Creo que esta es la única foto de nosotras. Nuestra amistad se puede encontrar en correos y recuerdos de nuestros encuentros del Fonca, en los que compartíamos habitación, chistes locales, esfuerzos, sueños, pasados glosados y futuros en bocetos, caminatas, desveladas, amistades.
Ese registro amistoso se suspendió un poco, paradójicamente, a mi llegada aquí al DF. Yo sólo puedo decir que me concentré en sobrevivir a todos los cambios que hice en mi vida.
Ayer nos vimos las dos a solas (perdón, Santi, permíteme esta licencia literaria) y charlamos horas y horas. Faltaron muchos temas. Pero este es el inicio de muchos encuentros más. Fue una promesa.
Comentarios