Este camino empezó en una cocina blanca.
O nunca se sabe dónde exactamente.
Un día (o ni siquiera día, sino en algún momento suspendido en el limbo) me pinchó la idea: quiero romper la linealidad de la novela.
Empecé a caminar en su cocina blanca.
A responder sus preguntas.
A colocar mojoneras en sus advertencias.
A pensar a todas horas en ello (en perjuicio de mi hija presadolescente, que en esos momentos parece tener más juicio que yo y otras parece que lo pierde, sobre todo cuando me grita: “Mamá, no escuchas lo que te estoy diciendo, a ver ¿qué te estaba diciendo?" Y utiliza mis propias técnicas de judicial cuando le pregunto los cuestionarios de historia en época de exámenes).
A seguir un camino propio: lectura de profetas, esquemas sobre el formato de sus respectivas profecías, elementos estilísticos.
Hasta encontrar el camino:
Algunos momentos del presente narrativo son una especie de profecía, prefiguración.
Esos mismos fragmentos son recreados ya en el futuro que se mezcla con ese presente.
Sólo Daniel salta en el tiempo.
Pedro es sólo presente (algunos flashbacks).
Y Gabriel es presente hasta un punto, luego salta al pasado.
Ahora sí podré decirle a mi hija: No sé de qué me has hablado durante todo este tiempo, pero he encontrado el camino.
Y podré decirle a él: Bien, si quieres pintar tu cocina naranja, no importa, para mí siempre será esa cocina blanca donde empecé mi camino.
O nunca se sabe dónde exactamente.
Un día (o ni siquiera día, sino en algún momento suspendido en el limbo) me pinchó la idea: quiero romper la linealidad de la novela.
Empecé a caminar en su cocina blanca.
A responder sus preguntas.
A colocar mojoneras en sus advertencias.
A pensar a todas horas en ello (en perjuicio de mi hija presadolescente, que en esos momentos parece tener más juicio que yo y otras parece que lo pierde, sobre todo cuando me grita: “Mamá, no escuchas lo que te estoy diciendo, a ver ¿qué te estaba diciendo?" Y utiliza mis propias técnicas de judicial cuando le pregunto los cuestionarios de historia en época de exámenes).
A seguir un camino propio: lectura de profetas, esquemas sobre el formato de sus respectivas profecías, elementos estilísticos.
Hasta encontrar el camino:
Algunos momentos del presente narrativo son una especie de profecía, prefiguración.
Esos mismos fragmentos son recreados ya en el futuro que se mezcla con ese presente.
Sólo Daniel salta en el tiempo.
Pedro es sólo presente (algunos flashbacks).
Y Gabriel es presente hasta un punto, luego salta al pasado.
Ahora sí podré decirle a mi hija: No sé de qué me has hablado durante todo este tiempo, pero he encontrado el camino.
Y podré decirle a él: Bien, si quieres pintar tu cocina naranja, no importa, para mí siempre será esa cocina blanca donde empecé mi camino.
Comentarios
Yo recomendaría también leerse The language of Inquiry de la misma Hejinian. Ya si no para esta novela sólo por placer (¿o hay algo más?). También ya que ando en estas, sugiero volver a Stein, esa Gertrudis se adelantó a su tiempo.
S.
TQM,
Martha Germán
Gracias, Martha :D
(Y sí, después de las 10 pm estoy en voto de silencio y de castidad)