No me explicaba cómo pasé del monumentalismo siempre en ebullición del jazz a esta necesidad de la música indie en su faceta más folk, más dreamy. Simple, acústica. Guitarra y voces que suenan a atmósferas, como Marissa Nadler, Bret Dennen, Meiko, Damien Rice, Cat Power.
Ayer en la tarde, escuchando a Marissa Nadler me di cuenta que al explorare en la música de los setenta para ambientar a Gabriel y Agnes, dos de los personajes de la novela, fui recuperando esa música simple, intensa, introspectiva, naive de la época.
Y entonces empezó a estorbarme la orquestación, la música sobreproducida, e inicié mi búsqueda en estos herederos, en su dulzura rasposa, rebelde e ingenua de esta estirpe.
Son regalos que me dejarán Gabriel y Agnes, y con ellos, otros lenguajes.
Ayer en la tarde, escuchando a Marissa Nadler me di cuenta que al explorare en la música de los setenta para ambientar a Gabriel y Agnes, dos de los personajes de la novela, fui recuperando esa música simple, intensa, introspectiva, naive de la época.
Y entonces empezó a estorbarme la orquestación, la música sobreproducida, e inicié mi búsqueda en estos herederos, en su dulzura rasposa, rebelde e ingenua de esta estirpe.
Son regalos que me dejarán Gabriel y Agnes, y con ellos, otros lenguajes.
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