Mi madre hoy hubiera cumplido 73 años, aunque ella hubiera preferido optar por la otra acta de nacimiento en la que le borraban un año. Me gusta recordar eso, porque ella siempre quería lograr lo mejor con la realidad que tenía enfrente: lo más optimista, lo más conveniente.
Ella eligió el Antonieta de su acta de nacimiento más vieja, y la fecha del acta con el nombre que no quería. Esa era mi madre: la que elegía lo mejor de los mundos.
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