En estos días su nacimiento me regresa nítido: las emociones primerizas, su llanto potente, sus ojos abiertos y escudriñadores, el cuerpo leve, su olor.
Han pasado 16 años.
Y cualquier presagio que haya tenido sobre ella ha florecido como un huerto vivo, extendido: Mariana es una jovencita fuerte, vital, divertida, irreverente, con miles de instrumentos en sus manos para sobrevivir en este mundo, aguda, con un mundo propio que mantiene a salvo de todos. Incluso de mí. Y lo celebro. Celebro su conciencia, su riqueza interna, su capacidad de autoprotección, su caminar determinada y sin miedos.
Así como celebro un año más del prodigio de tenerla por hija.
Foto: Mariana Mendívil
Comentarios
1.72 dios-de-mi-vi-da, hace como 20 centímetros que no la veo y mira con lo que nos sale!
Pero tengo un apego malsano a mis pantuflas. Y recientemente a unos tenis "de metedera", sin talón.
:S anti glamour :D