Para mis jornadas de trabajo (no escritura) no me gusta preocuparme de la música, ni tener sobresaltos porque se atraviesa música que ahora no me apetece, o que forma parte de mi playlist literario.
Así que he encontrado la forma de activar la música y dejarla correr: bajo el cursor hasta la L; ahí están consecutivas Lana del Rey (que Mariana me compartió), Lhasa, Lisa Hannigan, Lizz Wright, y luego salta a la M con toda la discografía de Marissa Nadler. Ningún tropiezo. Mujeres variadas para sazonar mis faenas.
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