No es verdad. No estoy lista para la relectura de El lenguaje de las orquídeas.
Dejaré pasar unos días.
Ahora que fui a Cajeme, me metí a esa librería que envidiamos en Hermosillo. Y compré algunos libros: Y por último, el cuervo, de Italo Calvino; unos ensayos críticos sobre poesía de Seamus Heaney, 1984 (para reponerla porque desapareció de mi murokami) y Sylvie de Gérard de Nerval.
Tomé esta noveleta de Nerval (1808-1855) por pequeñita, por bella, por europea, porque Umberto Eco dice que es "uno de los libros más bellos jamás escritos", y porque Marcel Proust declaró en alguna ocasión que la lectura de este libro lo había dejado trastornado.
Ayer por la tarde, mientras me cortaban el cabello, empecé a leer Sylvie. Y me detuve mucho tiempo en este fragmento:
Dejaré pasar unos días.
Ahora que fui a Cajeme, me metí a esa librería que envidiamos en Hermosillo. Y compré algunos libros: Y por último, el cuervo, de Italo Calvino; unos ensayos críticos sobre poesía de Seamus Heaney, 1984 (para reponerla porque desapareció de mi murokami) y Sylvie de Gérard de Nerval.
Tomé esta noveleta de Nerval (1808-1855) por pequeñita, por bella, por europea, porque Umberto Eco dice que es "uno de los libros más bellos jamás escritos", y porque Marcel Proust declaró en alguna ocasión que la lectura de este libro lo había dejado trastornado.
Ayer por la tarde, mientras me cortaban el cabello, empecé a leer Sylvie. Y me detuve mucho tiempo en este fragmento:
"Vivíamos entonces en una época extraña, como la que suelenMe gusta la conciencia de la época que han tenido algunos escritores y artistas. Releo cada uno de los sustantivos y adjetivos, y me maravillo de la forma en que el lenguaje de Nerval podía abrigar sus intuiciones. Cierro el libro y pienso que me gustaría que mi siguiente novela (chin, ya empiezo a pensar en ella) tuviera algo de esta intuición de la época.
seguir a las revoluciones o a las decadencias de los grandes reinos. (...) era una mezcla
de actividad, vacilación y pereza; de utopías brillantes, aspiraciones filosóficas o religiosas, vagos entusiasmos, mezclados con ciertos instintos de renacimiento ... ".
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