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Monstruos

Pobre libro. Cada tanto tiempo le ponen un monstruo enfrente: la radio, el cine, la tele, la internet, los libros electrónicos. Y él tan vivito y hojeando.

Los libreros sí reconocen que las ventas caen (20% en los últimos dos años), que las librerías cierran (las cadenas grandes aplastan los esfuerzos pequeños, y las librerías heredadas ya no encuentran ojos cariñosos en los herederos); pero el libro electrónico es sólo un fantasma: un temor sin rostro pavoroso,  inasible. Vamos, que de monstruo no tiene ni la cara.

Y para demostrar que ese miedo no tiene carnita, a Amazon ahora le está dando por publicar libros en papel. Las ventas de los libros electrónicos no toman la velocidad que se esperaba, ni siquiera la parsimoniosa de los impresos.

Así que en este Día Internacional del Libro tomo mi volumen en turno, lo abrazo, le canto las mañanitas, acaricio sus páginas, le regalo un poco de más tiempo de lectura. Y celebro: estos monstruos son tan endebles y artificiales como si se hubieran mandado hacer a Monsters Inc. (bueno, no: esos por lo menos tienen su corazón y propia gracia).

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