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Mostrando las entradas de julio, 2004

Qué puede ser esa lluvia

A eLe y Th   Una lluvia, y parvadas de mariposas vuelan como si fueran pétalos suspendidos; una lluvia, y los cerros parecen recién nacidos, como si una mano sagrada los hubiera bautizado con el nombre de verde. Una lluvia. ¿Será capaz el ser humano de abrirse, volar, reverdecer, después de tanto dolor y fractura? ¿Qué puede soplar sobre el lodo que avergüenza pasados, para que seque y se espolvoree por siempre? ¿Qué puede murmurarse por encima del cuerpo para que olvide la iniquidad y reviva? ¿En qué agua debe sumergirse un nombre para que nazca otro? Tal vez baste una mirada. Tal vez un oído sea suficiente. O los dos. No creo que más. Tal vez sólo otro, en algún lugar lejos, pero que por alguna razón, nombre a ese lugar “Aquí”.    

Nadar de vivo o muertito

Desde hace tres semanas, acudo a una enorme piscina para acompañar a mi hija en sus clases de natación. En los primeros días observé la personalidad y los recursos con que los niños se enfrentan al aprendizaje y mañana a la vida. Hay un niño que entra corriendo a la escuela, se lanza corriendo a la alberca, y sale igualmente corriendo a los brazos de su madre. Siempre tiene una sonrisa ansiosa en sus ojos. Me pregunto si su cerebro tan nuevo piensa a esa velocidad, o si su cuerpo va siempre por delante de su cerebro. Reacciona por reflejo ante el peligro de perder el equilibrio, o de hundirse, o de esquivar a otros niños en los clavados. Pero es el único niño que casi se ahoga, en esos segundos larguísimos en que su movimiento no fue esperado ni correspondido por el movimiento de la maestra. Ni por el de la madre, que ha salido corriendo a toda velocidad, en señal de un ADN similar al hijo, para rescatarlo. Otro niño llega lentamente, detrás de la madre que parece, desde s

Una Universidad llamada Juan Miguel

Si cierro los ojos, ahí está Juan Miguel , extendiendo los brazos como despojando de sábanas polvorosas los edificios antiguos; tan antiguos que mi mente no alcanza a catalogar. Así devela ante mi vista los misterios del tiempo, y la impronta de la gente en esos castillos, templos, puentes, acueductos. Suele hablar, con ese acento local de su vagar por el mundo; con frases tan densas y económicas, que parecería un guía ensayado; pero ningún guía sostiene esa pasión y agudeza para enseñar. “Este templo románico habla de cómo se organizaba la Iglesia en esa época; volcada hacia adentro, pequeña, circular, para acoger a grupos sencillos, que vivían una espiritualidad interna, comunitaria; las ventanas tan profundas y pequeñas se deben a que aún no inventaban el vidrio. El alma cristiana era de pequeñas y desnudas ventanas al exterior por las que entraba luz suficiente, franca, no decorada. Los muros austeros, la techumbre baja, todo parecía cobijo espiritual; el cristiano ante su fe

Sólo quería una parcela libre

Me siento como una ingenua que invade el territorio de una pandilla desconocida, decide pertenecer a ella, y para ser aceptada se expone a pruebas arbitrarias. He invadido el territorio blog . En los posts que me han dejado ya veo que hay un estilo bloggero , poner mi currículo es kitsch e innecesario, los temas deben ser tan fugaces como espontáneos (como si eso existiera y como si no conllevara su buena dosis de estupidez). Me piden pactos de sangre que siempre me ha dado desconfianza sellar; me piden ciertas vestimentas, ciertos arneses en un territorio que se supone libre. Yo pretendía tener una Web a lo fácil. Me equivoqué de lugar. Pero entrar en esta pandilla tiene algo de fascinante. Preguntarme qué sentido tiene el blog me ha llevado a preguntarme qué sentido tiene entonces escribir; qué sentido tienen ciertos temas; qué sentido el oficio que día a día se fragua hacia un estilo.... ¿cuál? Cada día recibo mensajes, posts, mails. Esta es una mafia que me acoge con igu