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Mostrando las entradas de noviembre, 2014

Sepan que...

Si encuentran este cuaderno de notas diseñado por Mónica Zacarías, que publica la UNAM, sepan que: Mateo Soler, nuestro Mateo, es el autor de algunas de las fotografías ahí contenidas.

Tardía

Hemos quitado uno de los barrotes de la cuna, y ahora Cecilia tiene una cama. O una semi-cama. Seguramente un poco tarde, pero es nuestra pequeña. Una pequeña con hábitos extraños, como despertar a las 3 am para carcajearse hasta volverse a dormir. La cama no le ha quitado la costumbre: sigue riendo, pero es bueno saber que no se baja de la cama para ir a asaltarnos a sus padres a punta de risas. Ahora que es niña grande, también le leemos su cuento nocturno. Y duerme sin problemas después de suspirar complacida con cada historia y los besos de papá y mamá.

Día de Santa Cecilia, día de mi Cecilia

Él me dio a una bella hija. Sugirió un nombre. Y también me enseñó esta extraordinaria Catedral en forma de fortaleza dedicada a Santa Cecilia en Albi, Francia. Lo menos que podría hacer, en pago, es invitarlos un día a visitarla, ¿no? Es uno de mis sueños.

De nuevo desde un pupitre

Este semestre volví a mi vida escolar: un diplomado en la UNAM para actualizar y fortalecer mi oficio, sobre todo en estos tiempos tan convulsos. Bueno, ese era mi fin primero y se ha cumplido con creces. Lo que no preví fue el encuentro con colegas, el diálogo para tratar de descifrar esta realidad vuelta de cabeza, ver a gente que aún tiene ideales y que se apasiona por ellos, encontrar jóvenes inteligentes en este oficio, y sí: también encontrar amigos.  

Que vivan los puentes

Lo que escucho estos días

Muy feliz con dos nuevos discos: Damien Rice con My favourite faded fantasy y Antony and the Johnsons con Turning . Ambos me son tan cercanos en esa calma que se rompe hacia fuera (Damien) o hacia dentro (Antony). Un volcán con dos bocas.

Mariana enferma

Una llamada en la madrugada; no de ella desde Barcelona, sino de su novio desde Canadá: Mariana se sentía muy mal y quizá se la llevarían al hospital. La angustia de estar lejos, de no estar ahí. Pero qué alivio sentirme apoyada por él y por Carme, amiga de la familia, y por Jaime, que espantó su sueño para estar a mi lado esperando noticias; gracias a ellos ha menguado la angustia y sólo me mantengo en alerta. Finalmente Mariana pudo levantarse a cocinarse por primera vez en su vida unas lentejas. Carme está con ella. Y esperan a un doctor. La imagino enferma y agravada por su homesickness, y como madre sólo pienso en la experiencia profunda que está siendo para ambas esta distancia. Y la abrazo en esa distancia, la abrazo por la fuerza que me demuestra.

Pepe

Supimos de Pepe por una familia del Montessori al que asiste Cecilia. Un weimaraner de poco menos del año, al que habían rescatado y ofrecían en adopción. Nos enamoramos de la idea y luego de él cuando lo vimos en una foto: dulce, cariñoso, un cachorrazo . Cuando Jaime era niño tuvo a la Pola, una perra de la misma raza; y yo a Natasha, igual. Ambos guardamos entrañables recuerdos de esas hermosas bestias. La decisión fue nostalgia y mera corazonada. Hoy fue la acogida, previa charla sobre perros y animales. Pudimos hablar de muchas otras cosas: de arte, de literatura, de niños. Hay muchos puntos de encuentro con la familia Pous. Pero Pepe merecía el protagonismo. El cachorrazo se despidió de su antiguo hogar donde le salvaron la vida. Pepe fue mirando por la ventana mientras se alejaba del olor de su hasta entonces amo. Pronto entendió y se acurrucó entre Jaime y yo. Ya está en casa, fue bien recibido por sus colegas. Asmar, el alfa, dio la bienvenida al cachorro grandote; a Negri

Caminatas matutinas

Él y yo hemos reiniciado nuestras caminatas por el bosque. Un bosque en medio de una ciudad caótica, llena de coches y nubes contaminadas. Aquí no parece que vivimos en esa ciudad. El bosque es silencioso, intrincado en partes, lleno de olores a encino y eucalipto y tierra húmeda. Ahí hablamos de las noticias leídas, de los niños, de la vida. Ahí somos, como en esos escasos momentos del día, él y yo.

The hidden mother

La fotografía como una metáfora de lo que somos.

Alivio

Después de más de una semana de encierro por una rinitis que nos postró a todos en casa, Cecilia ya pudo salir al jardín: acarició perros, encestó pelotas, jugó a las comiditas, llenó la tetera de tierra, jugó con sus dompes y grúas, sacó su bici nueva, se subió a cada uno de los animales del carrusel y giró cuantas veces le dio la gana. Y todos fuimos felices de verla ser ella de nuevo.