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Mostrando las entradas de junio, 2011

Correr

Estoy emprendiendo el que quizá sea el proyecto más grande de mi vida. Y para lograrlo cuento con un cronograma en cuenta regresiva. La complejidad de la primera mojonera de este proyecto me encuentra hiperactiva, algo distraída, sin el sosiego necesario para continuar con Belén Gopegui. Me encuentra armando mapas mentales, organizando tanto objetos como personajes, cajas como líneas del tiempo, cuidando de vidas reales y ficticias. Por eso es una delicia leer en este momento De qué hablo cuando hablo de correr de Murakami. Lo cotidiano, lo ordinario, entretejido con el oficio de la escritura. Como Murakami, ahora este proyecto me hará correr, escribir, sí, y correr, correr, correr.

El Nuevo Mexicano

La entrevista fue en una vieja casona de la Condesa. Lloviznaba tenue. Y la charla fue más bien como una tarde relajada de charla, con un té en las manos. Si quieren leerla, pueden encontrarla aquí .

Todo está en el narrador

A partir de que existe, claro, estratégico, la novela puede fluir. Para esta novela en la que me encuentro inmersa, ya encontré: un narrador en primera persona, que a veces se enajena de sí mismo y parece una tercera persona, y que a veces se acerca a sus afectos alrededor (de los que tanto se protege) y va a una segunda persona. Nada de historias paralelas que se entrelazan. Un solo narrador que lleva el hilo. Una primera persona. La que vive, sospecha, padece la paranoia, el espionaje, la desvinculación, la lucha, la entrega, el refugio en sus guaridas de protección. Y afuera de este narrador, el autoritarismo de los viejos regímenes, la semilla del México que vivimos ahora, el espionaje y la inteligencia de estado antes de los tiempos de internet, la esperanza de algunos cuantos, que ahora vemos como nostálgicos fósiles de un México que pudo ser y se nos escapó.

Hoy: II Feria del Libro Independiente

Y por ahí, en la editorial Libros del Umbral, podrán encontrar mi poemario Llama .

El dolor y el consuelo

Este domingo pensaba escribir sobre Javier Sicilia. Sobre la caravana del consuelo. Sobre las voces conmovedoras que convierten ese 10% de víctimas colaterales, según cifras oficiales, en una vida personal con nombre, con destino, con familia, con dolor irreparable, y que las hermana a esas 40 mil muertes, doblemente victimizadas por el estigma de "víctimas inocentes" o "víctimas culpables y necesarias". Pensaba escribir que sólo Javier Sicilia , con su profunda espiritualidad, podría entender y reflejar el dolor de esta nación que se desteje y descompone, entendiendo un lenguaje evangélico que habla de amor y justicia, ese que se ha abandonado en los púlpitos y en las instituciones clericales. Pensaba escribir. Unir la trayectoria y ser de Sicilia con la realidad que vive este país, y la indignación que nos carcome a muchos, en silencio o en activismo. Pero alguien lo ha hecho mejor. Alguien ha retomado la vida de Javier Sicilia, testimonios de amigos de infanc

Una mirada sobre A ras de vuelo

"Mendívil (Sonora, 1971) nos regala una obra inteligente, bien narrada, que atrapa al lector y lo lleva de la mano por los aires, lo conduce por los terrenos fangosos de las relaciones de familia, y lo hace con un lenguaje claro, que además esta matizado por una prosa que tiene en ciertos rasgos poéticos.A ras de vuelo es una novela inteligente y bella, algo difícil de encontrar, una novela que indaga con un mirada lúcida por los avatares del tiempo y como éstos pueden destruir los cimientos más profundos de cualquier familia. Una novela que indaga en ese micro cosmos que es la familia para contarnos la historia de muchos de nosotros.Mendívil se nos presenta así como una escritora acuciosa, que teje fino y que puede construir realidades terribles, en el que la violencia se encuentra latente, pero que nunc se desata. Historias que profundizan y reconstruyen una fracción del alma humana..." Aquí puede leerse toda

Quienes escribimos no estamos tan solos

Dicen que el oficio de escritor es muy solitario. Sí. Es verdad. Una verdad agravada por todos los matices que el ego puede potenciar en el interior de la soledad. O una verdad matizada por la doma de la soledad. Y es ahí siempre donde abro mi trabajo de escritorio y lo comparto. Ya sea aquí, en esta bitácora; ya sea con él, que me escucha siempre en los procesos y me ayuda acercándome lecturas, libretas, su oído, su jardín de duraznos. Y también el taller. El lugar de la forja, el lugar de la prueba y error, el espacio para la humildad, para el delete , para el volver a empezar, para escuchar lo que no es cómodo pero enseña. Hoy empezaremos uno. Pequeño. Cómplice. Generoso. Con Carmen Leticia Espriella, con quien he compartido taller desde hace algunos años (¿2004?) y la amistad después de él. Y Mirna Peña, una amiga que me conoce en ese otro lugar que me hace feliz y me hace pensar (mi oficina, mi trabajo), y que abandonó un blog mas no su necesidad de escribir.

Cohen: Príncipe de Asturias

Conocí a Leonard Cohen, como a casi todos, tardíamente. Una oficina de 4 x 4 sin ventanas en una dependencia gubernamental fue el lugar. Adentro, además de humores, talantes y olores, nos concentrábamos un grupo ecléctico de gente creativa y pensante. Javier Quiñones, nuestro realizador de TV, llegó con ese susurro grave, sosegado, apacible. En la ronda de música que alternábamos durante el día, su aportación siempre era Cohen. Cohen no volvió a separarse de mí. Fue él. Me llegaba por todos los medios, por todos los emisarios. Y también por todos mis intereses: la música, la poesía, la simplicidad, la espiritualidad. Ahora lo anuncian como Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Y es tanta mi sorpresa como mi alegría.