Esta novela juega con el doble filo: la paranoia, el espionaje. Lo uno provocando lo otro: la paranoia como semilla del espionaje ejercido desde el poder, la sospecha de espionaje que genera paranoia en el sometido. Para este juego he pensado en un instrumento que ya han recomendado muchos escritores; entre ellos, Paul Auster: el anzuelo. Tirar la mirada hacia adelante, para darle pequeñas primicias al lector, mínimas claves, anticipos que le hagan continuar persiguiendo al gusano en el anzuelo.
Lo que ando incubando