Con el proceso de lenguaje de Cecilia, me queda más claro: el lenguaje es la argamasa del pensamiento, es su esqueleto, las coyunturas entre ideas, el cartílago que permite su convivencia y movimiento. Sin lenguaje el pensamiento se queda pequeño, maltrecho, malavenido.
En este tiempo de silencio no generé ideas. Sólo acciones, rutinas, métodos. Viví, sí, ¡y cuánto! Espero que ahora el lenguaje vertebre toda esa vida.
*Fotografía: Masahisa Fukase
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