Mi mamá pensaba que hablaba como las locas. Y que un día lamentaríamos no haberla escuchado. Esto nos decía cuando andaba de mal humor o cuando le colmábamos la paciencia.
Mi mamá hablaba de política. Leía todos los días el periódico. Le gustaba leer y leernos a Manu Dornbierer. Le gustaba tirarle al PRI. Y hablaba y hablaba y parecía que nadie la escuchábamos.
Pero cuando una madre habla en realidad no son así las cosas. No, mi madre no hablaba como las locas. Sí escuchábamos, aunque no entendíamos como niños que éramos, aunque luego nos reíamos de que era una Lupita D'Alessio de la política por despechada, aunque nos parecía una rebelde sin causa y sin lucha porque ella despotricaba contra la política mexicana desde la cocina.
Hoy que el país está patas pa arriba, recuerdo mucho lo que decía. Y hoy entiendo mejor esta tradición represora y simuladora del PRI por lo que ella decía, por lo que interpretaba de las noticias, por las columnas de Manu Dornbierer que nos leía con esa solemnidad de quien dice las noticias en televisión. Hoy tengo una perspectiva histórica de dónde venimos, y por qué la llegada del Grupo Atlacomulco al gobierno de México es lo peor que nos pudo pasar.
Hoy mi madre cumple 23 de haber partido a otra forma de vida. Y creo que el tiempo logra este milagro: recordar la sabiduría, la alegría de las anécdotas, celebrar la personalidad y vida tan de ella. Celebrarla por la fortuna de haberla tenido, muy por encima del dolor de haberla perdido (que, de más está decir, sigue siendo intenso).
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un abrazo........Marce.