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Mostrando las entradas de 2012

Retar

La vida me ha estado retando. Y con lentitud y torpeza a veces, otras con alegría y prontitud, he ido respondiendo bien o mal a esos retos. Pero este año quiero retarme yo misma. A leer más, a escribir y terminar esa novela. A buscar editorial para mi poemario inédito. A continuar con mi Serie roja . A entender más las tecnologías y usarlas. A dominar esos pequeños detalles de casa, ya que tengo ayuda en las grandes faenas. A alegrarme más y estresarme menos. A ser mejor en mi trabajo y crecer en mis capacidades. A alimentarme de todo lo que tengo a la mano para mi literatura. A abrirme a esta enorme e intensa ciudad. A todo lo que no está aquí, pero que me representa dificultades, inmovilidad, miedo, cerrazón. El 2013 será para retarme.

La duende del mes

Pasé una noche divertidísima con Mariana envolviendo regalos. Me gané el gorro y el nombramiento.

¿Escribir?

A veces no tengo ninguna necesidad de escribir. Ninguna gana de escribir. Y creo que podría seguir viviendo así y que nada me haría falta. Yo, que siempre pensé que escribía porque lo necesitaba para vivir, me doy cuenta que cuando han nacido mis hijas no he deseado ni necesitado hacerlo. Pero nunca había tenido la sensación del no retorno que tengo ahora.

El viaje

Cuando viajo, la carretera pone en mi mente esa interminable línea blanca punteada: es "corte aquí" o un "siga la línea punteada". La mente transita con una ligereza y concentración que no logro en otros momentos. Me pregunté por qué la novela en la que trabajo no camina. Y adormecida en la carretera, la novela empezó a bocetarse, a líneas punteadas, con un continuo: siga por aquí. Ahora lo tengo más claro. La cosa es ponerse en marcha.

Un segundo aire para "La espera de Ofelia"

Recientemente, en la Asamblea general de la Red de radiodifusoras y Televisoras Culturales y Educativas de México, se presentó mi radionovela La espera de Ofelia . Algunas radios levantaron la mano para transmitirla por primera vez.  Zacatecas dice que ya está lista .

No puede ser

Después de ver esta toma de posesión presidencial, queda más claro por qué hay que acotar el poder de la súper Secretaría de Gobernación. No puede ser que las fuerzas policiales estén subordinadas a las fuerzas políticas; no puede ser que los permisos para portación de armas las dé Gobernación y no las Fuerzas Armadas; no puede ser que Gobernación tenga esa manga tan ancha para manejar la seguridad policiaca, mientras la mano oscura mece la cuna de la represión. Y con todo el dolor, la desilusión revivida, la incertidumbre, repito, no puede ser: EPN ya se ha colocado -él mismo- la banda presidencial.

El olor del miedo

Cuando estaba en preescolar viví mi etapa de terror escolar: soñaba que la maestra era una combinación entre bruja y diablo, y estaba segura que su nombre, Cornelia, provenía de los cuernos diabólicos que seguro ocultaba bajo su mata de pelo. Desde que subía al camión escolar empezaba a detectar esos olores que anudaban mi estómago. Esas niñas usaban un shampoo que yo no, perfumes que yo no, sus mochilas, todas ellas iban dejando una estela de olores que me recordaban que eran distintas a mí, que yo era distinta a ellas. Que yo era distinta. Que no era mi lugar. Todavía si huelo ese shampoo (que aún no sé cuál es) vuelve el nudo a mi estómago. Y vuelve mi duda: ¿sé ya cuál es mi lugar? El mismo miedo vuelve cuando voy a una clínica y huele a alcohol. Recuerdo los piquetes en la vena para indagar entre mis glóbulos si tenía anemia o leucemia, porque esos otros eran los terrores de mi madre. Ahora que eventualmente voy a una oficina nueva, detecto nuevos olores: de ambiente, de per

Debut y despedida

He llegado al final de mi breve etapa de freelance . Como sospechaba, no es lo mío. La incertidumbre siempre ha sido mi peor verdugo, así que la rehuyo. He disfrutado de este tiempo, no sin padecimientos varios, pero vuelvo a lo mío: un trabajo fijo, un horario fijo, un sueldo fijo, y una responsabilidad en mi mente para cumplirla y aportar. El sueño de todo escritor no es mío.

De regreso

Hogar, dulce hogar.

"A ras de vuelo" en Hermosillo

Ya aterricé en mi ciudad. Reconocí el sol deslumbrante hasta blanquearte la vista, los edificios chatos, las calles anchas, el tráfico disperso, las franquicias, el acento, el calor seco y quemante. Mi ciudad.  Mi familia. Mis amigos. Eso: mi ciudad.

Mariana, 17

Su cumpleaños ha sido la alegría, el orgullo y el vértigo: 17 años, vísperas de su mayoría de edad. Ya tiene en sus manos empuñados los sueños, los proyectos, lista para dar el salto por sí misma. Foto: Rocío de la Fuente

Próxima parada: Hermosillo

El día 31 de octubre estaré presentando A ras de vuelo en la Feria del Libro de Hermosillo , a las 8 pm, en Galerías Mall. Me acompañarán mis amigos Javier Munguía y Margarita Oropeza. Un guiño de mi hermano Martín, en quien tanto pensé durante la escritura de esta novela, y que me decía "brujita".

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esta pequeñita que se horneó en sonora y nació en el df, justo este día en que cumple 1 año, pasará una parte del tiempo en tierra norteña y otra parte en su rincón volcánico. la mejor manera de celebrar su vida, su mezcla.

A ras de vuelo en Cajeme

Qué mejor: la novela se sitúa en este valle, aquí nací, aquí está parte de mi familia, aquí están los restos de mi madre y hermano, aquí se come riquísimo. Aquí están organizando una Feria del Libro con mucho esmero, calidez y profesionalismo. Y aquí hoy hablaremos de la revolución verde, de los ejidos, de los sueños, de la transgresión de límites, del valle, del vuelo. El vuelo acrobático de los aviones fumigadores y el vuelo interno de cada uno de los personajes. Hoy, 7 pm, explanada de la Biblioteca Pública.

Nos vemos el día 18 de octubre, 7:00 p.m.

Hoy inicia

Un mes dedicado a la exhibición y venta especial de los libros que integran el catálogo de Tusquets en la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica.

Nómada

Me he ido mudando de espacio en espacio para trabajar esta novela. Inicié embarazada, trabajando en mi estudio, cómoda y silenciosamente.  A la llegada de Cecilia, no podía despegarme del Moisés, tampoco era necesario: improvisé un escritorio con mi sillón y una mesa plegable; el cambio de pañal estaba tan a la mano como la posibilidad de cambiar un párrafo.  Ahora que Cecilia gatea y explora el mundo, me ha llevado a su espacio: ahí trabajo en una mesa baja en cuyos compartimentos están sus juguetes, ahí coloco mi macbook que es su gran tentación y en esa silla enana me siento para verla de pie junto a mí, dudosa entre tirar su alfabeto de madera o aporrear mi teclado.

Próxima estación

Otoño y Cajeme. El 18 de octubre presento mi novela A ras de vuelo en la Feria del Libro de Ciudad Obregón, mi ciudad natal. Ahí nos vemos, entre 8:00 y 8:30 pm (hora por confirmar) en la explanada de la Biblioteca Pública.

Myeombeom Kim

La suerte de tenerlo a él -entre muchas otras cosas-, este tipo de hallazgos .

Esa sensación

De terminar el trabajo del día, no importa la hora que sea. Los niños están dormidos después de compartir el día. El silencio y la calma. Mi pijama. Meterme bajo las mantas tibias. Y, por fin, tener tiempo para leer. No importa las páginas que pueda antes de que me venza el sueño.

Recuento de un jueves

1. A las 3 am me di cuenta que el monitor para escuchar a mi bebé no estaba funcionando. Superviso: no había luz en casa. No había luz en toda la calle. Alguien robó 35 metros de cableado, y nos tuvo así por más de 12 horas: sin internet, sin iluminación, sin esterilizador, sin tetera eléctrica, sin cafetera, sin lavadora. Una mañana doméstica, de silencios, reflexión. 2. Mientras en casa había silencio y desconexión, en el país el IFE iba intentando sacarnos los ojos, enceguecernos, diciéndonos que lo que vimos, escuchamos, sospechamos y probamos era una mentira, una confusión. Una por una iban desechando pruebas. Uno por uno iban arrancando nuestros ojos (ellos juran). 3. La Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica a reventar. Filas interminables de gente esperando su turno en las cajas, con alteros de libros en las manos, en las canastas. Gente en el centro de la librería mezclándose con los autores, con los editores. Caras amigas, caras conocidas, caras recié

Hablando de purgar el lenguaje...

Sin darme cuenta he borrado gran parte de mi trabajo no literario realizado en los últimos 3 años, y quizá hasta más (no he indagado en la dimensión del delete). ¿Qué siento? Como cuando pierdes media cuartilla de un escrito. Cosas que pasan, resignación y volver a empezar. ¿Qué pienso? Que una parte de mí sabía lo que hacía. O no le importó hacerlo. O quiso hacerlo: drenar, purgar, desazolvar.

Parejas que no son

En la narrativa, me gusta más explorar en las parejas que no consuman su amor. Las parejas que se acercan, que sobrevuelan uno sobre el otro, parejas que guardan deseo entre sí, pero que siempre lo mantienen como una tensión latente, vital, irreducible. Es más, creo que lo que más me gusta explorar es esa tensión. Esa cuerda rígida a punto de romperse, esa agitación a punto de ebullición, el deseo que azota y que una y otra vez es vencido por una potencia mayor: el miedo, el orgullo, la libertad, la autoprotección; e incluso por el mismo deseo hacia el otro que podría acabar-traicionarse al consumarse. Me resulta más literaturizable mantener al lector en ese friso, en esa frontera insalvable, y que el lector desee junto con quien narra que ese amor nunca llegue a más, porque en esa irrealización está su plenitud y belleza. Ese tipo de pareja me mantiene trabajando en la novela, ese tipo de pareja mantiene viva la escritura de Cuadernos del poder .  

Playlist

Para mis jornadas de trabajo (no escritura) no me gusta preocuparme de la música, ni tener sobresaltos porque se atraviesa música que ahora no me apetece, o que forma parte de mi playlist literario. Así que he encontrado la forma de activar la música y dejarla correr: bajo el cursor hasta la L; ahí están consecutivas Lana del Rey (que Mariana me compartió), Lhasa, Lisa Hannigan, Lizz Wright, y luego salta a la M con toda la discografía de Marissa Nadler. Ningún tropiezo. Mujeres variadas para sazonar mis faenas.

Firma de libros, 30 de agosto

Los espero para firmarles ejemplares de A ras de vuelo , en la Librería Rosario Castellanos del FCE (Condesa), 7 pm, el próximo jueves 30 de agosto.

Aspiraciones, disposiciones, transpiraciones

Siempre envidié a esos escritores que decían escribir a las diez de la mañana. De las diez a la una, por ejemplo. Eran las horas doradas en mi oficina: llamadas, visitas, juntas, tareas urgentes con tiempo límite, consultas. Yo podía aspirar a escribir cuando mi hija Mariana se durmiera. O, desde que ella entraba al colegio a las siete de la mañana,  a trabajar en esa hora y media en que la oficina estaba vacía, la brisa entraba por la ventana y el colibrí ya pizpireteaba en la lima. En mi nuevo horario no puedo aspirar a trabajar de diez a una, pero sí de once a doce y media, quizá una... si la siesta de Cecilia se alarga. Me emociona esta posibilidad, mientras exista. Este fin de semana arreglaré el estudio para esta nueva disposición, que es lo que le sigue a la aspiración. Y entonces sí, a transpirar en la escritura.

Hasta la próxima, Sebald

Terminé de leer Los emigrados  de W.G. Sebald. Llegué buscando esa especie de género bitácora sobre personajes, para encontrar alguna luz que me salvara del escollo en el que estaba metida en mi escritura. Y terminé encontrando el problema en otro lado. No en el género, sino en los mismos personajes. ¿La misión para continuar? Enganchar al lector con una pizca de personajes, que por ellos valga la pena explorar en el puñado más grande; trabajar para hacer a los personajes más vivos, entrañables, con historias soterradas que nos expliquen sus pasos y omisiones. Eso me llevó a un camino lleno de meandros, coyunturas y redes superpuestas de realidades. Sebald deshollinó mis conductos tapados para seguir escribiendo. Seguiré con él. Pero antes haré una parada: Kafka en la orilla , de Murakami, que dominó la conversación con él en estas vacaciones.

Cita a ciegas

"Es un autor que no encuentra  a sus lectores", es la frase que le escuché a Paco Ignacio Taibo II y que de vez en cuando deambula por mi cabeza y mi mano. ¿Cómo se les busca? ¿Cómo se va por ellos? Tiendo a pensar que no hay más búsqueda que la escritura. Que tarde o temprano llegan, o simplemente no y ni modo. Pienso en ello esta mañana fría, mojada, con un velo oscuro encima. Pienso mientras estoy arrebujada en el calor de mi casa, sin pensar cruzar la puerta, frente a un altero de A ras de vuelo  con sus lomos negros, para firmarlos y dedicarlos a lectores que acudirán a la venta nocturna que organiza el FCE. Ahí están mis lectores, me digo, bajo las solapas y la camisa de cada libro, con sus ojos curiosos detrás de mi dedicatoria a ciegas.

Eso de las horas

Hace más de un año me instalé en esta ciudad. Me traje mi compu y con ella, la oficina: sus archivos, los compañeros de trabajo, el jefe, los clientes y el horario, el mismo horario que, ahora con el reloj de verano, guarda una diferencia de dos horas. El reloj de mi compu, en la esquina superior derecha, tenía dos horas menos que mi cielo en esta ciudad. Así por las tardes yo entraba a trabajar cuando todo mundo suele salir. Durante este primer año no quise cambiar el reloj. Incluso cerré el ciclo en mi oficina y ese horario sonorense seguía ahí, en la misma esquina, absurdo, necio, inviable. Hasta que lo cambié. Lo decidí así como se decide dejar las dos ruedas auxiliares de la bicicleta, o dejar el salvavidas y manotear hasta cruzar la piscina. Era un paso necesario, una muestra vital de que estoy aquí, bajo este cielo con sus propias horas.

Bienvenido, Warhol

Un par de días después de que Mariana regresara de nuestro desierto, aterrizó su nuevo retoño: un american skimo nacido el 5 de junio. Ahora una pelusa blanca deambula por nuestros pies, mordisquea calcetines, lengüetea los tobillos y se resiste a ser entrenado.

Estructuras

Después de más de 12 años de trabajar bajo horarios demandantes, fijos, extralimitados a veces, ahora tengo la libertad de organizar el día a mi antojo. Sería lo ideal si tienes niños, si no tienes a doña Ana ayudándote como antes, un altero de libros por leer y la novela, esa novela que avanza, corre, se frena, se estanca, salta, trota. Pero no es lo ideal cuando estás acostumbrada a la presión, a la rigidez de estructuras, al estrés, a horarios a tope con sus actividades saliéndose disolutas como el relleno de un colchón viejo. Y así como este año ha sido desaprender, reaprender, ahora estoy en la fase de aprender a trabajar como agente libre. Pero también a conocer mis estructuras mentales y aceptarlas. Y aceptarlas significa resignarme a que necesito sentir horarios, obligaciones como antesala de los logros, así sea poner una carga en la lavadora, así sea terminar un capítulo del libro que leo o del que escribo. Eso intenté este fin de semana. Y encontrar la mejor hora y el

Hija mujer mayor

Mientras yo conocí junto a Cecilia el Museo del Templo Mayor, y me adentré a esta ciudad que sí es suya, que desde su nacimiento respira y asimila, Mariana ha estado en su tierra, conociendo lo que antes, cuando vivíamos allá, nunca pudimos ver: la isla del Tiburón, a los seris mismos.   Viajó con ellos de Punta Chueca a la isla, la pintaron, jugó con las niñas y al ganar un juego le regalaron un collar de conchas. Los seris, cuya lengua al parecer es raíz y no se ha encontrado un tronco del cual se derive,  tienen más de 50 términos para nombrar las relaciones de parentesco. Mariana no sólo sería mi hija, sino mi hija mujer, mi hija mujer mayor: esa con la comparto una cultura común, un paisaje común, un carácter y mucha mucha mucha vida juntas.

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Periodista+abogado+jesuita+Beltrones+PRI+espías de ultraderecha+PAN+espías de izquierdas+Kino+cultureros+Sor Juana+jóvenes activistas+san Francisco Xavier+todos los priístas+todos los panistas+... todas las horas que pueda sumar para sumarle páginas a esta historia.

Quemar naves

¿No es lo que la vida pedía? Cambio de ciudad, de casa, de una familia de dos a una familia de casi cinco que ahora es plenamente de cinco. El cambio de un perro a tres, y luego la despedida y nuevamente dos -aunque estamos a punto de ir por el tercero. Mi casa en Hermosillo ahora tiene otro dueño y ya no es mi casa, ni la de Mariana. Mi coche allá ya no es mi coche. ¿Y el trabajo? El trabajo era esa vía de tren, larga, con su parte obsoleta, con su recorrido ruidoso, pero que sólo evidenciaba lo lejos lejos lejos que estaba. Unos rieles sinuosos que empezaban a mis pies y quién sabe dónde terminaban entre túneles oscuros y curvas trágicas. Y cuando uno no se atreve, la vida se encarga. Y esa última nave que quedaba, ahora flota en brasas, ya en silencio, sin crepitar siquiera. O quizá éste sea el último crujido cuando la madera termina por hacerse ceniza. O eso quisiera. Que fuera ya lo último, para dejar de ver hacia ese horizonte, y buscar hacia otra dirección, tierra adentro.

Nos robaron

Lo que pudo ser la primavera mexicana. La ilusión de que la participación cívica de la gente podía hacer más que el perverso esfuerzo de una televisora. Y lo que es peor: la memoria en nuestro imaginario de una transición democrática ejemplar a la cual volver; el idiotismo acomodaticio de Fox nos robó hasta esa nostalgia; la sonrisa sospechosa de Calderón anoche y su pésimo sexenio nos confirmaron que han dado la espalda a la consolidación de una democracia que ellos mantuvieron anémica en estos 12 años, a propósito, se nota. ¿Cómo será un país gobernado por un presidente creado a cincel, bisturí y guión telenovelero por una televisora? ¿Cómo podremos abatir ese abismo hoy más visible, no sólo entre clases sociales y económicas, sino entre la educación crítica y participativa de un movimiento como #YoSoy132 y el de los ciudadanos alfabetizados por Televisa? ¿Qué pasará con una oposición que no es tal, representada por el PAN, a todas luces pactada con el PRI en esta elección? ¿Q

Sonidos

Cada día tiene su sonido, cernido hora por hora. Y antes, que estaba fuera de casa casi todo el día, esos sonidos me sorprendían cuando, por excepción, permanecía en ella. Las tijeras del jardinero, el agua sobre la vajilla del trajín de doña Ana, el vendedor de tortillas con una campana colgada de la bicicleta a mediodía, o la corneta del panadero al caer la tarde. Sin embargo, los sonidos eran escasos. En las ciudades desérticas, la gente no suele andar fácilmente por las calles, y el sol parece calcinar hasta los sonidos. Se escuchan los insectos suspendidos, algún perro por ahí, pero cuando el sol está en su parte más alta, el zumbido del silencio prevalece. Aquí he descubierto el viento crujiendo entre los encinos, el canto de pájaros que nunca había escuchado ni visto. Y la lluvia y la lluvia y la lluvia: la noche entera sobre el techo, la mañana entera en las baldosas, la tarde entera a través de los ventanales. Pero los jueves es un día especialmente ruidoso. Cerca s

Todavía podemos evitarlo

Estas imágenes dan esperanza de que todavía podemos evitar el oprobio y la vergüenza de tener un presidente como Peña Nieto. No merecemos tal ruindad. No la merecemos.

Sebald y el lenguaje

Estoy leyendo a W.G. Sebald. La primera vez que compré un libro de él fue en un viaje corto que hicimos los miembros del taller literario que tuvimos del 2004 al 2006, más o menos. Era un viaje exclusivo para comprar libros. Él me había hablado de Sebald. Y ahí estaba el lomo, Los anillos de Saturno , con su nombre, solitario en un hermoso librero de madera, en una sala penumbrosa con sillones robustos y mullidos. Le consulté por mensaje de texto; me lo recomendó: era su favorito. Con el tiempo me he hecho de dos libros más. Ahora leo Los emigrados y estoy fascinada. Austerlitz me espera brillante y paciente a un lado de la cama. La novela en la que trabajo tiene la dificultad de que el lenguaje pareciera no ser protagonista. Me lo he dicho varias veces: es el timing . Pero sin lenguaje no puedo. Para mí escribir no vale la pena si no hay un trabajo de lenguaje. No me conformo con contar una historia entretenida y hacerlo bien. Tengo que bordar, elaborar, jugar. ¿Pero cómo

Verano

Ya regresó ese tiempo que me dice: No eres de aquí. La luz mate y húmeda. El sonido de la lluvia sobre los árboles, la piedra, los techos. El olor a mojado pero sobre baldosas, hierba, frondas. Y entonces mis sentidos salen en alerta y mi mente se recoge en su cueva, donde concentra esas sensaciones, las ideas, las palabras. Es el mejor tiempo para crear.

Hoy, el debate ciudadano #YoSoy132

Enlace en la portada de la revista Proceso . O en TV UNAM a las 8:00 p.m. (hora D.F.).

Valor

"La medida verdadera del valor que poseemos es ésta: el crecimiento que los demás experimentan merced a la fuerza de nuestro amor", escribe Jünger en uno de sus tantos diarios.

Rompimientos

Ya me había pasado con A ras de vuelo . De repente tengo la necesidad de salirme del cuerpo del texto, abrir otro documento, escribir en la nada, como sobre una cuerda floja. Intentarlo, por lo menos. Y ese intento me ha llevado, en aquella y esta ocasión, a algo: un cambio de lenguaje, que a la vez es el hallazgo del lenguaje; un cambio en el personaje, que a la vez es su hallazgo . El personaje narrador es una periodista que desempeña su oficio con profesionalismo, disciplina, pero sin compromiso personal, sin apuesta vital. No se involucra, se protege constantemente. En algún momento tiene que dar un paso. Salir de su esfera individual para entretejerse en la colectiva. Ese fue el momento: abrí otro documento (sin título), escribí, el lenguaje fluyó junto con el rompimiento del personaje. Terminé. Esto es. Hasta entonces el documento tuvo título: lamarcha.docx. Todavía no se adhiere al cuerpo de la novela. Está ahí, transpirando todavía, resollando agitado, con el temblor de l
Mi madre tenía dos actas de nacimiento. En una nacía en el 42 y en otra, en el 43. Aunque ella prefería el 43, me gusta pensar que este día hubiera cumplido 70 años. Me gusta pensar cómo lo hubiéramos festejado. Me gusta imaginar cómo arreglaría su cabello, cómo se vestiría a esta edad. Me gusta pensar que ella hubiera llegado a los 70, y a estos rumbos vitales, ónticos y geográficos en los que ando ahora.

Ay, Rabito

Si estuvieras aquí te hubiéramos hecho tu brownie de cumpleaños.  De veras, no te hubieras ido. Te extrañamos.

No. No estábamos dormidos.

Imagen de la cámara web en este momento en el Zócalo, viendo el debate. Se me eriza la piel.

La realidad

Lo que está pasando deja a mi novela como una revisión naive  de las tácticas del poder. Si quieren leer (y con pruebas) sobre los amarres entre Peña Nieto y Televisa, pueden hacerlo aquí en español o en inglés .

3 años, 40 años

Esta foto le dio la vuelta al mundo. La vuelta a 40 años de historia. Una niña en llamas, huyendo del fuego y de la guerra . Una sola niña en llamas. Y es una de las imágenes más recordadas. Más conmovedoras y terribles al revelar la capacidad que tenemos los adultos de generar horror y tragedia. Por estos días se cumple su aniversario. Y si pensamos en más de cien niños, corriendo en llamas, intentando huir del fuego. Si pensamos en cuarenta y nueve  niños que no lo lograron y murieron calcinados. No hay fotos. No hay una historia de 40 años, sino de apenas de 3 años. No hay justicia; sino algunos funcionarios paseándose en tiempos electorales para salir en la foto (otra foto); los dueños de la guardería pavoneándose todavía en restaurantes y bares de la misma ciudad donde murieron esos niños, exhibiendo su gran vida; y las estúpidas esposas, presta nombres de sus maridos proveedores y ejemplares, llevando a piñatas y festivales escolares a sus propios hijos, ellas que sí l

Compañeras de faenas

Esta es la mamá que les tocó: una multitasking, que trabaja, que escribe, que piensa. Mariana así creció conmigo, silenciosa pero laboriosa a un lado de mi escritorio. Y así va Cecilia, curiosa siempre por mi MacBook, sin escritorio, sino con un tapete que nos hace volar a las dos. Y yo siento que trabajo más feliz, creativa, entretenida, eficiente. Porque las he observado descubrir el mundo, poco a poco; descubrir a su mama junto a ellas. Ahora que trabajo a distancia, la compañía laboral de Cecilia me da mis dosis de alegrías, intercambio e imaginación: así vamos en el tapete frente al ventanal, ella con sus juguetes, yo con mis palabras.

Algo está pasando

Él regresa a casa y me muestra las noticias, los trending topics , la estela de la censura encontrada en notas suprimidas o en la cancelación de la opción para comentarios de las noticias, los vestigios de las mañas en las notas, los juegos del lenguaje para seguir protegiendo el cinismo, la sorna con la que nos quieren gobernar los medios a través de la cresta engominada. Y yo escucho con esa barrera para que las cosas no me duelan tanto, para no vaciar por completo la esperanza en nadie pero sí en que la vida irá bien, yo lo escucho en lugar de perseguir las noticias por mí misma, hilarlas, cribarlas. Lo hago para protegerme. Entonces me doy cuenta que justo el personaje de la novela que escribo eso hace: se protege. Y también es un "él" quien llega con los periódicos, las palabras.  Me doy cuenta que ese poder ominoso del que hablo en la novela y que corresponde a los años noventa está aquí, a la vuelta del primero de julio, a la vuelta del voto, a la vuelta d

Sergio

Esta mañana me ha avisado mi amigo Javo que murió Sergio Valenzuela , el Teco. Tengo pocos amigos escritores. Sergio era uno de ellos. Y no por ser escritor. Lo conocí a través de su hermano Arturo, "el papi", un patriarca dulce que me hablaba con mucha ternura del Teco. Mi amistad con Sergio no fue de esas asiduas. Alguna vez tuve su teléfono, nunca supe dónde vivía, muy a la larga nos tomábamos un café, alguna vez intercambiamos cartas postales. Pero yo le decía Teco y él "mi niña". Fue una amistad de cariño profundo. Mientras viví en España, el querido "Teco" me pidió una tarea muy personal y que parecía imposible. Pero valía la pena. Si lo lograba, iba a ser algo grandioso para él. Supongo que fue tan complicada esta pesquisa, que no recuerdo cómo la resolví. Pero lo hice. Mi amigo Teco se emocionó hasta las lágrimas, y creo que a partir de entonces tuvimos un lazo especial. Ese que no necesitaba de visitas mutuas ni llamadas ni encuentros. La ú

Se acabó

Con Carlos Fuentes se acaba esa camada de escritores que opinaban de todo y que incidían en la opinión pública con sus posturas. Quizá hoy, más que opiniones, necesitamos acciones. Ese tipo de intelectual como Javier Sicilia, que se arremanga, se ata las sandalias y se echa a andar. México ya es otra cosa. Líderes pequeños, gente con miedo, y los valientes que salen a gritar en el desierto se quedan solos.

Ni modo

Sucede que cuando leo a los norteamericanos o a los europeos, me muero por ir a uno de los nuestros. Reinaldo Arenas, ya lo dije, es infalible. Pero sólo aguanto una dosis. Después de eso huyo nuevamente a esa prosa sólida, ordenada, ese lenguaje como ramilletes de moléculas inextricables que tienen los europeos. Pienso que con esta novela en la que trabajo, el lenguaje no puede expandirse mucho, ni derivarse en largas vainas o robustos racimos. Tiene que ser preciso, sólido, fluido. Temo, como siempre, el lenguaje. Temo, como siempre, estar contando una historia que no dice nada. Pero Sebald me salva. Qué manera de parecer que no se dice nada, o que se dice cualquier cosa de cualquier persona. Y qué forma de hacerlo, qué forma de derivar el lenguaje como fuertes puentes sin argamasa. O quizá Sebald me condena: ¿cómo demonios lo logra?

Esta editorial

La que admiro desde antes de pertenecer a ella, donde están grandes autores míos (Ernst Jünger, José Ángel Valente), acaba de anunciar su acuerdo de asociación con Planeta . Y el orgullo, más que la oportunidad de tal acuerdo, es que siga prevaleciendo en él ese amor minucioso y apasionado por la literatura que Tusquets siempre ha mostrado.

Esta novela

¿Ficción o realidad? Cada vez me parece más ociosa esta pregunta. La memoria pocas veces puede discernir entre el sucedo y la reinvención por el tamiz de las emociones, el tiempo, la búsqueda de sentido. Y la escritura contamina ambos linderos irremediablemente. Hago una novela sobre intriga política en los 90. ¿Durante el sexenio de quién? ¿Campomanes es quien creemos? ¿Por qué el apellido de Campomanes es terreno de la ficción y por qué no se modifica el apellido de Colosio, por ejemplo? Porque así como los linderos se contaminan y la memoria no discierne, tampoco en esta narración. Y porque tampoco importa. Esta novela trata de los métodos priístas para el control, el chantaje, el espionaje. Esta novela habla sobre los últimos estertores de la guerra sucia. Aquella, que ahora hay otras y muchas, lo sabemos. Esta novela trata de cómo murió un PRI para renacer otro. De cómo se agotó una forma de espionaje para pasar a otra utilizando las nuevas tecnologías. De cómo las nuevas tecn

Monstruos

Pobre libro. Cada tanto tiempo le ponen un monstruo enfrente: la radio, el cine, la tele, la internet, los libros electrónicos. Y él tan vivito y hojeando. Los libreros sí reconocen que las ventas caen (20% en los últimos dos años), que las librerías cierran (las cadenas grandes aplastan los esfuerzos pequeños, y las librerías heredadas ya no encuentran ojos cariñosos en los herederos); pero el libro electrónico es sólo un fantasma: un temor sin rostro pavoroso,  inasible. Vamos, que de monstruo no tiene ni la cara. Y para demostrar que ese miedo no tiene carnita, a Amazon ahora le está dando por publicar libros en papel. Las ventas de los libros electrónicos no toman la velocidad que se esperaba, ni siquiera la parsimoniosa de los impresos. Así que en este Día Internacional del Libro tomo mi volumen en turno, lo abrazo, le canto las mañanitas, acaricio sus páginas, le regalo un poco de más tiempo de lectura. Y celebro: estos monstruos son tan endebles y artificiales como si se h

Naturalezas

Soy mujer del desierto. Ahí me enseñaron que el hombre somete a la naturaleza: hace florecer la tierra yerma, finca su hogar donde ni la hierba clava la raíz, se enfrenta al calor insoportable. La naturaleza en el desierto esa impresión da: animales sigilosos, flora discreta, ausencia, sometimiento, complicidad. Y ahora esa mujer del desierto tiene que reaprender. No es el hombre quien somete a la naturaleza. Aquí está el temblor de la tierra, sacudiéndonos con una furia controlada -todavía-, pero advirtiendo -todavía- que no siempre será así, alguna vez vendrá a derribar lo que pueda a su paso. Y he aprendido que vivo sobre roca volcánica, y eso me salva. Pero hoy el cielo se oscureció, detrás de esa cortina plomiza empezó el estruendo -los truenos, los relámpagos- y la alerta pasó del 2 al 3, y anunciaron actividad en el popo. Y recordé el volcán, su entraña de fuego líquido. Y pensé en las olas de lava que en un momento arrasaron todo, sobre las que hoy vivo y que asoman en los cim

Balance

Los días santos me trajeron: -descanso -bronquitis -avances en la novela (vuelve a estar leíble, ya no destripada) -lectura de W.G. Sebald ( Los emigrados ) -mimos -mimos -y más mimos

Trigo y Paz

Cecilia tiene un abuelo que mide el tiempo entre la Feria del Libro de Frankfurt y la de Guadalajara. Cecilia tiene otro abuelo que divide el tiempo entre la temporada de trigo y la de sorgo. Un abuelo está por levantar la cosecha de trigo y me encantaría tenerlo cerca para recibir de él un ramo de espigas de trigo. El otro abuelo sí está cerca, y nos ha regalado la obra poética completa de Octavio Paz.

Lluvia

Antes tenía una sensación cuando llovía: afuera estaba el riesgo, la intemperie, la frialdad, el desamparo, el riesgo; y bajo el techo de mi casa tenía la seguridad, la tibieza, la compañía. Me gustaba que lloviera y ver por el enorme ventanal de casa y sentirme así, entre la vulnerabilidad propia y solitaria y la fortaleza de mi entorno. De repente esto cambió. Tuve una experiencia algo traumática durante una lluvia muy intensa, y me di cuenta que aún dentro de casa podía estar en riesgo, podía ser vulnerable, podía estar insegura y amenazada. Cuando me mudé a esta ciudad, en la que tan frecuentemente llueve, esa sensación de vulnerabilidad persistía. La lluvia me despertaba de noche con miedo a volver a vivir el riesgo, la inseguridad, la amenaza. Ayer estuvo lloviendo con cierta consistencia e intensidad. Tomé a mi bebé en los brazos, nos asomamos por la ventana. Y ahí estuvimos, ante esa luz mate, que saca la belleza discreta de los colores; viendo las copas de los árboles empapado

Materia y forma

El puente pasado me propuse trabajar intensamente en la novela. Y disfrutar -también intensamente- a mi familia. El puente me encontró con parte de la novela destripada, metiendo la mano para buscar "forma", para reflexionar sobre la forma. Un puente que parecía no llevarme a ninguna parte. Un puente insalvable. Tomamos carreola, coche, niñas y nos fuimos al Museo Franz Mayer. Ahí encontré la luz de esta frase: "El bien de la materia es la forma. Si la materia siente, ama la forma". Plotino, Enéadas VI-7, 25 Una historia que requiere agilidad, fluidez, y sólo complejidad en la trama de sus personajes y acontecimientos, deberá ser contada así, con una materia que siente: personajes vívidos y complejos, acontecimientos significativos y desafiantes, relaciones ambiguas y oscuras. Si lo logro, la forma será amada. La forma estará presente en ello.

Salamanca

Luis Alberto fue mi amigo inseparable mientras estudiábamos en la Universidad Pontificia de Salamanca. Esta amistad estaba aderezada por varios ingredientes excepcionales: dos sonorenses estudiando en España y ambos inscritos en la carrera de Teología. Estos hechos no podían más que unirnos en una amistad solidaria de sobrevivencia y complicidad. Gracias a Luis Alberto tuve fotocopias de apuntes perfectamente tomados: a detalle, con buena letra, con orden. Gracias a Luis Alberto las clases de latín se convirtieron en el momento más divertido del día. Bueno, también debo darles crédito a nuestros amigos zamoranos, un trío de seminaristas con quienes hicimos una amistad profunda, fraterna y muy divertida. ¿Pero a dónde voy? Han pasado muchos años, una docena quizá. Sé que mis amigos se ordenaron. A Luis lo he visto uno que otro verano en Hermosillo. Nos escribimos ocasionalmente. Yo le envío fotos de mis hijas, él me envía sus homilías. El domingo he recibido un correo de él: "¿Recu

La gracia también se lee con gracia

Dos autores que me interesan: Gustavo Martín Garzo y Flannery O'Connor (¡oh, ella!). Y un tema que me ahonda: la gracia. Tan disfrutable esa lectura una tarde de viernes, en que no tengo cerebro para trabajar, pero sí para divagar y explorar, mientras escucho una lista de reproducción que mi hija Mariana me compartió.

Hay algo que odio

Y es la inercia del lenguaje. Que se genere con esa indolencia que nada sacude ni dice ni cuestiona ni goza. Y cuando ese miedo me empieza a carcomer, me gusta ir a Reinaldo Arenas, me gusta ese lenguaje que fluye con vida propia, como autogenerado, pero que no es inercial ni inerte, sino poderoso, lúdico. Leo El portero (Tusquets), porque además de que es Reinaldo Arenas, me interesa cómo transita de uno a otro personaje con permanencia y significancia, a pesar de su fugacidad.

Pues...

he llegado a ese punto donde es necesario imprimir lo que llevo de novela. Muchos arbolitos. Para ser exactos: quince años de un árbol para producir media caja de papel. Ni modo. Me siento con una baraja en la mano, sin poder ver todas las cartas ni poder manipularlas, ni meter esta aquí y mover aquella allá; me siento ya sin claridad sobre la dosificación de personajes, de intrigas, de anzuelos. Necesito el objeto: el montón de hojas en mis manos. Y leerlas en papel y rayar por todas partes lo que veo y no veo, lo que quiero y no quiero. Ni modo: los 15 años de un arbolito.

Cupcakes

Lo malo de tener una mamá que escribe y no hornea. Lo bueno de tener una hija que hornea... y escribe y pinta y toca el piano y... Lo bueno de tener una hija así.

Llega marzo y en marzo nos vemos

... por lo menos en foto.

Otro 28 de febrero

Fue un 28 de febrero. Él y yo iniciamos un camino que nos tiene aquí y ante un horizonte creciente. Un 28 de febrero, como la fecha en que mi hermano tuvo el accidente y la muerte. Y ese mismo 28 de febrero del inicio, me llamó mi padre, y entonces la fecha tuvo un nuevo sentido, y fue una sonrisa colocada sobre otra: ese día también era el aniversario de mis padres, el día que iniciaron algo que los llevó a horizontes crecientes.

Cecilia

Ya tiene nombre en este y otro mundo, a palabra, fuego, agua y aceite.

Mi estudio

Después de meses de trabajar arrebujada en la tibieza de la calefacción en mi habitación, hoy volví a trabajar en mi estudio. Me gusta esa sensación de que los árboles del jardín se vayan revelando conforme se hace la luz, así como las palabras en la pantalla en blanco.

Necesito días de 36 horas

¿Alguien sabe cómo bajar una expansión de este tipo?

Foco rojo

Un foco rojo se me encendió ayer sobre mi novela. Siempre he basado el ritmo de la narración en el desarrollo de los personajes. Es su cronología y proceso lo que marca el timing . La necesidad de acelerar ese ritmo y por la naturaleza de la historia misma, tengo que recargar la acción en los acontecimientos externos de mis personajes. Ahora son estos hechos los que llevan la velocidad. Pero temo por mis personajes. Ya lo había escrito en esta bitácora sobre mi anterior novela: el peligro de los personajes. Y ahora me viene esta entrada a la memoria. Tengo miedo de que los acontecimientos arropen a mis personajes de tal manera que no sean tan visibles. Y son los personajes los que llevan al lector de la mano por sus historias, son los personajes la puerta de entrada al mundo interior del libro. Si el lector quiere acompañar a los personajes, seguirá leyendo, si no hay suficiente seducción, el lector se queda en el umbral y cierra la puerta ante sí para no volverla a abrir. Pero además

Los 10 libros que cambiaron mi vida

Javier Munguía, editor de Letrarte, está realizando esta encuesta: ¿Cuáles son los 10 libros que cambiaron tu vida? Aquí está la lista , pero aprovecho mi blog para explicar de qué manera esos libros cambiaron mi vida: Demian me abrió otro mundo, el oscuro, el cruel, pero también el trascendente; una trascendencia que no tenía que ver con Dios, no el que me enseñaron en la escuela. Es el libro que movió todos mis esquemas. Así hablaba Zaratustra , llegué a él gracias a Demian y a la necesidad de leer sobre el nihilismo. Es un libro que me atemorizó con su "Dios ha muerto", pero que me abrió la puerta a una exploración personal del que todavía tengo mis herencias. La noche de Tlatelolco fue un regalo de mi madre, me lo regaló como un libro prohibido, que no debía sacar de casa ni enseñar a nadie. "Las paredes escuchan", me dijo. Los pasos de los jóvenes protestando en las calles en el 68 me provocaron pesadillas e insomnio por noches enteras. Fue el libro por el q

Crucemos dedos

Proyecto en puerta.

Escribo

De madrugada. La luz apagada. Sólo la pantalla encendida. Una taza de café sin cafeína. Los personajes apareciendo frente mí y, poco a poco, la luz del día nimbando el velo del moisés.

"A ras de vuelo", uno de los 10 libros del 2011

Según Milenio .

Para variar

El cambio de paradigma que me dio el 2011, por supuesto que tocó mi escritura. Para mis novelas siempre trabajo con una escaleta intrincada: todo, cada acontecimiento, está registrado en una línea de tiempo, dentro del perfil de cada personaje y de su desarrollo vital. Pero esta novela en la que trabajo debe contar con algo: lo que mi editora llama el "timing narrativo". El ritmo de la narración, la tensión, la dosificación correcta y ágil de los acontecimientos. Es por ello que he elaborado una línea de tiempo sin tanto detalle en su cruce con personajes y acontecimientos personales de ellos. Durante la narración debo guiarme más bien por el olfato, la intuición, la percepción de ese ritmo; debo dejarme guiar. No ser tan acuciosa con los tiempos reales, sino con el tiempo interno de la historia, el tiempo que requiera cada personaje. A veces me siento a ciegas. A veces me siento volando sin arneses. Escribir así lleva temores, pero también sus placeres.