Llama es el tríptico donde he reunido mi poesía escrita entre 1990 y 2000.
Se oye mucho: no, es poco.
Tres poemarios.
Raíz.
Llama.
Abluciones.
En septiembre del 2006 me lancé con este compendio poético a editoriales que en México todavía publican poesía.
La lista era –es- corta. Las puertas a tocar, más concretas, me consolé.
Los editores tan desesperanzados como la autora inédita que tenían enfrente. Ellos abochornados ante mi esperanza que ellos –lo sabían- eran incapaces de saciar; ellos apresurados ante la imposibilidad disfrazada de cortesía; ellos también tocados por la desazón de publicar poesía en el país. ¿Un sueño con respirador artificial?
Hubo una editorial que hasta me anunció su certificación ISO9001. Me hizo llenar un formato. La esperanza muerta: ¿qué puede escribir una poeta en líneas donde debe responder Sí o No, y calificar del 1 al 10 el servicio y atención que ha recibido de un editor que dice: “No hay posibilidades, pero igual hay una posibilidad, deja tus datos, pero seguramente los olvidaré como ya he olvidado tu nombre a los 5 minutos de conversación”?
Hubo una excepción. Una conversación temprana. Un café en mi mano y un cigarro en la suya. Ideas hilándose en las hebras movedizas del humo. Tranquilidades rotas porque se habla de poesía y eso es un festín, una ponzoña irremediable, la pasión por el deseo de la palabra que nunca nunca puede asirse. Ante mí un editor que ama la poesía sin falsas cortesías, sin desazón, sin formatos ISO9001. Un editor que toca los libros. Que los forja desde la tipografía hasta el papel, desde el placer de la lectura hasta la venta de su gozo.
Hubo una conversación temprana y luego, un buen día, el dictamen positivo: “Envía tu manuscrito, te publicaremos”.
Llama cruza el Umbral.
Se oye mucho: no, es poco.
Tres poemarios.
Raíz.
Llama.
Abluciones.
En septiembre del 2006 me lancé con este compendio poético a editoriales que en México todavía publican poesía.
La lista era –es- corta. Las puertas a tocar, más concretas, me consolé.
Los editores tan desesperanzados como la autora inédita que tenían enfrente. Ellos abochornados ante mi esperanza que ellos –lo sabían- eran incapaces de saciar; ellos apresurados ante la imposibilidad disfrazada de cortesía; ellos también tocados por la desazón de publicar poesía en el país. ¿Un sueño con respirador artificial?
Hubo una editorial que hasta me anunció su certificación ISO9001. Me hizo llenar un formato. La esperanza muerta: ¿qué puede escribir una poeta en líneas donde debe responder Sí o No, y calificar del 1 al 10 el servicio y atención que ha recibido de un editor que dice: “No hay posibilidades, pero igual hay una posibilidad, deja tus datos, pero seguramente los olvidaré como ya he olvidado tu nombre a los 5 minutos de conversación”?
Hubo una excepción. Una conversación temprana. Un café en mi mano y un cigarro en la suya. Ideas hilándose en las hebras movedizas del humo. Tranquilidades rotas porque se habla de poesía y eso es un festín, una ponzoña irremediable, la pasión por el deseo de la palabra que nunca nunca puede asirse. Ante mí un editor que ama la poesía sin falsas cortesías, sin desazón, sin formatos ISO9001. Un editor que toca los libros. Que los forja desde la tipografía hasta el papel, desde el placer de la lectura hasta la venta de su gozo.
Hubo una conversación temprana y luego, un buen día, el dictamen positivo: “Envía tu manuscrito, te publicaremos”.
Llama cruza el Umbral.
Comentarios
Jajaja ya te imagino llenando el formato del 1 al 10, en esos casos hasta una poeta puede crear nuevos (e infra) números para evaluar un servicio.
estoy interesada en ponerme en contacto con usted para hacerle llegar una carta invitación para participar en el proceso de selección de obra poética para la antología: "Cinco siglos de poesía femenina en México. s. XVI-XX" que están compilando Maricruz Patiño y Leticia Luna.
Por favor escríbame a: durazno22@gmail.com
Muchas gracias
Marian Pipitone
Gracias, Marian.