Desde hace más de un mes he dedicado casi toda mi jornada laboral a corregir textos. Intercambiar la v por la b, y la b por la v, la c por la s o la z, la y por la ll y viceversa, poner y quitar acentos, comas, puntos. Los punto y coma nadie los usa, así que más bien parece un capricho excéntrico distribuirlos entre la sintaxis, una mala costumbre en desuso.
Por eso me he sentido acompañada, parte de una extraña estirpe y comprendida cuando leí esta nota.
Ese frenesí que siento al corregir lo encuentro neurótico y, claro, patológico. Junto a la ira por faltas graves y pequeñas de ortografía, viene un placer al corregir, un placer casi sádico, debo reconocer. Las teclas del delete, del suprime, las flechitas para desandar el camino y volver a empezar sin error alguno son como pellizcones a todos esos malhadados que dejan en el mundo su basura gramatical y ortográfica. ¿Pero qué se creen?
Esa compulsión por corregir y corregir me lleva casi a más allá de los confines de la pantalla y de la página y me traspasa hacia territorios de revistas que están en mi escritorio, periódicos, etiquetas de mis cosméticos, de mi compu, de mi ropa...
Agradezco el tener esta vía para sublimar mis impulsos sádicos. Si no, no sé qué sería de la gente que todavía me quiere.
Por eso me he sentido acompañada, parte de una extraña estirpe y comprendida cuando leí esta nota.
Ese frenesí que siento al corregir lo encuentro neurótico y, claro, patológico. Junto a la ira por faltas graves y pequeñas de ortografía, viene un placer al corregir, un placer casi sádico, debo reconocer. Las teclas del delete, del suprime, las flechitas para desandar el camino y volver a empezar sin error alguno son como pellizcones a todos esos malhadados que dejan en el mundo su basura gramatical y ortográfica. ¿Pero qué se creen?
Esa compulsión por corregir y corregir me lleva casi a más allá de los confines de la pantalla y de la página y me traspasa hacia territorios de revistas que están en mi escritorio, periódicos, etiquetas de mis cosméticos, de mi compu, de mi ropa...
Agradezco el tener esta vía para sublimar mis impulsos sádicos. Si no, no sé qué sería de la gente que todavía me quiere.
Comentarios
Como puedes ver, hoy divago. Es que no puedo dormir.
Efectivamente, causa comezón ver tremendos errores en la pantalla chica y en medios impresos o anuncios oficiales (a veces dependen de la secretaría de cultura).
Hay casos muy pintorescos: estetica unixes, seven de birria, mole de hoya, se proive anunsiar...
En lo personal ha sido damático: perder un año escolar por no poder entregar documentación completa; y es que una y otra vez en mi certificado de secundaria escribían Guizar en vez de Huizar, y como era federal, en esos tiempos cada trámite hasta México y duraba meses. Claro que es un asunto importante.
Vaya que una coma causa la diferencia entre la vida y la muerte. Como una h o g el devenir académico de un niño que luego será conocido como "coyote" :D
Si no lo conocías, diviértete un poquito en corregirlo para que tenga otro sentido coherente. Faltan dos comas.