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Mostrando las entradas de 2010

2011: 40

Ser justa, es lo que me propuse en el 2010. Y el resultado ha sido positivo y de mucho crecimiento. Dejé las complacencias (a mí, a otros), fui justa y me vi tal cual, fui justa y vi a los demás tal cual. Hubo más silencios. La justicia también es una cuestión de callar, de guardar. La justicia es también dejar de dar donde las manos se cierran. Así, el camino hoy está desbrozado: el 2011 será un año de disciplina, de diligencia, de trabajar contra las negligencias. El año de no cargar con aquello que no está y no existe. El año de caminar ligera, concentrada, rigurosa y regocijada. Concentración en la alegría, en la simplicidad, en las minucias, en lo esencial. Y concentración en los proyectos vitales. El 2011 vendrá con mis 40 años, ese número que significa mundo, prueba. Vendrá con una gran noticia que será visible y tangible en marzo. Y con un nuevo proyecto, o con el proyecto de una nueva vida. A todos, gracias por pasar por este sitio que se volvió necesariamente silencioso.

Felices Fiestas

Un libro

Hoy presento junto a Elsa Cornejo el libro Semilla de luz de Juan Pablo Morales y Carmen Leticia Espriella. 6:30 pm, en el Está Cabral. (Por cierto, tengo muchas ganas de ir al Está Cabral).

Salir de la oscuridad

Estoy leyendo un libro sobre Samurais. Ahí encontré uno de los mitos fundacionales de Japón. Caí en cuenta que lo que hace que la diosa del sol y de los cielos salga de la cueva donde se ocultó por el miedo al hermano que lo destruía todo, fue una danza obscena que se desarrollaba fuera de la cueva. Ante la curiosidad salió y fue entonces cuando la apresaron para que no se ocultara más y la realidad no permaneciera en tinieblas. Quizá dos de las experiencias humanas que nos son más fuertes y difíciles de explicar son lo sagrado y lo sexual (y por cierto, hay vasos comunicantes muy fuertes ahí, entre ambas experiencias). Es por eso que al escribir siempre vamos tras esas obsesiones. porque son las más lejanas al lenguaje y precisamente las queremos asir, descifrar, decodificar. Así fue que crucé el puente: esa salida de la cueva oscura ante la curiosidad de aquello que nos es misterio.

Lo que me trajo Javier Sicilia

El jueves me reencontré con Javier Sicilia, uno de mis poetas más admirados y cercanos, después de 17 años de no verlo. Un amigo entrañable. Fui a verlo, a escucharlo, a ponernos al tanto, y a entregarle Llama, que en una de sus partes está dedicada a él. Fui el día en que resolví un problema grande e importante. El día en que empecé a respirar de nuevo, después de unos días enferma. Fui, y se resolvió esa paradoja de sentir que al querer aprehender la realidad mediante la palabra se escapaba. Mis Caligrafías volvieron. Y esta mañana me hicieron despertar con un puente entre la primera parte y la segunda. Y lo crucé.

Otro adiós: Helga

El primer trabajo remunerado que tuve fue en la Asociación Sonorense de Artistas Plásticos (ASAP). Editaba un par de revistas (una para pintores y otra para fotógrafos, antes de la era digital, que no hace necesaria esta división) y me encargaba de las relaciones públicas de los agremiados. Ahí traté a Helga Krebbs. Y me prendó: ese aire taciturno de los artistas entonces no iba con ella; era una mujer alegre, vivaz, desenfadada, aguda. Helga y yo nos cruzábamos en los eventos, afuera de su casa (por donde pasaba yo todos los días); y seguimos en contacto por mucho tiempo, porque seguí editando revistas y ella era infaltable. Y aunque nos haga mucha falta, seguirá siendo infaltable. Helga Krebs nos trajo a Sonora una mirada no regional, no ligada a la tierra ni a la cultura. Nos trajo una visión universal, atemporal, onírica. Una voz propia, irónica. Y la amistad generosa, siempre puertas abiertas.

Esto es así

Uno intenta escribir poesía y la vida cotidiana está alrededor, a veces como un cojín mullido entibiando el día a día; a veces como las espinas de la amenaza, del miedo, del sobre esfuerzo. Uno lee a Raúl Zurita y ve ese miedo traspasado con la espada de las palabras. Uno ve 49 niños de una guardería que mueren calcinados; ciudades enteras que son sacudidas por una madre tierra furiosa, impaciente, irritada; esquinas y calles y carreteras que son tomadas por tanquetas, por policías de negro y pasamontañas; las salas y las habitaciones que son invadidas por cabezas cercenadas, por mensajes presidenciales, por narcomantas, por la desconfianza, por el hartazgo, por el encono, por el cinismo, por ojos cerrados (sí, mejor cerrados), por la mano suave y tibia de la hija, por su risa, por su agudeza, por su The big bang theory . El big bang. Y uno intenta escribir poesía. No de todo eso. Y uno deja el miedo allá afuera (y aquí adentro), en lugar de traspasarlo. Y uno escribe. De otra cosa. D

15 años

Ella hace que decir "quinceañera" no suene a cursi ni insulso. Con esa mirada aguda, intensa, brillante ha llegado a ser una quinceañera más allá de esa edad. Una jovencita sensata, risueña, reflexiva, que prefiere un piano a una fiesta. Ella sabe que existir es una fiesta.

Mariana lee

Hasta de noche y en carretera. Es la mejor hija de casi 15 años que pude imaginar.

Hoy fui a misa

Porque es 15 de octubre. Y era de madrugada cuando ella se fue. De la mano de Santa Teresa por el flanco derecho, de la mano de Santa Edith Stein por el flanco izquierdo. Con sus hijos y su marido rodeándola. Y cada 15 de octubre solíamos encontrarnos todos en misa, para recordar ese desencuentro que es la muerte de alguien querido. Y que en realidad es el encuentro con la vida propia y la que compartimos a pesar de esa ausencia vital. Hacía años que no pasaba. Voltear al lado y encontrar a un hermano. Voltear a la banca de atrás y ver a otro. Sumando sobrinos. Esos que sí lograron conocerla, y correr alborotados a su alrededor cuando la silla de ruedas fue necesaria. Fugazmente. Y aunque evito escribir aquello que no se liga de alguna manera a mi proceso de escritura, la muerte de mi madre y también la de mi hermano están enraizadas en mi mano, en mi escritura. Es parte de esa red de venas que se me abultan sobre los tendones. Pero así como escribo, vivo. Y sí, eso pasó hoy: es 1

Llama en el DF

Poemas de la maternidad, la enfermedad, la muerte, la vida, el sosiego, la contemplación, los afanes, las labores, los signos de la naturaleza, la fecundidad. La vida fecunda. Eso pienso que es Llama (stand de la AEMI, en Libros del Umbral).

Lectores del Capomo tiempo después

Hace algún tiempo escribí aquí sobre La flor de capomo, una canción mayo. A partir de ese post, he seguido recibiendo comentarios. Todos con experiencias entrañables alrededor de esta canción y muchos de ellos se han convertido en lectores fieles, leales. De tal manera que mantenemos una comunidad más allá del nido de palabras: es la comunidad del capomo. Así Coyote y su familia nos invitaron a comer a mi novio y a mí durante nuestra estancia en Guadalajara por la FIL; así Fred se ha mantenido constante en este nido, y ha construido un diálogo a su vez con Coyote... Y así se ha ido tejiendo una red que me hace muy feliz por los recuerdos que yo tengo de esta canción, mi amor a ella, las características simbólicas de esta flor que sobrevive a crecidas e inundaciones. Y por convocar a lectores que de otra manera no hubiera tenido la fortuna de conocer. Hoy recibí otro comentario, anónimo, proveniente de Coahuila: otro (a) enamorado (a) de la Flor de Capomo.

Qué traen los días

Los primeros quince días de septiembre, con los quince últimos de agosto debería advertir las vacaciones de este blog. Vacaciones forzadas porque la mente, el tiempo, las yemas de los dedos no dan para otra cosa que trabajar y trabajar y trabajar en esa etapa crítica en el año laboral. Esos días no dan más que para dormir 3 horas. No dan más que para brincar del escritorio de la oficina al escritorio de casa. No dan más que para ver, a veces, un programa de adolescentes con mi adolescente, y reír con ella y desconectar el cerebro mientras lo pongo en recarga. Pero los últimos días de esa fase crítica me ha traído su compu frente a la mía, su sonrisa dulce, el humo de su cigarro a través de la ventana, sus charlas pausadas y quedas, su café negro y el mío latte así uno junto a otro, las ganas de leer, las ganas de escribir, las ganas de indagar, las ganas de compartir. De compartirlo todo.

Eso era: ductus

El ductus es un vaso que conecta la aorta a la arteria pulmonar ya fuera del corazón. Cuando el feto está dentro de la madre necesita hacer pasar la sangre hacia la placenta para obtener oxígeno. Esa es su función. El ductus, pues, debe estar abierto para que el feto pueda sobrevivir. Ese paso vital entre dos fuentes de vida, el corazón y la placenta, es el ductus. Pero en la caligrafía ductus es una reglas toral, pues tiene que ver con el número, orden y dirección de los trazos. Es la esencia de la escritura. Es por eso que ese flujo vital de sangre y oxígeno es a la vez ese flujo de tinta y sentido, un torrente que da vida a la caligrafía de una manera orgánica. A eso me refería cuando hablaba de una atrofia en mi escritura. Mi dificultad de escribir a mano. Hacerlo de otra manera no podía resultar en otra cosa que en la muerte de las palabras. El ductus debe seguir abierto .

Una maleta

Descubrí que mi vida puede caber muy bien en una maleta. Una libreta, un par de libros, un bolígrafo, ropa y mis vanidades más que suficientes. Descubrí que otra ventana, otra luz, otro clima, otro despertar me hacen escribir más. Poesía. Me descubrí ajena en mi cama, en mi habitación tan mía, al regreso. Descubrí que puedo volver y continuar. Descubrí el inicio de la segunda parte de mis caligrafías.

Llama en Guadalajara

Para encontrar Llama : buscarlo en la editorial Libros del Umbral.

Eugenio

Cuando abrió el portón del convento, sonriente, para que metiéramos el coche, recordé aquel otro portón: el de Sotomayor, apenas cruzando el portal del edificio donde vivía en Salamanca al finalizar los 90. Ese espacio silencioso, pulcro, cicatrizado por la historia. Era Eugenio, un dominico como los otros que fueron mis vecinos, maestros en San Esteban, predicadores profundos. Comimos los tres en el comedor. Era tanto el silencio que los cubiertos parecían flotar, el cristal, la cerámica, nuestras palabras y las risas. Tantas risas, ahí, flotando en otro transcurrir del tiempo, en otro inventario de sonidos. Luego a recorrer el convento una tarde calurosa afuera, soleada, pero adentro luminosa, fresca. Los antiguos archivos respirando vivos, a la mano; el trabajo investigador de los frailes perfectamente acomodado y clasificado en las mesas; pasillos de baldosas relucientes; los jardines mimados. Y subir al techo, y ver desde ahí la ciudad de Querétaro llena de cúpulas y campanarios,

Karla Montalvo

Este sábado vi a Karla. Escribe ensayo, novela, dramaturgia. Tiene el nombre de la mejor amiga de la escuela. Y sí: fue mi mejor amiga durante la beca del FONCA y después de ella. La vi en el lobby del hotel en Veracruz y dije: Ojalá ella me toque como compañera de cuarto. Vi su falta de pose, su transparencia en la mirada, sus modales correctos y sencillos, la sonrisa sin ironías ni incomodidades. Y sí, fue compañera de desvelos, confidencias, lecturas, bromas. Ante la ausencia de Ramírez Heredia, nos unimos más, quebrándonos la cabeza con nuestros proyectos, compartiendo lecturas. Y bromeando con ese sentido del humor tan bobo , como lo describe ella, que compartimos. Después de 5 años de trabajarlas, hemos terminado nuestras novelas. Han sido un mojón importante en nuestras vidas, en nuestros procesos literarios, en nuestros aprendizajes. Este sábado charlamos mucho, reímos. Y lo más bello: cargué un rato a su bello bebé Santiago, y al despedirnos, el manuscrito de su novela, que te

Blanco

Cuando miréis, contentaos con mirar. Si reflexionáis, os situaréis ya fuera del blanco. Tao-ou Llovizna. Las gotas apenas se filtran por los árboles de durazno. Escucho a Yo-Yo Ma y The Silk Road Ensemble con su Silk Road Journeys . Pienso en lo siguiente a trabajar en mis caligrafías . Repaso mis apuntes, mi proyecto. Miro por la ventana. Viajo con la música por la ruta de la seda. Miro, y quiero contententarme con mirar. Quiero situarme dentro del blanco. En el blanco. Y a partir de ahí, escribir como quien se contenta con mirar.

Frutos

Lo sabía: el cambio de aires, clima, vegetación me haría bien. Trabajo. Escribo. Leo. Charlo. Intercambio. Despierto con la ventana desnuda a tapias interminables, con los brazos del durazno ofreciéndome sus frutos aún verdes. Así mis poemas. Verdes. Inacabados. Reposando en su entraña el sol, el oxígeno y todo ese milagro que los hace dulces, rosados, blandos. Maduros. No sé si madurarán. Sé que ya son. Que de las ramas casi desprovistas de follaje y totalmente de flor, han brotado los frutos verdes, menudos, con su peluza dando noticia de vida. Ahí están. Él ya los ha leído, con mi sonrojo, con mi timidez ante quien admiro como editor. Ahora cae la lluvia, suave. Las ramas de los duraznos gotean. Y mis mangas están empapadas, como en Genji .

Modorra

He intentado de todo: escribir a mano, en una libreta, en otra, directamente a la pantalla, en mi mente. Y hay algo que no me permite fluir. Demasiada razón para lo que quiero. Demasiada apacibilidad para un estado de conciencia menos cómodo que requiere la poesía. Por ahora está funcionando esto: escribir en cuanto despierto y abro los ojos. Construir versos en la modorra, dejar que las palabras floten en la duermevela, que se crucen, se acomoden, que se doblen sobre ellas como una sábana al alba, como un pequeño trozo de papel plegándose en origami. Luego tomo la libreta, esa grande, cuadrada, impresa y encuadernada al estilo antiguo de Taller Dittoria, la tinta rojo oscuro. Y escribo.

La espera de Ofelia

Hace algunos años (¿un par?) me encargaron hacer una radionovela para animar a adultos analfabetas a que aprendieran a leer y escribir, a que conocieran los programas de educación para adultos. Fue un trabajo bello, extenuante (un año de dormir 3 horas), de mucho aprendizaje, de gran ayuda de mi amiga Edith, pero finalmente quedó un producto padre, que me ennorgullece haya sido tan bien producido por el Instituto Mexicano de la Radio. En la radionovela participan actores como Roberto Sosa, Vannessa Bausche y Evangelina Sosa. Pues hoy me dan la noticia de que a partir del 5 de julio, se lanza "La espera de Ofelia". Por si alguien quiere seguir este culebrón, aquí los datos: XECAH, La popular 1350 de AM en Cacahoatán, Chiapas 20:30 - 21:00 XEMIT, Radio IMER en el 540 de AM en Comitán, Chiapas 21:30 - 22:00 XECHZ, Radio Lagarto en el 1560 de AM en Chiapa de Corzo, Chiapas 06:15 - 06:45 XELAC, Radio Azul, en el 1560 de AM, en Lázaro Cárdenas, MIchoacán 16:30 - 17:00 XEFQ, la F

Camino hacia lo sutil y el instante

La palabra sadō se traduce como "camino del té", y se refiere concretamente al estudio o doctina de la ceremonia del té en la cultura japonesa. Nuevamente "el camino" del que hablaba en otra ocasión. Cuando se habla de camino espiritual o el camino para dominar un arte como la caligrafía, es más entendible para nuestra mentalidad occidental. Pero quizá no sea del todo claro que un acto como servir el té, que no tiene más finalidad que eso mismo, precise de un camino, una disciplina, una doctrina, una especie de coreografía minuciosa y precisa. Años de práctica, esfuerzos de aprendizaje, para un momento efímero, cotidiano, sin mayor trascendencia que el momento. Y nuevamente aquí encuentro la clave : el valor de lo cotidiano y por ello trascendente, de lo efímero pero no fugaz, el peso del instante cuando se le dota de significancia. Hay ciertos elementos que deben caracterizar la ceremonía del té: debe realizarse de la manera más perfecta, encantadora y graciosa

Mi papá, antes que Monsiváis

La noticia de la muerte de Monsiváis se amortiguó con la visita de mi papá por el día de su festejo. Pero ahora que despedí a mi padre, también tengo alma para despedir a don Carlos Monsiváis. Sin pudor lo cuento siempre. Mi niñez en Guaymas no me dio para más que los programas de Octavio Paz en la noche y los domingos de televisión con "Para gente grande" que conducía Ricardo Rocha. En este programa de televisión, don Carlos era infaltable. Me atrapaban su cara de dolor ecuánime, su voz aflojerada y firme, sus mirada sobre la realidad más nimia o compleja. ¿Qué es eso que hace? ¿Cómo es que lo hace?, me preguntaba intrigada. Se me antojaba hacer eso, hablar de todo, hacer que pareciera sencillo pensar y, más todavía, expresar lo que se pensaba. En mi imaginario infantil y luego adolescente, Monsiváis era El Intelectual. Eso que estaba más allá del escritor. O más acá, más cercano. Con el tiempo, muchas figuras se me desmoronaron. Incluso muchas que no merecían desmoro

Saramago y una corbata que no tiene nada que ver

Hoy murió Saramago. Me avisó Javo en la madrugada, mediante un correo electrónico. Lo leí antes de ducharme. Y al salir de la ducha, tenía otro correo de él con esta frase saramaguiana: "Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa". Hoy discutí con Javo. La persona con la que más discuto. Discutimos por Saramago, por los prejuicios, por las diferencias y los desencuentros de siempre, los que persisten desde el día en que nos conocimos, en el que me extrañó su camisa blanca y corbata un sábado por la tarde, cuando no hay trabajo, cuando no es hora de bodas, cuando no es mormón. Esa corbata extraña , estorbosa y sin embargo simpática es lo que siempre caracterizará mi amistad con Javo, con todo lo que entraña: extrañeza, in

Mamá

Es la foto favorita de mi mamá. Antes de casarse. Cuando era una muchacha independiente que iba y venía al trabajo. Era alegre, fuerte. Atrás de ella, como escenografía, aparecen objetos que fueron importantes para ella a lo largo de su vida: libretas, bolígrafos, libros. Así quiero recordarla, hoy que hubiera cumplido 67 años.

Escritura orgánica

Creo que nunca había experimentado otro proyecto de manera tan orgánica como este de caligrafías . Y por orgánico me refiero a cómo mi mente, mi espíritu y mi cuerpo tienen que trabajar en él; la necesidad, por ejemplo, de trabajar en mi caligrafía (no de iconografía japonesa, vuelvo a aclarar), en el trazo para reaprender a escribir a mano. De esta manera involucro mi corporeidad e impulsos en la escritura. Al leer sobre caligrafía y zen veo que hay una búsqueda de los japoneses que es gradual. "El camino" hacia la escritura, "el camino" hacia el nirvana. La caligrafía es un camino, una disciplina, donde la progresión del signo sobre el papel tiene un sentido y un orden. Igual la espiritualidad: hay un transcurrir entre niveles para llegar a esa nada tan zen. Y veo que es igual entre la escritura y la espiritualidad. Porque si bien la disciplina, el rigor, la precisión es la que los lleva a ese punto, el destino final no es ese máximo esfuerzo coronado o llevad

Y aunque esté metida en un la poesía...

¿No se siente solo como narrador de historias en tiempos de metaliteratura y literatura del yo? R. Mis modelos literarios ya eran caducos cuando los leía; yo nunca estaré de moda, siempre estaré pasado de moda; pero confío aún en el lector que disfruta de una trama, de aquel dinosaurio de una narración larga que les afecta emocionalmente porque aman a los personajes. Entrevista a John Irving , en El País. Si quieres leerla completa, brinca acá . Siempre es interesante ver cómo se gestan y desarrollan las historias en la mente de un escritor.

1 año, 1 día

El día después. Es lo más difícil. Abrir los ojos y ver que la vida cambió para siempre. El pequeño, el hijo, ya no está en casa. O está en un hospital, luchando por existir con la piel calcinada. La conciencia de que las cosas son así, que no fue pesadilla, y que ya no volverán a ser igual que antes. Nunca. Y al año y un día pasa la reflexión. El recuerdo de ver la noticia enmedio de la vorágine del día. Saber lo cerca que están todas las historias. Porque tu compañero de trabajo llegó tarde a la oficina con la mirada devastada después de ver lo sucedido. Porque primos y amigos de los amigos de tu hija murieron ahí. Porque vecinos y sobrinos de tus amigos fueron cercados por el fuego ahí. Y al siguiente día del recuerdo y el silencio, tengo palabras para decirlo. Que lo grave del incendio en la guardería ABC es la tragedia honda de esos niños y esas familias. Y lo peor, lo indignante, es que en ese incendio están concentrados todos los errores de nuestro país. La débil y acomodatic

El desierto de quien escribe

Mi amiga Lourdes me lo pregunta: ¿Cuándo vienen a Chile Mariana y tú? Vive en una ermita en medio del desierto. Para mí ese desierto significa mucho: mi desierto, la soledad y el silencio, el desierto interno, la poesía de Zurita. Así que he traido a Raúl Zurita rondando en mi oreja. Y hoy que he releído algún poema de caligrafías , recuerdo estas palabras de él en alguna entrevista: "Tú no sabes bien qué vas a escribir, ni entiendes mucho lo que escribiste. Uno no sabe bien quién tomó la voz cuando estaba escribiendo. No es el que toma un bus ni toma un taxi, es otro el que habla, otra persona, otras personas toman tu cuerpo y voz. Y tú no sabes mucho, sabes muy poco. El poeta no es para nada dueño de las voces que puedan ocuparlo. A veces he creído que la Tierra tiene sueños, y los poetas no son sino pequeños intérpretes de los sueños de la Tierra".

Un buen gesto

Ya he comentado que en mi proyecto de poesía no me interesa emular las métricas de la poesía japonesa. Voy tras su estética. Voy tratando de descifrar cómo la refinación y sobre elaboración formal la logran mediante la simplificación estética. Así que no sólo leo poesía, sino historia, narrativa ( Genji , que es un largo retrato social) y ensayos. Me he hecho de una buena colección por mis esfuerzos y la complicidad de él, que tiene un ojo fino y certero para los libros. Así fue como en uno de mis viajes apareció en el buró, junto a un florero con tallos floreados de duraznos, esta Gestualidad japonesa del excepcional Michitaró Tada. El libro ha apasionado a tantos que me han visto con él comentando, leyendo, citando, que tiene una fila de segundos lectores. Es por eso que cuando lo extravié, mi hueco se reprodujo en el estómago de aquellos que esperaban su turno de lectura. Pero lo he encontrado en mi primer sitio de búsqueda y en el último, porque no era posible que estuviera en

Suerte

Leyendo Genji he advertido la profunda superstición de los japoneses de esa época. Aunque muchos dicen que persiste hasta hoy. Hace poco me enteré de los Omamoris , unos amuletos japoneses en forma de escapulario, que no están dedicados a una divinidad, sino a deseos. Ya tengo mi deseo para la novela y otro para estas caligrafías que tengo frente a mí. Y mis Omamoris para que les aseguren buen destino.

Aprender, aprehender, desprender

Pues no. No he podido desprenderme de la historia de pilotos. Le digo adiós. Y luego vuelvo a quitar esto o aquello. Tengo un manuscrito final con capas sobrepuestas de tinta: color marrón las correcciones primeras, color rojo las siguientes, color verde las últimas. Sí, las últimas. Ayer hice algo que, más que un trámite, fue un gesto ritual para despedirme de esta novela. Para poder concentrarme en mis caligrafías . Fue un día de duelo. Y también de pensar en el proceso que me llevó esta novela. Los aprendizajes sobre la construcción, el lenguaje, el ritmo narrativo, el narrador. Y mi certeza de que necesito escribir. Y no puedo evitarlo. Una conciencia que conlleva pasión. La mía ante mi oficio.

Pilotos del Valle del Yaqui

Mi hermano Jorge encontró esta foto de Guillermo Tamayo. Mostraba a los pilotos del Valle del Yaqui por allá a inicios de los años 70. Mi padre es el hombre de camisa oscura que está en el centro. Por ahí y por allá aparecen tíos, primos, amigos y hermanos de mi padre. Todos pilotos. El segundo avión (si lo contamos de arriba hacia abajo, o del más lejano al más cercano) fue el primer avión de mi padre, un pawnee que tenía por matrícula XB WOQ. Me gusta ver estas fotos. Me gusta ver ese mundo de mi padre. Me recuerda que detrás de ese padre sabio, ecuánime, emotivo está ese hombre intrépido, aventurero, desafiante.

Jos en Jus

Algo tiene Josué Barrera. Un ímpetu por hacer. Unas ganas de emprender. Una tendencia a atreverse. Y es difícil adivinar ese talante en alguien tan esquivo, callado y con aires distantes. Ya inicia una maestría que una empresa, ya escribe una novela que publica un cuentario. En Jus, donde le acobija una tradición y una recua de buenos escritores. Felicidades, Jos, por tu libro en Jus.

El que con Coyotes se junta

Hace semanas, mi buen lector Coyote me dijo que andaba con pocos ánimos de hablar y en cambio con un humor ácido. Algo así. Bueno. Así me pasa. La vida transcurre demasiado rápido. Las vivencias se agolpan en el alma y uno debe decantarlas, discernirlas, cribarlas, acomodarlas, tomar de ellas su pulpa jugosa, disfrutarlas. Podría entonces haber puesto cada día una recua de: ... :-) :- :-S :-O ... ¿? ¡! #$%$%& :-# ... :-) Sí, al final la sonrisa. Una que quiero contagiarles: así .

Fotografía de Jaime Soler este jueves en el DF

7 pm, en los Talleres de Arte Contemporáneo, A.C. Si se da click a la imagen, aparecen los datos en grande.

Mi no lector

"No la leas, nada más mírala", le dije a mi padre, mientras sostenía en mis manos el manuscrito de la novela. ¿Todo eso es?, preguntó con su voz solemne, parca, prudente. Sí. Esto. Abrimos una botella de vino , mis hermanos bromearon, el manuscrito pasó de mano en mano: "La Antonieta dice malas palabras en el libro", "¿Salgo yo?", las bromas iban salpicando la charla ajena a la novela que nos ocupaba esa noche. De repente, después de dos copas distraídas, miro a mi padre con gafas detenido en la lectura. Pasaba una hoja y otra y otra. Mi corazón empezó a dar tumbos, mi sonrisa se borró, toda mi atención y mi silencio eran para mi padre: él leyendo algo que yo no quería, algo que temía. ¿Qué sigue? Sí. Eso me preguntó mi padre mirándome por sobre los lentes. Y mi miedo se disipó. Buena pregunta: qué sigue.

Entre el reto y el aquí

Un problemón. Que ahora llamo: un reto. Decisiones. Una bronquitis diagnosticada después de dos semanas de taquicardia, dificultades para respirar y cansancio mortal. Un tratamiento exitoso que terminó justo a tiempo para... ¡Vacaciones! Él, su niño, Mariana y yo en Álamos. Caminatas, comidas, lecturas, charlas, fotografías, piscina, carretera. Fin de vacaciones. Nostalgia. Ganas de silencio. Reacomodo del alma que se acomoda tan bien en esa otra. Mucho trabajo. Visita de mi padre. Recuerdos de mi madre. Sosiego. Orden. Aquí.

Y sucedió

Durante mucho tiempo pensé que el lenguaje podría destruirse. No hablar. Hablar como una autómata que usa una serie de frases convenidas: buen día, quiero comer, gracias, adiós, sí, no, hasta mañana. En mi mundo interior el lenguaje era otra cosa. Procesos que eran más veloces que mi capacidad de articularlo en lenguaje, procesos intraducibles. Era una persona muy callada que no sabía bien que era callada. Ni le importaba. Mi mente era un bullicio. La escritura me permitía articular, codificar ese bullicio veloz, casi inasible, en lenguaje. Esas capas interminables que sentía entre mi pensamiento y el lenguaje hablado se disipaban cuando escribía. No había filtros, no había miedos. No había territorios infranqueables. Escribía a mano. Había una inmediatez entre mi mente y mi mano. Una organicidad. No podía hacerlo de otra manera. Esa que callaba ahora habla. Y esos deseos de destruir el lenguaje se han convertido en una búsqueda de construcción. Esa que escribía a mano, ahora es capaz

Anidando

Mark Strand dice : "La inspiración te llega con un sonido, una palabra, una idea, algo que has leído, una vista, una acera...". A todo ello se me suman las imágenes de Koichiro Kurita .

Y murió Delibes

Un escritor como los que me gustan: radicalmente humano, preocupado por el personaje y la historia que tiene que contarnos, que decide vivir en el retiro de su terruño, que ama a fondo y no le sonroja, que se compromete con la vida de su tiempo, austero, crítico, sin concesiones al farandulismo que hoy permea a la literatura, lúcido, vivo. Vivo.

Mi luz

Mariana hace cosas tan maravillosas como éstas.

Un adicto sobre Llama

Una alegría que se agradece en un sábado nublado, con llovizna, después de una semana saturada de trabajo y también de nostalgia luego del regreso: Una mirada sobre Llama . Y justo de Javo, que se abre paso con uno de los blogs más visitados por los amantes de libros.

Sabemos que se llamó poesía

Necesito pensamiento. Razón. Mi gran flanco occidental me lo pide como si fuera carne roja. La sangre como el jugo de su pulpa. Dejé momentáneamente mis lecturas orientales y me fui a Filosofía y poesía de María Zambrano (FCE). Y la carne soltó su jugo y se deshizo en mi boca: Fieles a las cosas, fieles a su primitiva admiración extática, no se decidieron jamás a desgarrarla; no pudieron, porque la cosa misma se había fijado ya en ellos, estaba impresa en su interior. Lo que el filósofo perseguía lo tenía ya dentro de sí en cierto modo, el poeta; de cierto modo, sí, de qué diferente manera. ¿Cuál era esta diferente manera de tener ya la cosa, que hacía justamente que no pudiera nacer la violencia filosófica?, ¿y qué sí producía por el contrario, un género especial de desasosiego y una plenitud inquietante, casi aterradora? ¿Cuál era este poseer dulce e inquieto que calma y no basta? Sabemos que se llamó poesía y ¿quién sabe si algún otro nombre borrado?

7

Porque desde el 2003 hacen trípticos de poesía que luego regalan por ahí. Palabras, versos, ritmos de mano en mano. Y porque luego les ha dado por las lecturas, los perfomances, los videopoemas. Y porque han tejido una enorme red, incluso hacia quienes escribrimos en el rincón más invisible. Y porque hoy en día pocos apuestan a la poesía. Pocos persisten en ella. Pocos la leen. A pocos les importa. Y porque ellos, los de Nit, son de esos pocos cuya persistencia ha permanecido ya por 7 años.

Regreso

Ya regresé. De la risa saltarina de un niño que me encuentra en la sala del aeropuerto. Del coleteo de un perro que ya me reconoce como de casa. De los brazos del durazno floreciendo por los ventanales al oriente y poniente. De los brazos de los que no regreso, de los que no me voy, de los que soy.

Piedras, juncos, agua y aire

Nunca puedo prescindir de la música para escribir. La música me acompaña, me inspira, deja mi conciencia a merced de otro ritmo, otro proceso, otra atmósfera. Ahora escucho música japonesa. Mientras las unidades melódicas , digamos, de la poesía japonesa son breves, en la música son más largas. Pero sus instrumentos tradicionales generan sonidos acordes con la naturaleza. Escuchar música tradicional japonesa y cerrar los ojos es escuchar el goteo del agua en los estanques apacibles, los pasos de pies menudos y ligeros sobre piedras redondas, el viento a través de los juncos.

De lo pequeño a lo inmenso

¿No existen estos casos? La iluminación en la voz del bambú. El resplandor del corazón en las flores de durazno. Sacerdote Dogen. El Zen ha dejado su impronta en la estética oriental. Esa precisión en el espíritu se transmite en la tinta que expresa lo breve y lo ímplicito. "Pintas bien la rama, y escuchas el sonido del viento", decía el pintor chino Chin Nung. En la poesía la búsqueda sería no describir el sonido del viento, sino hacer que el viento corra entre los sonidos palabras Hay otro elemento de la cultura japonesa: en la mínima expresión, expresar la mayor complejidad y grandeza. Seamus Heaney decía algo así como que la poesía debe ser capaz de mostrar la mayor visión de la realidad en la menor cantidad de palabras. Un florista, Ikenobo Sen'o, tenía esta máxima, muy sintónica con Heaney: "Un ramo de flores y un poco de agua evocan la inmensidad de ríos y montañas". Y pienso que, además , el jardín japonés tiene mucho que decirnos sobre su visión del mu

Palabras y un gato

No pienso en poemas , en versos, en frases, en ideas. Pienso en palabras. En unidades. ¿Como ideogramas quizá? Su nombre me regaló estas palabras: vasija mosca fénix cenizas Y él me regaló este gato de Foujita:

Voces en mi cabeza

Hasta no tener el manuscrito de A ras de vuelo ya en mi mesa, no podía entregarme bien a mis Caligrafías . Ya está . Aquí. Entero. Corregida cada errata. Listo para entregarse. Pero junto a mis Caligrafías , empieza a resonar otra historia, ¿cómo callarla? Necesito el silencio.

Y el miedo

Me llegó una invitación para colaborar en el monográfico de la revista Re de España, donde trabajé como coeditora de esa sección en la versión castellana. El tema que lanzan es el miedo. El miedo productivo como impulso para actuar y el miedo infértil como pérdida de libertad. ¿De qué quieres escribir? ¿Puedo escribir sobre el miedo a escribir? ¿Sobre el miedo a la creación? ¿El miedo al espacio en blanco, tan lugar común pero tan presente? ¿El miedo a la palabra? ¿Puedo escribir cuando tengo miedo?

Duelo de noche

Pueden elegir entre leerla aquí o acá , pero la reseña es la misma. Gracias a Elena Méndez por esta lectura.

Hoy

Presentación de Sho-Shan y la Dama Oscura de Eve Gil Miércoles 27 de enero, 18:00 horas Museo de Culturas Populares e Indígenas de Sonora Comonfort y Dr. Hoeffer, Centro Histórico

No se trata de eso

No haré tankas, ni haikús. Me acerco a lo japonés con una fascinación estética. Explorar cómo refinan la nimiedad. Y cómo el refinamiento va en camino del despojo. Hay algunas relaciones entre obra occidental y la japonesa , y los resultados no literales de esta influencia. Por ejemplo, a pesar de sus resistencias hacia lo japonés, el paralelismo entre algunos dibujos de Picasso y los shunga . Si he dicho que toda poesía se acerca al silencio, paso de la exploración críptica de la mística, para buscarla en el silencio que es suspensión, no las palabras que acomodamos como escombros sobre visiones y realidades. O tal vez pueda encontrar el silencio como el zumo que deja la fruta cuando la despojamos de su cáscara. De eso se trata.

Aclaración extra literaria

No uso Facebook. Que conste por qué no respondo las invitaciones a las redes sociales. No pertenezco a ninguna, más que a la de mis amigos con quienes me veo en carne y hueso, mucho menos tiempo del que me gustaría. No creo darme de alta en Facebook. Tengo una especie de agorafobia cibernética o sociopatía hacia las redes sociales. Hasta con el msn me sucede: me siento expuesta, invadida, engentada , abrumada. Además, es el reino de mi hija y creo que le sería incómodo encontrarnos por ahí (peor: que sus amigos me encuentren por ahí). Me cae gordo el Facebook. Odio ver a gente en horarios de oficina revisando las fotos de sus contactos. Me chocan las noticias derivadas por él: pues ya cambió su estatus de casado a relación complicada. Me aturde tanta información personal expuesta. Sé que el Facebook puede ser útil. Pero es más lo inútil: pets, granjas, chismes, pérdida de tiempo. Así que no lo tomen como un NO a sus redes sociales. Es un NO mío (muy mío) al Facebook.

En cambio los tankas

Según algunos autores, su principal utilidad era la de transmitir mensajes secretos entre amantes; una pequeña síntesis matutina de lo que una tempestuosa noche de sexo había representado para el autor, como queriendo volver a las maneras y palabras del cortejo, algo así como una nota de agradecimiento al proporcionador de tan carnales placeres. Se enviaban escritos en un abanico o amarrados a una flor en botón y eran entregados en propia mano por un mensajero a quien se recompensaba con un trago y la oportunidad de coquetear un poco con el personal doméstico. Y aquí esto mismo, un poco más, y el tanka más bello, según algunos.

Haikús

...los mejores haikus son verdaderas poesías visuales, puesto que siempre, inapelablemente, apresan un momento de la existencia en la que hay realidades conexas siempre enaltecidas, pero no por la vía de la matraca huera o solemne, sino por la de la austeridad radical, el desnudamiento más asombroso, la atención más apabullante a lo mínimo esencial de la existencia, en la que se juega verdaderamente la vida. En las famosas 17 sílabas obligatorias cabe todo un mundo, y esos poetas se lo tomaron muy en serio, y buscaron ese despojamiento para alcanzar visiones certeras de lo que existe y de cómo los ojos pueden atrapar en las cosas el significado de nuestra vida, que, antes o después, dejará de existir (ese sentido de la fugacidad humana tiene asiento en todos ellos, y de la manera más serena imaginable, con templanza budista cuya belleza aturde). Ángel Rupérez, sobre Haikús clásicos (Blume. Barcelona, 2009), en Babelia.

Origami

El proyecto de poesía va marcando su ritmo, sus exploraciones. Así me detengo en el origami, el arte de la papiroflexia. El arte de hacer sutiles dobleces hasta llegar a la representación. La serie roja (caligrafías) va sobre aquello que es y se despoja hasta el desproveimiento. Pero principalmente se trata de una poética. La búsqueda de una poética: un lenguaje que se dobla hasta la expresión mínima: representativa.

A remangarse

(Yuki Onodera, de las series Portraits de fripes 10 ) Necesito cambiar el mapa antiguo con rutas aéreas que tengo en mi corcho. Y poner algo muy japonés. Él me ayuda a buscar .

Limpia de escritorio

Aunque en mi mesa de trabajo permanece el borrador de mi novela, buscando su transformación en manuscrito definitivo, empieza ya a prepararse para el nuevo proyecto. Mis libros de arte y estética japonesa, mis libros de poética, mi libreta de papel de bambú con cubierta roja, mi carpeta de piel color roja, mis cds de música japonesa clásica. Me falta una buena dotación de bolígrafos negros y rojos. Y una pluma fuente. Sí, ese es mi capricho para este proyecto: una pluma fuente. Y a empezar .

Adiós, Lhasa

El 1 de enero desperté porque alguien muy quedo me decía "Feliz cumpleaños". Salí a disfrutar del desayuno al aire libre y ahí me encontré ante un mar brillante, incandescente. No escuché La Marée Haute de Lhasa . Nadie me dijo que esa madrugada, antes de sonreír por un año más de vida, ella había muerto . El silencio. O no .