Me he sentido muy cansada. Agotada. Estoy empezando a disminuir mis altos niveles de estrés. Estoy aprendiendo a controlarlo, mantenerlo a raya, sacarlo de mí. Ya he encontrado detonadores. Ya he aprendido a evitarlos. O a combatirlo cuando está ahí. Pero sin la adrenalina del estrés, mi cuerpo se cansa, se agota, no resiste igual. A pesar de eso, creo que prefiero (y quienes me rodean prefieren) una mujer cansada que una mujer estresada. Soy Marian, y confieso que he sido adicta a la adrenalina y al estrés.
Lo que ando incubando