¿Es avance?
Ya no sólo escucho las historias de mis tres personajes principales de mi novela, sino que los escucho hablar a ellos: Gabriel retorcido, irónico; Pedro escueto, elemental; Daniel reflexivo, lírico, complejo.
¿Es retroceso?
No sólo la novela parlotea en mi mente, sino también un proyecto de poesía que me tomará mucho tiempo. Yo, que pienso en el tiempo en bloques, me debato: ¿leeré entre horas, entre faena y faena, lo que investigue para el proyecto poético?, ¿sigo dedicando mis noches a la novela?, ¿y que esos “prontos”, esos momentos conscientes, lúcidos me sigan pillando con libreta en mano para escribir los poemas?
¿Es avance?
Tengo ya rayada la escaleta, tengo diagramados los cambios en la historia. Tengo claro el propósito de la novela y sus personajes. Sé lo que me sirve para la historia y lo que no me sirve. Creo que los personajes transitarán más fluidamente hacia su final.
¿Es retroceso?
No le dedico todo mi imaginario al proyecto poético. La poesía en mi vida es la muchacha de vestido rojo y largo cabello negro que reposa en el lejano Japón, a la que que Hervé Joncour de Seda (Alessandro Baricco) encuentra silenciosa, bella, anhelada; una fugaz caricia de seda que amenaza con escapar a las palabras. La narrativa es Helene, la esposa de Joncour, constante, de bella voz, conversadora, y que a veces finge ser esa otra para curar la nostalgia del esposo.
Avances y retrocesos
Significa el camino más largo. Quien escribe lo emprende, a sabiendas de antemano. Avances y retrocesos ante la nostalgia de la palabra inasible, y la cura de otras palabras que nos juran lealtad a pesar de nuestros artificios y omisiones.
Ya no sólo escucho las historias de mis tres personajes principales de mi novela, sino que los escucho hablar a ellos: Gabriel retorcido, irónico; Pedro escueto, elemental; Daniel reflexivo, lírico, complejo.
¿Es retroceso?
No sólo la novela parlotea en mi mente, sino también un proyecto de poesía que me tomará mucho tiempo. Yo, que pienso en el tiempo en bloques, me debato: ¿leeré entre horas, entre faena y faena, lo que investigue para el proyecto poético?, ¿sigo dedicando mis noches a la novela?, ¿y que esos “prontos”, esos momentos conscientes, lúcidos me sigan pillando con libreta en mano para escribir los poemas?
¿Es avance?
Tengo ya rayada la escaleta, tengo diagramados los cambios en la historia. Tengo claro el propósito de la novela y sus personajes. Sé lo que me sirve para la historia y lo que no me sirve. Creo que los personajes transitarán más fluidamente hacia su final.
¿Es retroceso?
No le dedico todo mi imaginario al proyecto poético. La poesía en mi vida es la muchacha de vestido rojo y largo cabello negro que reposa en el lejano Japón, a la que que Hervé Joncour de Seda (Alessandro Baricco) encuentra silenciosa, bella, anhelada; una fugaz caricia de seda que amenaza con escapar a las palabras. La narrativa es Helene, la esposa de Joncour, constante, de bella voz, conversadora, y que a veces finge ser esa otra para curar la nostalgia del esposo.
Avances y retrocesos
Significa el camino más largo. Quien escribe lo emprende, a sabiendas de antemano. Avances y retrocesos ante la nostalgia de la palabra inasible, y la cura de otras palabras que nos juran lealtad a pesar de nuestros artificios y omisiones.
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