Llegó siendo una bolita albina, con un pelaje tan suave que parecía lanugo. Mariana decidió llamarle Warhol. Le gustaba estar en las escaleras de entrada a la casa para tomar el sol. Quienes pasaban nunca entendían su nombre y le inventaban otros: pelusa, bolita, motita. Era imposible verlo y seguir de largo. Él nunca llegó para seguir de largo. Llegó en la adolescencia de Mariana para ser esa criatura a quien abrazar en la soledad, en el miedo, el desconcierto, la confusión, el desarraigo. Era un diente de león suave y frágil que se metía abajo de su cama. En esa recámara tan blanca como él. En esa página nueva tan blanca como él. Fue paciente en el año que Mariana que estuvo en el extranjero. Y entonces se convirtió en la mascota de toda la familia. Siempre presto a correr escaleras arriba, escaleras abajo; a girar sobre su eje como un derviche cuando se emocionaba. Nunca se fue de largo. Tampoco cuando se mudó con Mariana a su pequeño departamento en el jardín. Ese fue el r
Si un sueño tuve para ti es este en el que estás, siendo una artista profunda, una voz fuerte, una propuesta honesta y congruente. Un alma libre, que atraviesa su propio camino aunque esté solo y no desbrozado. Un corazón compasivo y amoroso con los seres frágiles. Un espíritu que percibe el misterio de la vida, del universo y sus ciclos ignotos. Una anfitriona que dispone la mesa bella y generosa. Una mujer plena que teje desde el amor. Y te imagino imbatible en los horizontes claros del universo, y también en aquellos llenos de neblina. Te imagino brillando bajo el sol y cuando la luz se eclipsa. Te imagino en paz con esa soledad fecunda que has cultivado, y también en paz con el abrazo que has elegido para contemplar el mundo y recrearlo. Y aunque todo esto sería lo que he soñado, no podría hacerlo. No podría soñar con tanto. No podría tener la lucidez ni la osadía. Pero he tenido en ti una hija lúcida, fuerte, osada, que siempre se ha empujado a sí misma para entregarse a la vida,