En este último viaje, entre el vagabundeo por librerías y el trabajo sosegado en el jardín, pensaba en que mi aprendizaje no ha sido libresco, sino a través de los seres humanos. Y me interesa más lo humano que otro objeto de conocimiento: más que la teología me importa la sicología de la religión, sobre un libro me atrae más la conversación cara a cara con una persona.
Lo que reflexiono tiene que ver con aquello que vivo a través de otras personas, junto a ellas. Cada persona ha dejado una impronta en mí. Unos enseñándome la disciplina, otros la apuesta por salir de mis barreras (mentales, sensoriales, oficiosas, espirituales), otros el perfeccionismo amoroso en el trabajo, alguno más el rigor ante la pasión.
Me interesa más el mundo que la escuela. Me interesa más una biblioteca personal que la librería más vasta. Me interesa más compartir la experiencia y dificultad en el ejercicio de escribir que citar frases como si ostentara joyas.
Lo que reflexiono tiene que ver con aquello que vivo a través de otras personas, junto a ellas. Cada persona ha dejado una impronta en mí. Unos enseñándome la disciplina, otros la apuesta por salir de mis barreras (mentales, sensoriales, oficiosas, espirituales), otros el perfeccionismo amoroso en el trabajo, alguno más el rigor ante la pasión.
Me interesa más el mundo que la escuela. Me interesa más una biblioteca personal que la librería más vasta. Me interesa más compartir la experiencia y dificultad en el ejercicio de escribir que citar frases como si ostentara joyas.
Comentarios
Ese ir de dos en dos, confirma lo que dices, siempre hay acompañamiento. Gracias por ese detalletantuyo.