Puedo hablar de literatura con Mariana. A pleno sol dominical mientras atravesamos la ciudad. Puede imaginar mis nervios al escribir una nueva novela. Puede presentir la presión que me impongo. Puedo compartir con ella mis miedos. Puedo hablar con ella de lo que quiero de la novela. Y puede decirme: Son muchas cosas las que quieres decir y contar, ¿y cómo lo harás para que todo parezca parte de la misma historia? Y puedo sonreír orgullosa de su olfato de lectora. Y puedo sentirme aterrada: Ese es el meollo del asunto. Es lo que me tiene con la adrenalina todo el tiempo, en un cuarto oscuro, cerrado, sin salida, con todos mis personajes y laberintos, sin lograr ponernos de acuerdo para buscar juntos la salida. ¿Y si no puedo? Puedo. Claro que puedo.
Alicia, la novia de mi hermano Martín , me invitó a montar. A pelo. Sin silla de montar. Yo era niña. Tenía quizá 10 años. Anduvimos por el monte, lleno de brizna seca, con el sol muy bajo y naranja. En el silencio montaraz, ella me cantaba "La flor de capomo", ¿la conoces?, me preguntó. Le dije que no, entonces me la cantó en mayo. Este es uno de los momentos más memorables en mi niñez. Tiempo después, en una fiesta en el campo donde había música en vivo, mi padre quiso complacerme con una canción. "La flor de capomo", pedí, y mi padre sonrió extrañado y orgulloso a la vez. Desde entonces, para él esa es mi canción. Sí, esa es mi canción. Nunca he visto una flor de capomo. Queda poca gente que la ha visto. La flor de capomo crece en los ríos. Y ahora el río yaqui y mayo ya están secos, por lo que la flor de capomo es ya casi mítica. La raíz es muy extensa y con muchos tentáculos. Es como un estropajo estirable que se clava muy superficialmente en la tierra. El t...
Comentarios
Claro que puedes!
Saludos.
"Yo no puedo tenerte ni dejarte, ni sé por qué, al dejarte o al tenerte, se encuentra un no sé qué para quererte..."Sor Juana