Sólo un quinteto de obsesionados se reúne el domingo al anochecer para tener la primera sesión de taller de novela.
Esos mismos cinco que hace años empezaron a tallerearse y a amistarse.
Esos mismos cinco que antes traían cuentos y poemas y hoy llegan con sus proyectos de novela con ojos azorados: ¿Así? ¿Sigo derecho o me quito?
Sólo un par de solidarias se unen al grupo con sus sonrisas y comentarios agudos y chispeantes: mi hija Mariana y Aurora (tan nuestra querida como de Manuel).
Joso, Javo, Letty, Manu, yo. Ya publicaciones, ya becas, ya premios, el grupo y cada uno de los que somos parte seguimos mostrando nuestras palabras con el mismo pudor, pero eso sí: un pudor más ambicioso y más templado.
Tocó a Manuel con Perrolobo. Luego desahogué mis inquietudes, confusiones, inseguridades sobre mi novela y los planos temporales. No entendí sus miradas hasta que me dijeron: No hay otra manera de resolverlo que escribiéndolo. Claro, rió Luis desde sus manos libres, listo para cruzar la línea.
Esta noche me apresto a cruzar esa línea, del blanco al garabato. De la palabra herida a su búsqueda de sanación.
Al cabo que hay suficientes montoneros a mi alrededor echando porras y empujando cuando freno.
Esos mismos cinco que hace años empezaron a tallerearse y a amistarse.
Esos mismos cinco que antes traían cuentos y poemas y hoy llegan con sus proyectos de novela con ojos azorados: ¿Así? ¿Sigo derecho o me quito?
Sólo un par de solidarias se unen al grupo con sus sonrisas y comentarios agudos y chispeantes: mi hija Mariana y Aurora (tan nuestra querida como de Manuel).
Joso, Javo, Letty, Manu, yo. Ya publicaciones, ya becas, ya premios, el grupo y cada uno de los que somos parte seguimos mostrando nuestras palabras con el mismo pudor, pero eso sí: un pudor más ambicioso y más templado.
Tocó a Manuel con Perrolobo. Luego desahogué mis inquietudes, confusiones, inseguridades sobre mi novela y los planos temporales. No entendí sus miradas hasta que me dijeron: No hay otra manera de resolverlo que escribiéndolo. Claro, rió Luis desde sus manos libres, listo para cruzar la línea.
Esta noche me apresto a cruzar esa línea, del blanco al garabato. De la palabra herida a su búsqueda de sanación.
Al cabo que hay suficientes montoneros a mi alrededor echando porras y empujando cuando freno.
Comentarios
Gracias por darte tus vueltas al nido que tanto tiempo estuvo vacío.
Se siente el aprecio. Un abrazo.