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Mostrando las entradas de diciembre, 2014

Último día

Quiero cerrar tres años de silencio. Tres años de volcarme hacia los demás. Tres años de reacomodar esa cabeza que creía amueblada y que más bien tuve que descombrar. Quiero dejar de tener miedos. Quiero evitar el ocio y tenerlo cuando sea gozoso y, por lo tanto, útil. Quiero cuidar de mí y no delegar esa tarea a nadie. Quiero no delegarme a nadie. Quiero recuperarme. Lo que soy ahora. La suma y la resta de lo que soy ahora. Quiero un 2015 así.

Mariana: la ausente presente

Ella no estuvo aquí pero fue la "culpable" del encuentro: Patricio, Adriana, Enrique, Jaime, con Mateo, nuestra Cecilia y yo. Una comida llena de risas, manías de madres, diversidad en los hijos, películas de terror, Cuba, Ayotzinapa, signos zodiacales, perros, libros, hijos, sueños, parejas... Gracias a los invitados por la alegría y excelente conversación; gracias a Jaime por la comida tan exquisita y hacer suyas mis querencias y causas; gracias a los niños que dieron color; gracias a Patricio por su entrañable y brillante ser; y gracias a Mariana por unirnos. Lástima que no hubo foto de todos los presentes. Pero sí de la ausente.

¿2015?

Mi propósito: ser feliz. Eso implica muchos infinitivos: amar, escribir, amar, leer, amar, ejercitar, amar, caminar, amar, cocinar, amar, cuidar, amar, hablar, amar, descansar, amar, dar, amar

Lista Navideña

Somos unas ráfagas. Jaime y yo hicimos las compras navideñas en... tres horas. Sospechamos que habrá muchas alegrías contagiosas mañana cuando los regalos lleguen a su destino. Yo tengo un regalo muy anhelado, que se ganó la extrañeza de Jaime. Pero a pesar de tenerlo, comparto este chiste. Esto no es extraño, ¿no?

Preparadas para Navidad

La tercera navidad que pasaré con Cecilia en mi vida: una pequeña reno correteando en casa. La primera navidad que pasaré sin Mariana conmigo: una joven plena en Alemania.

43, Toledo, todos

Digamos que...

... se adelantó Santa.

Mariana

La dimensión de cuánto la extraño sólo se compara con el orgullo que siento por ella. Esta es la vista desde su departamento. Tan lejos de aquí. Y tan cerca por compartirlo.

Padecimientos de una sonorense

Una sonorense no puede con este frío de montaña: seco, a veces nublado, ventoso. No puede con las noches frías, en las que ninguna pijama ni manta están a la altura del padecimiento. Pero cuando hay sol, me siento a un lado de la ventana, donde me alcancen los rayos, y ahí trabajo. Entonces soy como Pepe en el jardín, buscando ese rayito solar que se cuela entre las frondas de los árboles. Bueno, con el sol no viene necesariamente incluida la siesta.

Me hubiera gustado estar ahí

En la FIL de Guadalajara, con él, Eduardo y Mireya.