Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de junio, 2012

Sonidos

Cada día tiene su sonido, cernido hora por hora. Y antes, que estaba fuera de casa casi todo el día, esos sonidos me sorprendían cuando, por excepción, permanecía en ella. Las tijeras del jardinero, el agua sobre la vajilla del trajín de doña Ana, el vendedor de tortillas con una campana colgada de la bicicleta a mediodía, o la corneta del panadero al caer la tarde. Sin embargo, los sonidos eran escasos. En las ciudades desérticas, la gente no suele andar fácilmente por las calles, y el sol parece calcinar hasta los sonidos. Se escuchan los insectos suspendidos, algún perro por ahí, pero cuando el sol está en su parte más alta, el zumbido del silencio prevalece. Aquí he descubierto el viento crujiendo entre los encinos, el canto de pájaros que nunca había escuchado ni visto. Y la lluvia y la lluvia y la lluvia: la noche entera sobre el techo, la mañana entera en las baldosas, la tarde entera a través de los ventanales. Pero los jueves es un día especialmente ruidoso. Cerca s

Todavía podemos evitarlo

Estas imágenes dan esperanza de que todavía podemos evitar el oprobio y la vergüenza de tener un presidente como Peña Nieto. No merecemos tal ruindad. No la merecemos.

Sebald y el lenguaje

Estoy leyendo a W.G. Sebald. La primera vez que compré un libro de él fue en un viaje corto que hicimos los miembros del taller literario que tuvimos del 2004 al 2006, más o menos. Era un viaje exclusivo para comprar libros. Él me había hablado de Sebald. Y ahí estaba el lomo, Los anillos de Saturno , con su nombre, solitario en un hermoso librero de madera, en una sala penumbrosa con sillones robustos y mullidos. Le consulté por mensaje de texto; me lo recomendó: era su favorito. Con el tiempo me he hecho de dos libros más. Ahora leo Los emigrados y estoy fascinada. Austerlitz me espera brillante y paciente a un lado de la cama. La novela en la que trabajo tiene la dificultad de que el lenguaje pareciera no ser protagonista. Me lo he dicho varias veces: es el timing . Pero sin lenguaje no puedo. Para mí escribir no vale la pena si no hay un trabajo de lenguaje. No me conformo con contar una historia entretenida y hacerlo bien. Tengo que bordar, elaborar, jugar. ¿Pero cómo

Verano

Ya regresó ese tiempo que me dice: No eres de aquí. La luz mate y húmeda. El sonido de la lluvia sobre los árboles, la piedra, los techos. El olor a mojado pero sobre baldosas, hierba, frondas. Y entonces mis sentidos salen en alerta y mi mente se recoge en su cueva, donde concentra esas sensaciones, las ideas, las palabras. Es el mejor tiempo para crear.

Hoy, el debate ciudadano #YoSoy132

Enlace en la portada de la revista Proceso . O en TV UNAM a las 8:00 p.m. (hora D.F.).

Valor

"La medida verdadera del valor que poseemos es ésta: el crecimiento que los demás experimentan merced a la fuerza de nuestro amor", escribe Jünger en uno de sus tantos diarios.

Rompimientos

Ya me había pasado con A ras de vuelo . De repente tengo la necesidad de salirme del cuerpo del texto, abrir otro documento, escribir en la nada, como sobre una cuerda floja. Intentarlo, por lo menos. Y ese intento me ha llevado, en aquella y esta ocasión, a algo: un cambio de lenguaje, que a la vez es el hallazgo del lenguaje; un cambio en el personaje, que a la vez es su hallazgo . El personaje narrador es una periodista que desempeña su oficio con profesionalismo, disciplina, pero sin compromiso personal, sin apuesta vital. No se involucra, se protege constantemente. En algún momento tiene que dar un paso. Salir de su esfera individual para entretejerse en la colectiva. Ese fue el momento: abrí otro documento (sin título), escribí, el lenguaje fluyó junto con el rompimiento del personaje. Terminé. Esto es. Hasta entonces el documento tuvo título: lamarcha.docx. Todavía no se adhiere al cuerpo de la novela. Está ahí, transpirando todavía, resollando agitado, con el temblor de l
Mi madre tenía dos actas de nacimiento. En una nacía en el 42 y en otra, en el 43. Aunque ella prefería el 43, me gusta pensar que este día hubiera cumplido 70 años. Me gusta pensar cómo lo hubiéramos festejado. Me gusta imaginar cómo arreglaría su cabello, cómo se vestiría a esta edad. Me gusta pensar que ella hubiera llegado a los 70, y a estos rumbos vitales, ónticos y geográficos en los que ando ahora.

Ay, Rabito

Si estuvieras aquí te hubiéramos hecho tu brownie de cumpleaños.  De veras, no te hubieras ido. Te extrañamos.

No. No estábamos dormidos.

Imagen de la cámara web en este momento en el Zócalo, viendo el debate. Se me eriza la piel.

La realidad

Lo que está pasando deja a mi novela como una revisión naive  de las tácticas del poder. Si quieren leer (y con pruebas) sobre los amarres entre Peña Nieto y Televisa, pueden hacerlo aquí en español o en inglés .

3 años, 40 años

Esta foto le dio la vuelta al mundo. La vuelta a 40 años de historia. Una niña en llamas, huyendo del fuego y de la guerra . Una sola niña en llamas. Y es una de las imágenes más recordadas. Más conmovedoras y terribles al revelar la capacidad que tenemos los adultos de generar horror y tragedia. Por estos días se cumple su aniversario. Y si pensamos en más de cien niños, corriendo en llamas, intentando huir del fuego. Si pensamos en cuarenta y nueve  niños que no lo lograron y murieron calcinados. No hay fotos. No hay una historia de 40 años, sino de apenas de 3 años. No hay justicia; sino algunos funcionarios paseándose en tiempos electorales para salir en la foto (otra foto); los dueños de la guardería pavoneándose todavía en restaurantes y bares de la misma ciudad donde murieron esos niños, exhibiendo su gran vida; y las estúpidas esposas, presta nombres de sus maridos proveedores y ejemplares, llevando a piñatas y festivales escolares a sus propios hijos, ellas que sí l