Ir al contenido principal

Una revelación la tiene cualquiera


Querido Nacho:
Por si acaso tu agencia Montegro Publicidad sigue llevando la cuenta de Jumex, aquí te envío una propuesta de guión para la campaña "Mi historia con Jumex".


Aparece en primer plano un hombre regordete vestido de blanco con un crucifijo ajustado en su cuello grueso. De fondo se ve un avión de Aeroméxico. Él, muy sonriente, empieza a narrar:


Recuerdo una vez que volaba de regreso de mis vacaciones por Cancún, le pedí a la azafata un jugo de manzana. Me entregó una deliciosa lata, de Jumex, claro. Y estaba tan rico tan rico tan rico el jugo, que le pedí otro más. Ya con las dos latas en mis manos, y mientras esperaba a que la azafata regresara a recoger la basura, se me ocurrió: "¿Qué tal si secuestro este avión ahora y digo que estas son bombas?, ¡Va!", entonces que tomo las dos latas como si fueran bombas, y que les empiezo a gritar que eso es un secuestro y que... Nunca olvidaré ese día: las fotos de los periodistas, las cámaras de televisión, mi foto por todo el mundo y el presidente dirigiendo unas palabras a la nación, sobre mí, claro...

Rúbrica:

Jumex, jugo de verdad.

Comentarios

Anónimo dijo…
Jajajajajajajajajajajajaja muy bueno : ), saludotes tía!
Mobtomas dijo…
Jajajaja, la realidad supera siempre la ficción. Excelente sugerencia. Y al final el tipo tuvo sus warholianos cinco minutos.
:D Perdona que no haya subido antes tu comentario, pero ya sabes, la ausencia. Me da gusto saber que te paseas por aquí. ¡Besos!
Ah, perdona, Mobtomas, los besos son para mi sobrina :D Y gracias por venir por aquí, es la primera vez que te haces visible, ¿verdad?
Anónimo dijo…
lo siento no puse mi nombre, fue tu ahijada consentida, la única, la se siempre: Rocío !
Reconocí tu estilo, Chío :D Intuiciones de la nina consentida, única, más querida ;-)
Anónimo dijo…
eres muy buena en lo que eres, jeje. Tenil

Entradas más populares de este blog

Ceci, 12

Ceci de mi alma, Cuando leas esto ya tendrás 12 años. Una edad en la que las artes de la magia se convierten en empeño, esfuerzo, sabiduría forjada cada día, conciencia. Y eso te pediré hoy: un poco de magia para que me hagas estar contigo en ste momento, para que me sientas en tu corazón y en tu mente con la claridad con que me ves cada día a las seis de la mañana en la cocina, preparando todo antes de que te vayas a la escuela. Aunque, estando tan modorras, ¿podemos vernos con claridad? Mejor: con la claridad con que me ves cuando regresas de la escuela y me cuentas lo que pasó, mientras la comida termina de prepararse, y el celular suena y suena y suena con mensajes y el trabajo interminable, que tr fastidia un poco. Hay una escritora que dice que de alguna manera las mamás nunca podemos separarnos del todo de nuestras criaturas, porque hemos estado tan unidas una en la otra, desde el inicio de la vida, que es imposible. Y así como el misterio inicia, gestándose en el vientre

Capomo

Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t

Mariana, 28

Mariana de mi alma, Desde que naciste me pregunté mucho qué sería de ti. Porque esa mirada profunda que parecía venir de otros mundos y otros tiempos, ese llanto intenso y que llenaba la habitación, o esa risa llena de luz y plenitud solo me llevaban a preguntar: ¿qué hará en esta vida? y sobre todo, ¿qué tengo que hacer yo, como su madre, para acompañarla? Desde entonces siempre te he visto llegar a los linderos, ampliar los límites, llevarte a ellos o más allá de sus coordenadas. No como alguien que rompe, sino descubre; no como alguien que se precipita, sino explora. Una especie de cartógrafa del ser. Sin tibiezas ni inmovilismos. Y pienso en lo afortunada que soy de conocer más allá de mis miras miopes gracias a ti, de ser empujada más allá de mis límites por ti. Siempre. Incluso hoy. Nada de medianías contigo, nada de apatía, de pasividad. Aunque sea yo una roca angulosa y pesada, crees en mí como un canto rodado. Y pienso que tu misma búsqueda de expresión, sin límites c