Ir al contenido principal

No hay tal cursilería

Cursi son esas palabras automáticas, melosas, que todos hemos escuchado hasta el cansancio y que se repiten de manera afectada y, a pesar de ello, vacía.

Así me sonaban esas canciones dedicadas a las madres. Y no entendía por qué la gente podía seguir reaccionando a esa cursilería, a ese vacío.

Al cabo de los años ahí estaba yo, frente a mi entonces pequeña hija, aceptando que la canción que cantaba era cursi y, sabiéndolo, me conmovía. No eran las palabras: era mi hija cantando.

Pero ayer dije, sí son las palabras. Si no, ¿por qué entonces me conmuevo ante tal o cual oración o palabra de esa canción cursi a las madres?

Las palabras tienen una carga que conecta con nuestra memoria, de la misma manera que el olor a albahaca puede recordarnos el hogar de la niñez.

Las palabras no son suficientes por sí mismas. Las palabras no lo abarcan todo. Por eso es necesario que cada palabra tenga su porción de silencio. Esa cara oculta de la luna donde podemos reflejar esas emociones sepultadas bajo nuestra capa manifiesta.

Pero deseamos que todo aquello que mantenemos oculto, a oscuras, en silencio, de pronto sea nombrado, reconocido. Necesitamos verlo por una sola vez como parte de nuestra cara oculta y revelada fugazmente.

Eso encontré hoy en el corcho de mi escritorio. El nombre de aquello que me es indecible. El reconocimiento de aquello que me es misterio. Una carta de mi hija. Una carta de ella como hija.

Comentarios

Siempre me han resultado interesantes tus reflexiones acerca de las palabras. Además de que te aprendo, me hago eco y aprecio más los silencios.
:-) Gracias, Coyote, mil gracias.
Anónimo dijo…
muchísimos besos, marian linda.
Gracias, Letty. Otros para ti :-)
Viento Solar dijo…
te dejé un regalo en mi blog

http://inlaken.blogspot.com
Sí, eso es: un regalo :-) un bellísimo regalo. Gracias, Luna.
Quiero solicitar tu aprobación para incluir los párrafos antepenúltimo y penúltimo como citas tuyas en la introducción de un ensayo acerca de los diarios personales y cartas que no se envían aunque sí se escriban.
Es un atrevimiento de mi parte, pero como me ando atreviendo a redactar algo, me gustan tus puntos de vista para tomar rumbo.
Te agradezco.
¿Desde qué sílaba a qué sílaba? :-) ¡Claro, Coyote! Usted tome, arrebate :-) Es cortesía de la casa por ser un cliente distinguido ;-)
Bueeeeno. Ante tanta amabilidad, no pido que me den, nomás que me pongan donde hay.
Gracias y arrebato!
Trataré de que aquí siempre haya
:-)

Entradas más populares de este blog

Cecilia, 13

"Inicia mi adolescencia", nos anunciaste. Y sí, aquí estás con toda ella: con sus preguntas, titubeos, con su riada sin presa alguna, con su belleza latiendo, sus risas incontenibles y sus lágrimas igual de irrefrenables. Llega con una letra bella y desprolija a la vez, con vocaciones más claras. Otro tono de voz, otro tono ante la vida. Más vulnerable quizá, pero más decidida a caminar. Más silenciosa e interna, y más vociferante en sus formas. Me emociona observarte, redescubrirte, tomar tu mano y decir: calma, no hay prisa; calma, nadie fuera de ti te enuncia y determina; calma, calma, hay tanto por descubrir, hay tanto tiempo por delante, tanto aprendizaje en el itinerario, tantos hallazgos y tesoros, aun aquellos disfrazados de ceniza o putrefacción. Calma. Que en tu corazón nadie hable más que tú. Que ante el espejo no hable nadie más que el amor con el que te creamos y trajimos al mundo. Que tu voz interior solo se hable a sí misma con la ternura y admiración con la...

Capomo

Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t...

Warhol 2012-2024

Llegó siendo una bolita albina, con un pelaje tan suave que parecía lanugo. Mariana decidió llamarle Warhol. Le gustaba estar en las escaleras de entrada a la casa para tomar el sol. Quienes pasaban nunca entendían su nombre y le inventaban otros: pelusa, bolita, motita. Era imposible verlo y seguir de largo. Él nunca llegó para seguir de largo. Llegó en la adolescencia de Mariana para ser esa criatura a quien abrazar en la soledad, en el miedo, el desconcierto, la confusión, el desarraigo. Era un diente de león suave y frágil que se metía abajo de su cama. En esa recámara tan blanca como él. En esa página nueva tan blanca como él. Fue paciente en el año que Mariana que estuvo en el extranjero. Y entonces se convirtió en la mascota de toda la familia. Siempre presto a correr escaleras arriba, escaleras abajo; a girar sobre su eje como un derviche cuando se emocionaba. Nunca se fue de largo. Tampoco cuando se mudó con Mariana a su pequeño departamento en el jardín. Ese fue el r...