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Mostrando las entradas de 2013

A volar

Va cerrando el año con un buen logro laboral. Con el regalo de las vacaciones más largas que he tenido en mi vida adulta. Y el regalo de compartirlas de inicio a fin con él. Con los boletos en mano para viajar todos en familia. Con el ánimo puesto en trabajar por un 2014 equilibrado, sano, feliz. Y en el calendario, marcado el día: ¡Kino!

El misterio o lo que hemos olvidado

Darwin sostenía que las criaturas son perfectas y alaban a Dios. Me viene bien anteponer a Darwin. Lo que desconocemos de la creación, aquello que nos es misterio, tiene un sentido profundo que no alcanzamos a entender, o nos da miedo entenderlo. Este sonido es la grabación de grillos cantando. Una grabación es el canto a velocidad real, y la otra, sobrepuesta, es el canto de los grillos a baja velocidad. Como creyente pienso que la creación entera y cada criatura alaba a Dios. Que las plantas, las rocas, el viento, los insectos, tienen un lenguaje oculto destinado sólo a ello. Los seres humanos lo hemos olvidado. Yo lo he olvidado. Escuchar a estos grillos me lo recuerda. Conste: no soy la única trasnochada. Darwin también lo decía.

Fil o no feel

Tengo dos años sin ir a la FIL. En realidad, la primera vez me aturdió; y entonces estuvo él para que leerme, para darse cuenta de mi incomodidad, para invitarme a tomar una bocanada de aire, para escapar, para tener esa otra FIL paralela donde podíamos caminar al aire libre, lejos de los egos de los escritores deambulando como almas en pena, para hablar de otros libros, de otro amor por los libros. Así fue por algunos años, hasta que la FIL no fue el lugar de encuentro. Hoy tenemos esa FIL paralela todos los días, aquí en casa: con el aire libre de nuestros árboles frutales, lejos de los egos literarios y muy cerca de tres criaturas que cada día descubren mundo, seguimos hablando de libros, haciéndolos cada uno a su manera y a su ritmo. En estos dos años no he podido acompañarlo. Quizá esa FIL ya no nos sea necesaria. Quizá no a mí.

Día de Santa Cecilia

Nomen est omen.

Otros desvelos

Ahora las desveladas no sólo son mías. Debo dejar a Mariana a sus llamados pasadas las 5 am. Y luego hay que recogerla más allá de la medianoche. Ahora el desvelo es orgullo por una jovencita que hace lo que le apasiona, que aprende, que avanza, que duerme poco a cambio de aprendizaje. Una jovencita de 18 años segura de su vocación. Orgullosa de ella. No importan los desvelos.

Releyendo a Jünger

Me doy cuenta de la influencia que este escritor alemán ha tenido en mí desde que rondaba los 20. Aquí un fragmento, quizá la primera vez que tuve contacto con esta visión, que hoy forma parte de mis convicciones más férreas: "... Hablamos de que los libros y los cuadros causan efecto aun si nadie los ve << Pues en lo interior sí está hecho. >> Es éste un pensamiento que a los hombres de nuestro tiempo va haciéndoseles inconcebible a medida que incrementan la comunicación y la circulación, es decir, a medida que van sustituyendo los vínculos espirituales por los técnicos.  ¿Es que lo que importaba era que las oraciones de un monje las oyesen también aquellos a quienes iban a beneficiar?..." Ernst Jünger, Radiaciones II (Tusquets Editores)

Multitasking reloaded

Ayer atendí una llamada de mi jefe mientras cambiaba un pañal, vestía y lavaba los dientes de Cecilia. La memoria, que siempre me falla, se ha vuelto fuerte desde que escribo una lista de órdenes de trabajo mientras atiendo a esta granujita cantarina.

Leer

No encuentro una lectura cómoda, que me ofrezca un rincón donde refugiarme, escaparme, expandirme. Algo que me diga. Algo que haga resonancia en mi interior, en mi mente. Hoy será día de repasar mi biblioteca. Quizá hasta la de él. Y reencontrar, encontrar, descubrir. Busco una llave hacia esa puerta donde estoy aquí y en otra parte, en que todo alrededor calla y oscurece, mientras adentro relumbra una luz cálida y constante.

Muerte

Leo el  obituario  a Lou Reed que Laurie Anderson escribió. Pienso que así me gustaría morir, mirando azorada los árboles. Y así me gustaría que mi pareja viera mi muerte: como parte de la contemplación de la belleza que tiene la vida. Antes el tema de la muerte me obsesionaba. De niña, deseaba la muerte como una vía de conocimiento: saberlo todo, descubrirlo todo; pero quería volver para contarlo. De adolescente, la muerte era una acosadora insospechada y a la que había que ganar la carrera. Ya como madre, durante la niñez de Mariana, me atormentaba la idea de dejarla sola, no digo ya ante la vida, sino durante mi muerte, mi funeral, el duelo. Hoy que pienso en el hermoso obituario de Laurie a Lou, me doy cuenta que no tengo ya esos temores. Sólo quisiera conservar esa felicidad de quien contempla la belleza cotidiana en los detalles más nimios; sólo quisiera no hacer sufrir a quienes me aman, y darles paz con mi muerte. Y por mis hijas, no, no temo. Ya no.

Mariana: 18

Mariana llega a sus 18 años mirando todo lo que tiene enfrente. Metiendo las puntas de los dedos, tocando la temperatura de su futuro. Y yo quisiera traérselo completo y ponérselo bajo sus pies. Un poco como cuando era niña, y le iba desbrozando el camino. Pero recuerdo que hoy cumple esa edad en que sólo debo despejarle el umbral para que se asome, salga, camine por sí misma, se coloque en eso que sólo ella ve con claridad enfrente. Sólo me queda ya ser testigo prudente de cómo se mete entera, a veces al frío, a veces al sofoco, a veces a la tibieza de ese mundo que hasta hoy le era un poco ajeno. Y que a partir de ahora, en mayor o menor medida, le será propio. ¿Y qué más deseo para ella sino eso, un mundo propio?

Feliz 2, Cecilia

Cecilia le hace honor a su nombre. Le gusta la música, baila moviendo su cabeza de un hombro a otro, levanta las manos y gira su torso. L'avi le pone música de todo tipo. Cuando termina una pieza, Cecilia aplaude. Y si la música tarda en volver, acude a l'avi y le pide más música. Por eso ahora que Cecilia ha cumplido 2 años, l'avi, quien también ama la música, le ha regalado un juego de instrumentos musicales: pandereta, armónica, flauta, castañuelas y el xilófono. Todos celebramos la vida de Cecilia. Llenamos el jardín de globos y de regalos y de gente querida. Ella lo llenó de música.  

Este es el asunto

Que para escribir necesito soledad. La desearía, desearía también escribir. Pero el asunto es que no hay un resquicio de soledad. Mi vida está llena desde que amanezco hasta que duermo. Pasa que la vida transcurre plena, en el calor, la alegría y el remanso que es él; en el torbellino y desafío que es mi adolescente Mariana; la ternura y curiosidad que me inyecta Mateo hacia él, su mundo, el mundo; el amor burbujeante y lleno de risa y sorpresa y vértigo ante la vida del que me desborda Cecilia. No hay soledad. No hay vacío. No hay ocio. No hay tiempo. No hay razones más fuertes para escribir. Lo necesito, pero hay necesidades más imprescindibles ahora: ellos, todos ellos.

Gaby Noriega (...-2013)

Gaby era una mujer sin edad. ¿Para qué decirla? Fue mi compañera de trabajo, algunas veces fuimos juntas al cine, a cenar. Y teníamos algo muy importante en común: una gran amiga, que ayer por la tarde se armó de valor, se paró a un lado del altar, frente a las cenizas de Gaby, y habló de la huella que ella dejó en su vida. Lo siento mucho, Lola.

Marcelo Balzaretti (1971-2013)

Con Jaime he conocido en el DF a la gente más interesante y divertida, más desmontada y creativa, más relajada en sus vidas y a la vez tan apasionadas por el arte. Cuando empiezo a apegarme a su grupo, a anclarme a un nuevo núcleo, empieza su fragmentación. Primero fue el querido Javier Barreiro; este fin de semana fue Marcelo. El artista que tenía mirada de que acaba de descubrirlo todo. Siempre atento y siempre esquivo. Siempre trabajando en algo. Siempre evidenciando esa explosión creativa en su interior. Esa que repentinamente hizo hecatombe.

Domingo con Llac

Cecilia en brazos de su tía Ana, rodeada de tíos, abuelo, padre, cantando canciones de Lluís Llac. Cantando las canciones que Lluís Llac cantó recién muerto Franco. Cantando canciones en catalán. No canciones cualquiera, no por una razón cualquiera. Había un silencio rodeando los cantos, las miradas cargadas de significado. Sólo había silencio y esas canciones en catalán. Y luego la proclama: ¡Libertat, aministia y estatut d'autonomia! Cecilia escuchaba atenta. Ella pertenece a ese mundo y a ese significado. Yo sólo soy testigo. Y cómplice.

Música y silencios

La música siempre ha sido importante en mis labores. Todas las que son y que desempeño. He tenido música según la labor, según el libro que escribo, según la hora, según el estado de ánimo. En mi oficina de antes sabían muy bien que Cocorosie llegaba a mí en el grado máximo de estrés. Él sabía muy bien que a Beirut sólo podía escucharlos mientras escribía A ras de vuelo . Si en casa de mi suegro escucho a Brahms, recuerdo Abluciones y a mi madre. Sting me acompañó a viajes. Manhattan transfer hizo labores domésticas conmigo. Desde que nació Cecilia, la música se ha silenciado un poco. Primero, porque cuando ella dormía yo quería el máximo silencio, el máximo tiempo libre para acometer mis faenas. Y ahora porque ella se ha adueñado de las palabras recién estrenadas, de los balbuceos, y de la programación de Baby TV, de donde ya aprendí canciones de los bubble guppies, de Dora la exploradora, de go-Diego-go, de las pistas de blue. Y mientras ella duerme, entonces yo puedo sentirme

El cruce

Ayer estuve como invitada por Círculo Azteca a un coctel que realizó para editoriales y autores en la Librería Porrúa que está en Chapultepec. Un momento breve para cruzar la ciudad desde el Sur hasta el corazón de la ciudad. Cruzar del otro lado de la rutina, cruzar el ostracismo. Y cruzar todos estos umbrales vale la pena si voy a tener media hora de charla y carcajadas con Verónica Flores y Sandra Lorenzano. Y, sobre todo, si luego nos escaparemos como unas niñas haciéndose la pinta de clase.

De escorpión a escorpión

A mi escorpión adolescente le picó un escorpión adolescente. Mejórate pronto, preciosa.

La soga

Leo la noticia de una mujer que se suicidó ahorcándose. Antes no entendía estas decisiones, no alcanzaba a entender cómo podía sentirse alguien para tomar estas decisiones. Con el paso del tiempo, con la edad, se amplía mi rango emocional y de entendimiento. "Hombre soy. Nada humano me es ajeno", escribió Publio Terencio Africano. En el libro El suicidio de Émile Durkheim menciona que el suicidio por ahorcamiento se da cuando el individuo se siente humillado, sobajado, despreciado por sí mismo o su entorno más allá de los límites aceptados. ¿Por qué esa mujer no se suicidó con un coctel de medicamentos? Hubiera sido lo más indoloro y fácil. Colgar una soga, colocársela en el cuello y dejarse caer al vacío es continuación de esa humillación, de ese desprecio que ya se vive. Es llevarlo al extremo para que no exista más. Para liberarse de él. Es duro imaginarlo. Pero es más duro entenderlo.  

Volvieron las madrugadas

Mariana ha vuelto a la escuela. El bus escolar pasa por ella antes de las 6 am. Con café en mano y la mente en vigilia, recupero esas horas silenciosas, antes de que haya luz, antes de que despierte el resto de la familia, antes de que el día se me venga como cascada con muchos pretextos para posponer la escritura. Estoy escribiendo cada día. Voy a escribir todos los días.

Inmensidad íntima / Ana María Madrid

“El valor de una imagen se mide por la extensión de su aureola imaginaria”, dice Gaston Bachelard en El aire y los sueños . Y Bachelard es la referencia obligada, no tanto por lo que nos tiene que decir la obra de Ana María Madrid, aquí expuesta, sino por lo que Bachelard puede decirnos de esta obra, desde el nombre de la exposición: La inmensidad íntima . Mientras Ana María Madrid estudiaba artes plásticas en Ohio, cayó  en sus manos el libro La poética del espacio de Gaston Bachelard. Y a través de las palabras y conceptos de Bachelard, Ana María entendió su plástica. Bachelard nos dice “Queremos siempre que la imaginación sea la facultad de formar imágenes. Y es más bien la facultad de deformar las imágenes suministradas por la percepción y, sobre todo, la facultad de librarnos de las imágenes primeras, de cambiar las imágenes”. La obra de Ana María nos muestra con nitidez y ligereza este concepto. El mar se nos descompone en tonos, partículas, intensidade

Afectos generacionales

Lástima que no hay foto. Pero ayer vinieron a comer a casa Manuel Santillana y su esposa Graciela. Un pedacito de Sonora en el DF, así como Manuel es un pedacito del DF en el ambiente de las letras sonorenses. Salió a la charla con frecuencia nuestro buen amigo Sergio Valenzuela. También Ismael Mercado Andrews, otro amigo querido. Me doy cuenta que mis afectos y amistades están casi siempre en otras generaciones. Que conozco a pocos de mi generación y mucho menos a las generaciones emergentes. Fue un buen día para comer juntos: anunciaron que el poeta sonorense Carlos Iván Córdova ganó un premio nacional en dramaturgia joven. Y como es joven, no le conozco. Pero igual da gusto y orgullo.

Mariana regresa

Hoy, después de un mes 3 días de pensarla, extrañarla, redimensionarla, regresa Mariana de su desierto, nuestro desierto. Algo que sólo alguien como ella puede disfrutar a tope: los 50ºC, pero rodeada de los amigos de siempre, los nuevos amigos, y la familia y ese paisaje.

La Meri

Sé lo que es una abuela. Perder a una abuela. Sé lo que es perder a una madre. Pero no alcanzo a ver lo que para mi padre es perder a su madre. Hace tiempo fui a despedirme de mi abuela. Hablaba siempre de que le faltaba poquito. Se deshacía de su ropa de invierno, porque al de ese año no llegaba, quizá, sólo quizá, rozaba el otoño. Y vimos varios inviernos llegar a su cuerpo delgado, que funcionaba con ayuda de oxígeno, con la premura de conseguir un trapo con qué sobrellevar el frío. Aquella vez bromeamos. Recordamos eso que siempre decía: "Cuando me muera quiero reencarnar en un gringo greñudo, con ropa de cuero y lleno de tatuajes, de esos que andan en una Harley Davidson", y aunque parece broma, nosotros sabemos que no: que efectivamente ella era ese tipo de mujer, libre, con sentido del humor, original, que creía en la reencarnación y que ser un chopper era su ideal de otra vida. Me despedí de mi abuela. Y supe lo que es perder una abuela. Hoy escuché a su hijo. Mi pa

Trasplantes

A pesar de las redes sociales, haberme movido de Hermosillo al DF me ha aislado más del mundo literario. Al trasplantarme dejé de orbitar en el mundo de Sonora y lo que llaman "periferias". No soy parte del ambiente literario del DF. Y aunque las redes sociales no tienen ancla geográfica, nuestras mentes sí.

Black out

Y que tengo un bloqueo. Estoy a punto de teclear algo, que me parecía urgente, y que ya no recuerdo qué era. Y no logro recuperar el acometido. Y entonces me doy cuenta que casi es medianoche. Y que debo parar de trabajar. La workaholic acecha, acecha, insiste. ¿Cómo podré pararla?

Ojeras

Las ojeras casi desaparecieron durante estas vacaciones. No el sueño. Hay muchas horas esperando ser recuperadas. Pero también hay muchos pendientes acechando cada una de mis horas. ¿Cero ojeras o novela? ¿Cero ojeras o ejercicio? ¿Sueño o tiempo libre? Novela, ejercicio y algo de tiempo libre. Y café: mi taza al día.

Regreso

Estoy de vuelta en mis labores. En el ocio pude constatar mi workaholism y pude decidir atajarlo. Lo intentaré. Necesito tiempo para mi salud, para mi escritura, para jugar con Cecilia, para poner atención a lo que me cuenta Mariana y dedicarle más tiempo, para disfrutar mis mañanas con Mateo, para estar descansada y relajada para él. A pesar de todo, detecto una señal: estoy feliz de volver a trabajar. Pero también feliz de mi intento por trabajar de manera más equilibrada.

Ceniza

Ayer los coches amanecieron cubiertos de ceniza. El popo estuvo despierto por la noche, resollando, rezongando. Y recordé mi novela Otros tiempos , que fija la señal de huida con una lluvia de hollín rojo. Es curioso plantear la ceniza como un punto de partida y no de culminación irreversible. Pero lo es, de manera dramática y simbólica, como el Fénix. La ceniza, aun en la liturgia católica, es renacimiento, a partir de la aniquilación, de la nada. He tenido que suprimir mucho en mí para reiniciar un camino, en esta tierra de volcanes, de piedra negra, de veranos lluviosos y no calcinantes. Espero que la ceniza sea la señal de que no queda nada más. Y que puedo reiniciar, renacer.

Mariana se logra

"¿Qué va a ser de Mariana si se te logra?", siempre me preguntaba Cuquita con ironía (ese "si se te logra", tan de los pueblos). Esta jovencita se ha logrado. Ha sobrevivido al divorcio de sus padres, a mudanzas, cambios, nuevas familias, otra ciudad. Ha decidido estudiar cine y adelanta tomando un workshop de realización cinematográfica. Mariana logra: hizo el guión para un corto, al que sus maestros no le necesitaron hacer correcciones; dirigió un corto, en el que el director de la escuela de cine no intervino, pues vio que ella tenía "todo bajo control". Mariana recibió felicitaciones, reconocimiento, buenos augurios, propuestas para su futuro inmediato.  Y yo veo hacerse realizar esos sueños míos, esa esperanza cierta de que Mariana se lograría, Mariana lograría.  Veo sus sueños, tan de ella y de nadie más, el camino elegido por ella, en el que ya anda, ya corre, ya logra. 

Curso Cómo escribir una novela

Un placer compartir con gente a la que le apasiona la escritura sobre las dificultades que plantea una novela y cómo solucionarlos en la escritura. ¡Hasta pronto, Casa Madrid!

Firma de libros hoy, 6 pm, en Casa Madrid

En Sufragio Efectivo No. 21, Col. Centro. Para mayor información: www.facebook.com/LaCasaMadrid

Rueda de prensa / presentación "A ras de vuelo"

En la Casa Madrid

¡Nos vemos! 26, 27 y 28 de junio

¡Nos vemos en Hermosillo!

Vine a la red, porque me dijeron que habías muerto

En días pasados me enteré de manera confusa (no sabía si era cierto o no, pues yo que no uso facebook no encontraba la noticia) de que Miguel Méndez había muerto. Conocí a Miguel a mis 18 años, y desde entonces guardé una amistad y simpatía con él. Muchas charlas, muchos encuentros, muchas colaboraciones. Me impactó no sólo su muerte, sino el silencio alrededor de ella. Me hace tomar más conciencia aún que nuestra obra es nada. Que el trabajo es nada. El nombre es nada. Si a Miguel Méndez se le ignoró la muerte de tal manera, ¿que nos queda a quienes escribimos en el montón? Podemos dejar de escribir y no pasa nada. Podemos dejar de ser y no pasa nada. Que nos quede claro a quienes escribimos. Por el cariño que le profesé, por la amistad que tuvimos, le debía por lo menos un adiós que no le pude dar en persona. Gracias a Javier Munguía por permitirme dárselo en Letrarte .

13 de mayo

Inician las lluvias de verano, que parecen llegar con el cumpleaños de él. Recuerdo cuando venía del desierto. El calor desaparecía debajo del avión y, un par de horas después, yo aterrizaba en lluvias torrenciales. Llegaba a su casa y a torrentes también recibía el aroma de la hierba mojada (hierbas que no existían en mi desierto), la sensación de humedad, el frío en las vísperas del verano. Así, con el sonido de la lluvia de fondo, celebrábamos su cumpleaños. Lo recordé anoche y esta tarde en que celebramos sus 46. Recordé el aroma a hierba mojada como algo ausente que reaparece dominándolo todo. Ya no como algo ajeno; sino como un recuerdo que vuelve y se hace presente. Ahora que somos siempre presencia, cada día de nuestras vidas.

Propuesta a mi vecina de abajo del escritorio

¿No te gustaría formar parte de un taller literario? No es necesario que escribas... ¿Sí?

Cosas que se extrañan

Creo que extraño el taller. Contar con un grupo de compañeros para que lean lo que voy escribiendo y me den referentes sobre mis palabras: errores, aciertos, lugares comunes, omisiones, debilidades, fortalezas. Amigos con quienes no sentirme sola en este peregrinaje a oscuras que es la escritura. Colegas que me presten sus ojos para ver desde otra mirada y conciencia mi prosa. Extraño a Javo y su perenne escepticismo y sus referencias constantes a Vargas Llosa Extraño a Letty con su sentido de unidad y visión profunda, para terminar siempre sus sugerencias con un: sí, pues. Extraño a Joso con su parsimonia y esas lecturas con el otro lado del cerebro (no sé cuál, pero siempre era otro). Extraño a Alfonso, con su agudeza, honestidad, y el gran poder que tenía para desarmar soberbias, orgullos, apegos, querencias. Extraño a Manuel con su lectura madura, respetuosa, de largas andaduras por estas faenas. Extraño a Aurora, la arquitecta y miembro adoptada, buena lectora y carisma que

Ya soy mayor

Me he graduado de escritorio. Gracias a que la pequeña Cecilia ya camina, he podido mudarme a un escritorio de adulto que tenemos en la habitación. No en nuestro estudio, no todavía. Pero a eso aspiro . Este escritorio junto con mi Omega3 están haciendo milagros (que el horario de verano quiere sabotear... pero me resistiré); así como esa carita linda que de repente se mete por debajo del escritorio y se asoma a través del cristal mientras yo tecleo.

Mis dos

¿Hay algo más bello que ver a mis dos hijas caminando juntas? Esa tarde, en Malinalco, sentí que no.

Adiós, Bours. Hola, Moreira. ¿Quién sigue?

El asunto es éste: mi novela necesita un caso de fraude de un gobernante en el cual se involucre uno o varios presta nombres y por lo menos un banco. Como mi mente es incapaz de entramar algo así, he echado mano de lo que encuentro y leo en los periódicos. Pero con el paso del tiempo se van evidenciando casos cada vez más escandalosos y vergonzosos. Así que borro el anterior caso y actualizo el tipo de fraude. Me fijo que si bien cada vez son más grandes y complejos, también hay menor discreción y cuidado. No hay miedo. ¿Miedo a quién, además?

“Un Estado que ignora dónde están 30.000 ciudadanos no es un Estado”

Entrevista con Javier Sicilia, a dos años de la muerte de Juanelo y del inicio del Movimiento por la Paz. Leerlo es ya un abrazo.

Algo nuevo

Siento como si hoy fuera el inicio del año. Siento esa urgencia por los nuevos proyectos. Siento la cabeza desbrozada para iniciar. No está mal que el nuevo nuevo-año sea el domingo de Pascua.

Obra negra, de Tomás Casademunt

Anoche, toda esta familia en obra negra que somos, fuimos a la presentación del libro fotográfico Obra negra de Tomás Casademunt, en el Centro Cultural de España. Ahí escuchamos "Estamos en ninguna parte, en el centro aproximado de un mundo siempre inacabado. Todo es anónimo, hasta el recuerdo de los obreros muertos", en la presentación de Jaime Soler Frost. Ahí nos conmovimos al hacer presente al amigo Javier Barreiro y su sombra. Y después de eso, caminar por el centro de esta ciudad siempre inacabada , hacia la terraza del Hotel Mejestic, para cenar con las luces rosas de Palacio Nacional al fondo: es 8 de marzo.

El mejor regalo de aniversario

28feb

Ya no es la partida y el nunca. El viento loco de febrero. La tragedia. El vértigo ante la nada y la vida. El vértigo ante uno. Es la llegada para siempre. El viento, el sol, el frío o el calor de febrero sobre la hamaca compartida. Un inicio. El equilibrio de todo. El equilibrio de uno. Feliz aniversario de los dos.

Manuel, Aurora y Barcelona nimbada

Manuel y Aurora regresan a México. Los veré en algún momento durante su enlace entre Barcelona y Hermosillo. Se marchan de la ciudad que les vino como anillo al dedo y regresan a su tierra, con esa sensación de vacío, de miedo, de un tiempo que se ha revolucionado fuera pero que se ha detenido en el terruño. Ahí todo ha cambiado y los que regresan se sienten sobre un cero inmóvil, desconfiado, incómodo. Yo me siento feliz de que hayan podido estar allá, que hayan estado juntos, me siento feliz de que regresen, de verlos. Me siento feliz que vean la ciudad nevada antes de partir.

Ella

Todos los días pienso en ella. Todos los días la veo y algo más se añade en mi perspectiva de su mundo. Todos los días pienso en cada uno de los caminos y lenguajes para percibirla y hacer que la perciban. Todos, pero todos los días pienso en sus cigarros y sus libretas. En su trabajo para blindarse de la realidad. Y quisiera poder emprender esa perspectiva, esos caminos, esos lenguajes; emprender la escritura, aunque sea para blindarme de la realidad. Pero si la realidad no tiene nada que pedirle a la ficción, si mis días están tan llenos que no merecen dedicar una hora o dos a otra realidad, no sé cómo, simplemente no sé cómo le haré para escribir.
Hoy él regresa. Y entonces dejaré de tener pesadillas por las noches, y podré compartir el café de la mañana, y podremos hablar de todo eso de lo que tengo imágenes pero no tantas palabras. Hoy él  dejará la nieve, las colas para conseguir un café y podrá ver y escuchar a los niños que también lo extrañan. Fotos: Jaime Soler 

Retos con empujoncito

Pues por más que quisiera retarme y responder, nada más mi organismo no daba de sí. Así que un buen día fui a una de esas farmacias donde venden vitaminas para todo. Y tomé un frasco gigante: Omega3. Bueno para la memoria, equilibrio químico del cerebro, concentración, piel; para paliar la depresión, la menopausia; provee de antioxidantes, energéticos, proteínas no contenidas en alimentos... Y mi cuerpo empieza a responder, también mi cabeza que flotaba en un limbo.

Juan de Dios Peza

Cada vez que una supervisora de la Secretaría de Educación iba al colegio, las monjas nos hacían recitar interminables poemas de Juan de Dios Peza, que hablaban con cándidas rimas de los dramas más brutales sobre niños, madres, ancianos abandonados... Debíamos aprender cada verso y tener la mayor sincronía en los ademanes pues, las monjas nos aseguraban, esas supervisoras venían con toda la saña a querer cerrar al colegio pues la educación religiosa estaba prohibida en México desde que... blablabla. Era un drama casi equiparable a los de Juan de Dios Peza, así que valía la pena memorizar. Juan de Dios Peza era como un tío generoso que salvó mi colegio tantas veces como generaciones habían pasado (y siguieron pasando). Y en años recientes me lo he reencontrado. Por fortuna no he tenido que leerlo más (¡ya no, por favor, por más que nos haya salvado!). Pero haciendo trabajos de corrección me lo topé en un libro sobre un hospicio fundado en el siglo XVIII en México y que sobreviv

El David

Es una de las personas más peculiares que te puedes encontrar. Pasó su primera infancia en un vagón de tren, que iba y venía de un pueblo a otro para que su madre diera clases. Me ha tocado ser testigo de algunas de sus labores, pero no la de fotografía. Esa podrá verse por el centro, a unas cuadras del Zócalo. A partir de las 7 pm. Habrá un grupo de jazz. Eso dice el David Flores.

Calentando la mano

Me adhiero totalmente a dos maneras de sentir el ejercicio de escribir: Stephen King: "La mejor ayuda para una producción regular (...) es un ambiente sereno. Hasta al escritor de naturaleza más productiva le costará trabajar en un entorno donde los sustos y las distracciones sean la norma, no la excepción (...) El espacio puede ser modesto (...), y en realidad sólo requiere una cosa: una puerta que estés dispuesto a cerrar. La puerta cerrada es una manera de decirles a los demás y a ti mismo que vas en serio. Te has comprometido con la literatura y tienes la intención de no quedarte en simples promesas". Mario Vargas Llosa: "Al principio es horrible, es como sentarse en la silla eléctrica. Es una sensación de una enorme... Me produce una repugnancia espantosa el escritorio. Es muy desagradable. Me doy cuenta de que estoy inventando pretextos para demorar el momento fatal de ir a sentarse allí y enfrentarse a eso (...) Para mí conseguir eso que se llama inspiración c

Cuestión de afanes

Una prueba para la concentración: trabajar, a pesar de que "alguien" insiste en que la escritura y la zapatería forman parte de un mismo empeño.

Media hora, quince minutos

Todos los días, desde mi "nuevo estudio" en la habitación de Cecilia, contemplo la hamaca en el jardín, como si fuera un espectro visible pero inexistente, que se esfuma mientras más me acerco. No hay tiempo, no hay ocio, no hay descanso. Pero hoy por la tarde rescaté media hora. Quizá la visión espectral no se rompió porque llevaba a Cecilia en brazos. La cuestión es que ambas nos echamos en ella, nos balanceamos y esto es lo que vimos, esto es lo que me gustaría ver todos los días, aunque sea por quince minutos.

La caza

Es tiempo de generar otras ideas para festejar mi cumpleaños, otras tradiciones. Ayer, después de más de un año, él y yo fuimos solos al cine, para celebrar mis 42, para compartir, para charlar. Los astros se reunieron: tuvimos quién cuidara a los niños, aprovechamos para ver la Cineteca recién remodelada (inconclusa y caótica) y no erramos con la elección,  La caza de Thomas Vinterberg. Las palomitas compartidas y su mano tibia me hicieron desear muchos cumpleaños así: en la sala de un cine, con una excelente película.