(Publicada originalmente como podcast de la Cátedra Gloria Contreras de la UNAM en https://open.spotify.com/episode/5dl3cHx56JLW38uETPNvLK?si=NLZOs8GsRW6NTj5Tmj3cPQ) Mamá: La danza me ha salvado en distintos momentos de mi vida. Te parecerá extraño, yo que no bailo, yo que he vivido tan disociada de mi cuerpo. Y ya desde que yo era niña te dabas cuenta. Cuando decidí hacer un alto en el camino, y dejar de lado un oficio con el que me había encontrado en la vida, hasta que acabó devorándola por entero, te dije en mi mente: Tú que eres sabia, ayúdame a encontrar el mejor camino para mí. Y me trajiste a la danza. Porque tú me conoces y sabes. Cuando me fui adolescente de casa, un poco bajo tu llanto, otro poco bajo tu complicidad y anuencia, dije que me iba por las palabras, mi voz escrita. Y sí: encontré tantos libros, mi voz se derramó como tentáculos que querían aprehender todo lo nuevo que vivía. Pero también hubo mucha soledad, oscuridad, aridez, confusión, miedo. Un ai
Lo que ando incubando