Mientras yo conocí junto a Cecilia el Museo del Templo Mayor, y me adentré a esta ciudad que sí es suya, que desde su nacimiento respira y asimila, Mariana ha estado en su tierra, conociendo lo que antes, cuando vivíamos allá, nunca pudimos ver: la isla del Tiburón, a los seris mismos.
Viajó con ellos de Punta Chueca a la isla, la pintaron, jugó con las niñas y al ganar un juego le regalaron un collar de conchas.
Los seris, cuya lengua al parecer es raíz y no se ha encontrado un tronco del cual se derive, tienen más de 50 términos para nombrar las relaciones de parentesco. Mariana no sólo sería mi hija, sino mi hija mujer, mi hija mujer mayor: esa con la comparto una cultura común, un paisaje común, un carácter y mucha mucha mucha vida juntas.
Viajó con ellos de Punta Chueca a la isla, la pintaron, jugó con las niñas y al ganar un juego le regalaron un collar de conchas.
Los seris, cuya lengua al parecer es raíz y no se ha encontrado un tronco del cual se derive, tienen más de 50 términos para nombrar las relaciones de parentesco. Mariana no sólo sería mi hija, sino mi hija mujer, mi hija mujer mayor: esa con la comparto una cultura común, un paisaje común, un carácter y mucha mucha mucha vida juntas.
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