Ya me había pasado con A ras de vuelo. De repente tengo la necesidad de salirme del cuerpo del texto, abrir otro documento, escribir en la nada, como sobre una cuerda floja. Intentarlo, por lo menos. Y ese intento me ha llevado, en aquella y esta ocasión, a algo: un cambio de lenguaje, que a la vez es el hallazgo del lenguaje; un cambio en el personaje, que a la vez es su hallazgo.
El personaje narrador es una periodista que desempeña su oficio con profesionalismo, disciplina, pero sin compromiso personal, sin apuesta vital. No se involucra, se protege constantemente. En algún momento tiene que dar un paso. Salir de su esfera individual para entretejerse en la colectiva.
Ese fue el momento: abrí otro documento (sin título), escribí, el lenguaje fluyó junto con el rompimiento del personaje. Terminé. Esto es. Hasta entonces el documento tuvo título: lamarcha.docx. Todavía no se adhiere al cuerpo de la novela. Está ahí, transpirando todavía, resollando agitado, con el temblor de lo que recién explota. Luego, será luego.
El personaje narrador es una periodista que desempeña su oficio con profesionalismo, disciplina, pero sin compromiso personal, sin apuesta vital. No se involucra, se protege constantemente. En algún momento tiene que dar un paso. Salir de su esfera individual para entretejerse en la colectiva.
Ese fue el momento: abrí otro documento (sin título), escribí, el lenguaje fluyó junto con el rompimiento del personaje. Terminé. Esto es. Hasta entonces el documento tuvo título: lamarcha.docx. Todavía no se adhiere al cuerpo de la novela. Está ahí, transpirando todavía, resollando agitado, con el temblor de lo que recién explota. Luego, será luego.
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