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Podadora pequeñoburguesa


He terminado la corrección de estilo del libro de una historiadora norteamericana sobre las políticas para regular la mendicidad en el México del siglo XVII al XIX. Un bellísimo libro, riguroso en su investigación, conmovedor en sus implicaciones.

Terminé cuando Mariana todavía dormía y Rabito tomaba el sol en el patio. Tomé las herramientas y salí al jardín a arreglar el jardín. Justo la actividad que me ha recordado tanto la jardinería (la corrección) me había alejado de ella. El seto bajo que bordea el pasillo que lleva a la puerta de casa, las benjaminas enanas bajo la ventana del comedor, la bugambilia custodiando la ventana de la cocina eran unos entes greñudos y ariscos. Ahora lucen perfectamente recortados.

Me preguntan los editores si deseo salir en los agradecimientos. Respondo que no soy académica y las menciones no me aportan nada. Sólo soy una pequeñoburguesa que celebra los ingresos extra.

Una pequeñoburguesa con una casa con jardín. Un jardín que me ha rescatado del aislamiento. Un jardín de palabras dignas de recortar, adornar, dar forma, oler cuando las mutilo, oler cuando florecen.

Comentarios

mar adentro dijo…
Bien por ese jardín y las posibilidades de perderte y encontrarte en él.
Y por la posibilidad que me da siempre de regresar a mí y a mi escritura :-) Gracias, Lore.
viajer@s dijo…
paseo por tu blog, me encanta y al encontrarme con tus plantas y esa linda casa es inevitable enviarte una sonrisa solidaria si consideramos que sueño con un jardín... acá, apenas las bugambilias, hermosas por cierto. un abrazo.
De seguo mejores que las mási, que difícilmente dan flor. Dice mi padre que les hace sufrir un poco, sentir sed, que son como los hijos :D

Un abrazo, Alejandra, muy contenta de que pases por este nido y te sientas acogida en él. Esta es tu casa :D

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