Mariana llega a los 19 años como soñé: cumpliendo sus anhelos, preparándose, viviendo el mundo, disfrutando a plenitud la vida, acompañada en su andar por un cómplice al que queremos.
Mi único pero es no haberle dado un abrazo fuerte en persona. No haber estado en esta mesa con ella. No haber visto en persona esos ojos tan intensos como dulces. Pero esa deuda la paga con creces demostrándome cada día la extraordinaria chica que es.
Feliz cumpleaños, mi hermosa hija.
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