
Ya colgué el corcho en mi estudio. Pero para esta novela no hay nada alusivo e inspirador qué poner.
Los personajes son innombrables. La historia está llena de "ya sabes quién", de "no nombres". Los objetos que antes cuelgo y pego para evocar, ahora serían como el anillo del poder que Frodo tiene que destruir. Algo que ocultar. Un objeto ante el cual cerrar los ojos y huir.
Eso es. Quizá eso es lo que tengo que recordar. Estoy contando la historia del poder. Un poder que a todos nos escalda. Como víctimas y victimarios.
Ahora tengo mis amuletos para proteger al corazón de ese mal: fotos de sus manos, los cuatro en el jardín, Mariana con mi querido Juan Miguel, nosotras en la playa, ella sola, su mano a los 5 años, los lirios que ella me hizo florecer, la virgen de Montserrat y la frase de Yeats que se criba por la vida: Mi gloria ha sido tener tales amigos.
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