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Mostrando las entradas de octubre, 2014

Un gran regalo para Cecilia

Mi padre estuvo 10 días de visita en casa. Fue un gran regalo para Cecilia tener al abuelo para leer el periódico, jugar a las comiditas, escuchar esa voz que habla grave hacia dentro, hacer juntos siestas improvisadas en la sala. Fue un gran regalo darle la presencia de ese otro abuelo que viene de su otra tierra: del desierto, del norte, de la aridez, de donde todo es cálido y simple.

Y Mariana: 19

Mariana llega a los 19 años como soñé: cumpliendo sus anhelos, preparándose, viviendo el mundo, disfrutando a plenitud la vida, acompañada en su andar por  un cómplice  al que queremos. Mi único  pero  es no haberle dado un abrazo fuerte en persona. No haber estado en esta mesa con ella. No haber visto en persona esos ojos tan intensos como dulces. Pero esa deuda la paga con creces demostrándome cada día la extraordinaria chica que es. Feliz cumpleaños, mi hermosa hija.

Cecilia: 3

Cecilia cumple tres años. Ella dice "tee". Son poco más de las 7 am y ya despertó. La escucho en su habitación riéndose y jugando. Así es ella: la que ríe de todo, la que expresa con intensidad el amor y la alegría, la que nos une en abrazos grupales, la que observa todo, la que disfruta la música, la que baila dando giros. Y hoy tendremos en abundancia todo eso que es Cecilia a sus 3 años.

Un recuerdo de mi "loca"

Mi mamá pensaba que hablaba como las locas. Y que un día lamentaríamos no haberla escuchado. Esto nos decía cuando andaba de mal humor o cuando le colmábamos la paciencia. Mi mamá hablaba de política. Leía todos los días el periódico. Le gustaba leer y leernos a Manu Dornbierer. Le gustaba tirarle al PRI. Y hablaba y hablaba y parecía que nadie la escuchábamos. Pero cuando una madre habla en  realidad no son así las cosas. No, mi madre no hablaba como las locas. Sí escuchábamos, aunque no entendíamos como niños que éramos, aunque luego nos reíamos de que era una Lupita D'Alessio de la política por despechada, aunque nos parecía una rebelde sin causa y sin lucha porque ella despotricaba contra la política mexicana desde la cocina. Hoy que el país está patas pa arriba , recuerdo mucho lo que decía. Y hoy entiendo mejor esta tradición represora y simuladora del PRI por lo que ella decía, por lo que interpretaba de las noticias, por las columnas de Manu Dornbierer que nos leía c

Lo sabíamos

que el PRI regresaría sin renovarse, sabiendo dónde estuvieron sus errores para poner sobre los huecos hacia la democracia las pesadas lozas de la represión. que no había inteligencia, ni ganas de llevar a este país a ese sueño de democracia en el que nos han fallado todos. que todo se trataría de una simulación, de un mal chiste, de vulgaridad, de frivolidad. que el hombrecito escondido, lleno de miedo en el baño de una universidad privada, saldría caminando sobre los zancos que le dieran sus medios controlados y la parafernalia de presidencia, para pisotear a cuanto estudiante se le pusiera enfrente. lo sabíamos. y aún así no cabe la ecuanimidad, la razón, la visión hacia dónde vamos, la cordura, la resignación, el vaticinio. no caben explicaciones. no caben disculpas. es más: ni siquiera cabe la justicia.  

Alguien ya está lista para el Festival de Cine en Sitges

¡Suerte, Mariana!

70

Este niño de mirada negra y adulta, con el ceño tupido, con esos labios tan breves como sus pocas palabras, es el mismo que luego fue de adulto. Yo no conocí al niño. Sé que era introvertido, pensativo, travieso, comelón; que colgaba las muñecas de sus hermanas de los árboles del huerto familiar; que quería trabajar desde muy pequeño, y marchar con los soldados y enamorarse. Yo lo conocí después. A sus 26 años. Cuando yo era un bultito leve y quieto que dormía entre él y su mujer. Desde entonces lo he visto cumplir años. Y la mirada negra se ha ennoblecido, el ceño se ha dulcificado, y sus pocas palabras ahora son más certeras y sabias. Ese niño con rostro de hombre; ese hombre de mirada niña; ese hombre-niño que es mi padre, cumple 70 años. Y abrazo cada uno de sus días, cada uno de sus años. Abrazo al hombre sabio y amoroso que es mi padre. Te adoro, papi.