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Mostrando las entradas de junio, 2010

La espera de Ofelia

Hace algunos años (¿un par?) me encargaron hacer una radionovela para animar a adultos analfabetas a que aprendieran a leer y escribir, a que conocieran los programas de educación para adultos. Fue un trabajo bello, extenuante (un año de dormir 3 horas), de mucho aprendizaje, de gran ayuda de mi amiga Edith, pero finalmente quedó un producto padre, que me ennorgullece haya sido tan bien producido por el Instituto Mexicano de la Radio. En la radionovela participan actores como Roberto Sosa, Vannessa Bausche y Evangelina Sosa. Pues hoy me dan la noticia de que a partir del 5 de julio, se lanza "La espera de Ofelia". Por si alguien quiere seguir este culebrón, aquí los datos: XECAH, La popular 1350 de AM en Cacahoatán, Chiapas 20:30 - 21:00 XEMIT, Radio IMER en el 540 de AM en Comitán, Chiapas 21:30 - 22:00 XECHZ, Radio Lagarto en el 1560 de AM en Chiapa de Corzo, Chiapas 06:15 - 06:45 XELAC, Radio Azul, en el 1560 de AM, en Lázaro Cárdenas, MIchoacán 16:30 - 17:00 XEFQ, la F

Camino hacia lo sutil y el instante

La palabra sadō se traduce como "camino del té", y se refiere concretamente al estudio o doctina de la ceremonia del té en la cultura japonesa. Nuevamente "el camino" del que hablaba en otra ocasión. Cuando se habla de camino espiritual o el camino para dominar un arte como la caligrafía, es más entendible para nuestra mentalidad occidental. Pero quizá no sea del todo claro que un acto como servir el té, que no tiene más finalidad que eso mismo, precise de un camino, una disciplina, una doctrina, una especie de coreografía minuciosa y precisa. Años de práctica, esfuerzos de aprendizaje, para un momento efímero, cotidiano, sin mayor trascendencia que el momento. Y nuevamente aquí encuentro la clave : el valor de lo cotidiano y por ello trascendente, de lo efímero pero no fugaz, el peso del instante cuando se le dota de significancia. Hay ciertos elementos que deben caracterizar la ceremonía del té: debe realizarse de la manera más perfecta, encantadora y graciosa

Mi papá, antes que Monsiváis

La noticia de la muerte de Monsiváis se amortiguó con la visita de mi papá por el día de su festejo. Pero ahora que despedí a mi padre, también tengo alma para despedir a don Carlos Monsiváis. Sin pudor lo cuento siempre. Mi niñez en Guaymas no me dio para más que los programas de Octavio Paz en la noche y los domingos de televisión con "Para gente grande" que conducía Ricardo Rocha. En este programa de televisión, don Carlos era infaltable. Me atrapaban su cara de dolor ecuánime, su voz aflojerada y firme, sus mirada sobre la realidad más nimia o compleja. ¿Qué es eso que hace? ¿Cómo es que lo hace?, me preguntaba intrigada. Se me antojaba hacer eso, hablar de todo, hacer que pareciera sencillo pensar y, más todavía, expresar lo que se pensaba. En mi imaginario infantil y luego adolescente, Monsiváis era El Intelectual. Eso que estaba más allá del escritor. O más acá, más cercano. Con el tiempo, muchas figuras se me desmoronaron. Incluso muchas que no merecían desmoro

Saramago y una corbata que no tiene nada que ver

Hoy murió Saramago. Me avisó Javo en la madrugada, mediante un correo electrónico. Lo leí antes de ducharme. Y al salir de la ducha, tenía otro correo de él con esta frase saramaguiana: "Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa". Hoy discutí con Javo. La persona con la que más discuto. Discutimos por Saramago, por los prejuicios, por las diferencias y los desencuentros de siempre, los que persisten desde el día en que nos conocimos, en el que me extrañó su camisa blanca y corbata un sábado por la tarde, cuando no hay trabajo, cuando no es hora de bodas, cuando no es mormón. Esa corbata extraña , estorbosa y sin embargo simpática es lo que siempre caracterizará mi amistad con Javo, con todo lo que entraña: extrañeza, in

Mamá

Es la foto favorita de mi mamá. Antes de casarse. Cuando era una muchacha independiente que iba y venía al trabajo. Era alegre, fuerte. Atrás de ella, como escenografía, aparecen objetos que fueron importantes para ella a lo largo de su vida: libretas, bolígrafos, libros. Así quiero recordarla, hoy que hubiera cumplido 67 años.

Escritura orgánica

Creo que nunca había experimentado otro proyecto de manera tan orgánica como este de caligrafías . Y por orgánico me refiero a cómo mi mente, mi espíritu y mi cuerpo tienen que trabajar en él; la necesidad, por ejemplo, de trabajar en mi caligrafía (no de iconografía japonesa, vuelvo a aclarar), en el trazo para reaprender a escribir a mano. De esta manera involucro mi corporeidad e impulsos en la escritura. Al leer sobre caligrafía y zen veo que hay una búsqueda de los japoneses que es gradual. "El camino" hacia la escritura, "el camino" hacia el nirvana. La caligrafía es un camino, una disciplina, donde la progresión del signo sobre el papel tiene un sentido y un orden. Igual la espiritualidad: hay un transcurrir entre niveles para llegar a esa nada tan zen. Y veo que es igual entre la escritura y la espiritualidad. Porque si bien la disciplina, el rigor, la precisión es la que los lleva a ese punto, el destino final no es ese máximo esfuerzo coronado o llevad

Y aunque esté metida en un la poesía...

¿No se siente solo como narrador de historias en tiempos de metaliteratura y literatura del yo? R. Mis modelos literarios ya eran caducos cuando los leía; yo nunca estaré de moda, siempre estaré pasado de moda; pero confío aún en el lector que disfruta de una trama, de aquel dinosaurio de una narración larga que les afecta emocionalmente porque aman a los personajes. Entrevista a John Irving , en El País. Si quieres leerla completa, brinca acá . Siempre es interesante ver cómo se gestan y desarrollan las historias en la mente de un escritor.

1 año, 1 día

El día después. Es lo más difícil. Abrir los ojos y ver que la vida cambió para siempre. El pequeño, el hijo, ya no está en casa. O está en un hospital, luchando por existir con la piel calcinada. La conciencia de que las cosas son así, que no fue pesadilla, y que ya no volverán a ser igual que antes. Nunca. Y al año y un día pasa la reflexión. El recuerdo de ver la noticia enmedio de la vorágine del día. Saber lo cerca que están todas las historias. Porque tu compañero de trabajo llegó tarde a la oficina con la mirada devastada después de ver lo sucedido. Porque primos y amigos de los amigos de tu hija murieron ahí. Porque vecinos y sobrinos de tus amigos fueron cercados por el fuego ahí. Y al siguiente día del recuerdo y el silencio, tengo palabras para decirlo. Que lo grave del incendio en la guardería ABC es la tragedia honda de esos niños y esas familias. Y lo peor, lo indignante, es que en ese incendio están concentrados todos los errores de nuestro país. La débil y acomodatic

El desierto de quien escribe

Mi amiga Lourdes me lo pregunta: ¿Cuándo vienen a Chile Mariana y tú? Vive en una ermita en medio del desierto. Para mí ese desierto significa mucho: mi desierto, la soledad y el silencio, el desierto interno, la poesía de Zurita. Así que he traido a Raúl Zurita rondando en mi oreja. Y hoy que he releído algún poema de caligrafías , recuerdo estas palabras de él en alguna entrevista: "Tú no sabes bien qué vas a escribir, ni entiendes mucho lo que escribiste. Uno no sabe bien quién tomó la voz cuando estaba escribiendo. No es el que toma un bus ni toma un taxi, es otro el que habla, otra persona, otras personas toman tu cuerpo y voz. Y tú no sabes mucho, sabes muy poco. El poeta no es para nada dueño de las voces que puedan ocuparlo. A veces he creído que la Tierra tiene sueños, y los poetas no son sino pequeños intérpretes de los sueños de la Tierra".

Un buen gesto

Ya he comentado que en mi proyecto de poesía no me interesa emular las métricas de la poesía japonesa. Voy tras su estética. Voy tratando de descifrar cómo la refinación y sobre elaboración formal la logran mediante la simplificación estética. Así que no sólo leo poesía, sino historia, narrativa ( Genji , que es un largo retrato social) y ensayos. Me he hecho de una buena colección por mis esfuerzos y la complicidad de él, que tiene un ojo fino y certero para los libros. Así fue como en uno de mis viajes apareció en el buró, junto a un florero con tallos floreados de duraznos, esta Gestualidad japonesa del excepcional Michitaró Tada. El libro ha apasionado a tantos que me han visto con él comentando, leyendo, citando, que tiene una fila de segundos lectores. Es por eso que cuando lo extravié, mi hueco se reprodujo en el estómago de aquellos que esperaban su turno de lectura. Pero lo he encontrado en mi primer sitio de búsqueda y en el último, porque no era posible que estuviera en