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Mostrando las entradas de julio, 2005

Silencios y presencias

Por la mañana en casa hay silencio. Una luz amarilla en mi habitación. El reloj inclinado para que el on no se haga off . El libro, la vela, el vaso de agua. Mi cama destendida sólo de un lado. El albornoz de felpa para después de la ducha. Y el silencio. Ese silencio que es más silencio cuando corre el agua sobre mi cuerpo. Cuando salgo en pantuflas del baño y me asomo a la habitación de mi hija y ella sigue durmiendo. Silencio cuando pongo el café en la cafetera italiana. Más silencio cuando su chillido y olor irrumpe en la nada. En mi casa hay un silencio que resguardo y amo. Un silencio que hoy fue interrumpido por un chocar de cuchillas. Entre las cortinas de la cocina vi unas manos morenas y callosas recortando la bugambilia. Un hombre silbaba tras la ventana. Una mano manipuló la cerradura de la puerta y entró ella, Ana, como cada día desde hace 10 años, para ayudarme a llevar la casa. Y ese espacio silencioso y solitario que es mi hogar, se fue llenando de sonidos y presencia

La Virgen del Cojo

De un jalón de brazo interrumpe mi ensimismamiento en la Plaza Mayor de Salamanca: ¿Eres americana, maja? Ya entonces sabía que por el hecho de ser de la vasta América, para los españoles yo era americana. Acepto. Y luego viene el interrogatorio. ¿Venezolana? No, mexicana. ¡Ah! A mí me encanta América, y qué decir de tu país Venezuela. Dije México. ¡Tuve muchos pretendientes venezolanos!¡Guapos y ricos! Qué bien, pero aclaro, soy mexicana. Ah, sí, es que se nota que no eres de aquí. Aunque uno nunca debe dejarse llevar por las apariencias... En ese momento decido observarla mejor. Se trata de una mujer elegante, con el cabello rubio y peinado con rulos hacia atrás y un collar de perlas auténticas. Buena apariencia. Mira, ¿ves ese balcón? Ahí mismo hace años, tú ni nacías, estuve al lado del Generalísimo Franco. La gente le aplaudía a él, era muy querido aquí, pero lo que la gente en realidad gritaba era: ¡Ala! Y quién es esa chica rubia que está al la’o del Generalísimo? ¿Es alemana, i

Mis Obsesiones

Siempre digo que mi familia y mis amigos se conocerán hasta el día de mi funeral. Esto debido a: 1. Que tengo una obsesión por mi funeral. No en la logística, en los últimos deseos ni en qué versión quiero ser muerta. No me importa que no vayan a mi cumpleaños (es el 1 de enero y entiendo la dificultad), pero no seré igual de tolerante con mi funeral: ahí los quiero a todos. Dije TODOS: amigos y ex amigos, hija y sus amigos y los padres de sus amigos, ex marido, su familia y su ex mujer (de ser posible), ex novios y pretendientes eternos, familiares cercanos (lejanos no, porque dicen que todos los Mendívil somos parientes y no me gustan los rollos masivos), jefes y ex jefes, compañeros y ex compañeros de trabajo. Cuando me he separado de alguien, siempre la frase de epitafio es: ¿Irías a mi funeral? En esos momentos habrá quien ponga cara de ¿? , pero, la neta, nunca dicen que no. 2. Mi familia es un poco ermitaña. Los Mendívil sólo se llevan con Mendívil, dice la leyenda. Y mis amigo