cuando llegué al jardín de la cita pude reconocer perfectamente a cada una de mis compañeras de generación de la primaria. todas le han hecho honor a la niña que fueron. todas hemos demostrado en testimonio vivo la fortaleza que se requiere para sortear parálisis, operaciones del corazón o de matriz, muertes, divorcios, amores, hijos, depresiones postparto.
en sus historias no sólo estaban en evidencia las pruebas superadas, sino los talentos que cada una mostró siempre desde pequeña.
ellas no saben lo que significó para mí cuando dijeron muy avanzada la noche que la muerte de mi hermano las había marcado. recuperé mi pasado y mi lazo con ellas. no estuve sola entonces cuando sucedió. ellas supieron conmigo lo que es perder a un hermano. ellas sintieron mi desolación y extravío.
de regreso a medianoche por la carretera, sentí que mi vida era esa autopista sin desvíos ni tramos truncados. ese paso fluído de un destino a otro. y me sentí privilegiada de haberlas conocido de niñas, de haberlas reconocido 20 años después.
esa carretera vuelve a estar abierta para mí, y espero volver a recorrerla muchas veces más.
Comentarios