Rabito anda desorientado. Su espacio es otro, su casita con su cama está en otro rincón.
Yo también busco mi rincón. Paseo con mi laptop como una cigarrera que busca que busca qué vender y a quién.
Anoche encontré un lugar en el que permanecí buen tiempo y donde pude tomar apuntes para lo que sigue de la novela. En el comedor, con la música cerca, con la ventana nocturna enfrente, con Rabito a un lado, desde su nuevo espacio, asomándose, levantando sus orejas, ladeando la cabecita, olfateando.
Sí, yo también me doy cuenta que la casa huele distinto, que tiene otros sonidos.
Le digo a HG que soy canina, que soy territorial. Me pregunta si es un descubrimiento. Me río por su ironía: me queda claro que soy más canina y más territorial de lo que creía.
Yo también busco mi rincón. Paseo con mi laptop como una cigarrera que busca que busca qué vender y a quién.
Anoche encontré un lugar en el que permanecí buen tiempo y donde pude tomar apuntes para lo que sigue de la novela. En el comedor, con la música cerca, con la ventana nocturna enfrente, con Rabito a un lado, desde su nuevo espacio, asomándose, levantando sus orejas, ladeando la cabecita, olfateando.
Sí, yo también me doy cuenta que la casa huele distinto, que tiene otros sonidos.
Le digo a HG que soy canina, que soy territorial. Me pregunta si es un descubrimiento. Me río por su ironía: me queda claro que soy más canina y más territorial de lo que creía.
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