Pues por más que quisiera retarme y responder, nada más mi organismo no daba de sí.
Así que un buen día fui a una de esas farmacias donde venden vitaminas para todo. Y tomé un frasco gigante: Omega3.
Bueno para la memoria, equilibrio químico del cerebro, concentración, piel; para paliar la depresión, la menopausia; provee de antioxidantes, energéticos, proteínas no contenidas en alimentos...
Y mi cuerpo empieza a responder, también mi cabeza que flotaba en un limbo.
Así que un buen día fui a una de esas farmacias donde venden vitaminas para todo. Y tomé un frasco gigante: Omega3.
Bueno para la memoria, equilibrio químico del cerebro, concentración, piel; para paliar la depresión, la menopausia; provee de antioxidantes, energéticos, proteínas no contenidas en alimentos...
Y mi cuerpo empieza a responder, también mi cabeza que flotaba en un limbo.
Comentarios