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Mostrando las entradas de septiembre, 2014

Palabras

A Jaime y a mí nos gusta cuando descubrimos palabras que nos eran inéditas. Nos gusta cuando esas palabras suenan bien. Y entonces esas palabras parecen nuestras y de nadie más. Como ambueza. Hoy El País publicó palabras que seguramente desconocemos. Algunas las haremos nuestras. Me gusta fosfenos...

Mariana y Cecilia

Mis hijas están viviendo, cada una a su manera, el mismo ciclo pero en distintos tiempos. Ambas son como los círculos de una espiral: una enfrentándose por primera vez sola a la vida; la otra, a la escuela.  

Esto es lo que vio Mariana cuando voló

Y yo lo que vi fue a una jovencita que no regresaría igual. Adiós a esa niña. Y ahora, a abrazar ambas la aventura.

Preparándonos para el adiós

Hoy Ana, la tan querida tía Ana, organizó la comida familiar de despedida para Mariana. Consejos, tips, preguntas, apoyo, alegría, abrazos, una comida exquisita y gozo en cada uno de los detalles.

Etapas

Mariana ya empezó a hacer su maleta. Y yo ya empecé a marcar la ropa para la entrada de Cecilia al kínder. El corazón doblemente estrujado, doblemente feliz.

Miedos

Cuando entré a mi primer kinder, tuve miedo de permanecer en ese lugar y nunca en la vida aprender nada. Y aún con miedo, pedí a mis padres que me cambiaran de escuela. Cuando en las noches veía a una sombra debajo de la cama, tuve miedo de descubrir en la oscuridad que era alguien real. Y aún con miedo, recé hasta que en mis sueños descubrí a quién pertenecía esa sombra. Cuando de adolescente empecé a temer salir de mi casa, salí a la banqueta y temblé al cruzarme con mis vecinos siempre tan cordiales. Y aún con miedo, decidí enfrentarme a ese miedo, y entonces me fui de casa. Cuando fui madre por primera vez tuve miedo a no saber ser madre. Y aún con miedo, he sido madre cada día de mi vida, una madre con miedo, intensa, que ha podido llevar a su espléndida hija hasta el umbral de sus sueños. Cuando la vida como la había vivido y entendido se acabó, tuve miedo de perderme. Y aún con miedo, me repetí a mí misma "de ahora en adelante" y avancé despojándome de mi pasado, y

Para Sylvia

Barcas en ferro, oscuras nos abatíamos en el litoral cuando los navíos más amados zarpaban a tu deriva Las tormentas azotaban aquí, y allá nuestros amados dormían reclinados a tu pecho Después de tanto abandono se nos reveló su signo y levamos: Barcas somos de tu mar Llama (Libros del Umbral, 2008) * Un abrazo en la eternidad, Sylvia, por tu madre y tu hermano. 

Mariana se va

Visa autorizada. Boleto en mano. La mira bien puesta.

Mi nuevo escritorio espera

¿No estoy trabajando en una novela? Este rincón me lo recuerda. Espero que me sacuda más. Más.