Me he ido mudando de espacio en espacio para trabajar esta novela. Inicié embarazada, trabajando en mi estudio, cómoda y silenciosamente.
A la llegada de Cecilia, no podía despegarme del Moisés, tampoco era necesario: improvisé un escritorio con mi sillón y una mesa plegable; el cambio de pañal estaba tan a la mano como la posibilidad de cambiar un párrafo.
Ahora que Cecilia gatea y explora el mundo, me ha llevado a su espacio: ahí trabajo en una mesa baja en cuyos compartimentos están sus juguetes, ahí coloco mi macbook que es su gran tentación y en esa silla enana me siento para verla de pie junto a mí, dudosa entre tirar su alfabeto de madera o aporrear mi teclado.
Comentarios
¡ES UNA GRAN BENDICION!
Saludos,
Saluditos. Eidania.