risa saltarina de un niño que me encuentra en la sala del aeropuerto. Del coleteo de un perro que ya me reconoce como de casa. De los brazos del durazno floreciendo por los ventanales al oriente y poniente. De los brazos de los que no regreso, de los que no me voy, de los que soy.