Murió Ana María Matute (1925-21014). Una pluma cercana a mi alma. Esa forma de develar la luz raída de la infancia. Los flecos de un mundo que no acaba de encajar. Un universo en penumbras, inquietante, inexplicable que convulsa el corazón desde los primeros años. Y todo con una voz potente, con peso. Se va una de mis favoritas. Ella lo dijo: después de Olvidado Rey Gudú ya podía irse. Yo digo que escritores como ella nunca deberían irse. Y nunca se van.
Lo que ando incubando