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13. Vuelcos que da Veracruz

En este tiempo que no he escrito en mi blog, he escrito, borrado, reescrito, borrado, corregido, revisado, escrito mi novela (lo que llevo de mi novela), y escrito por dentro, como me decía el poeta Javier Sicilia.

Pues bien, el acelerador, la inseguridad, el entusiasmo, la ansiedad, la locura, todo junto se detonó en Veracruz, durante el primer encuentro de los becarios del FONCA.

Ramírez Heredia, mi tutor, le dio un vuelco a mi narrador; mi compañero Sandino, a la linealidad del tiempo; Luis, a mi sintaxis; Karla, a la integración aún forzada de datos históricos. Me quedé sin los comentarios valiosos y esperados de Adán y Cynthia, por la exigencia del tutor de iniciar puntualmente.

Ahora el dilema en el que todos nos debatimos es: ¿Corregimos antes de seguir avanzando? Las opiniones se dividen. Hay quienes dicen: El FONCA nos pide avances, si nos entretenemos en corregir, no avanzaremos; y otros, que no podemos retomar la novela a la luz de los cambios necesarios que nos señalaron, si no damos marcha atrás, corregimos y luego continuamos.

Yo defiendo esta idea, aunque veo la dificultad de avanzar más lento de lo esperado. Por lo pronto, voy corrigiendo.

Ramírez Heredia me señaló algo interesante, que es mi mayor aprendizaje de este primer encuentro. Mi narrador, como creo que ya lo he explicado, es omnisciente, pero entra y sale de la mirada de los personajes. Como verán, en el Post No. 9 de mi bitácora, está transcrito el inicio de mi novela, desde este tipo de narrador.

Mi tutor me recomendó un matiz estratégico en mi narrador: Primero colocarse en la mirada del personaje, desde la omnisciencia, y después sobrevolar con una mirada global.

Estoy segura que no será la versión definitiva. Pero está bien si se lee mejor.

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