Ayer me avisó que desistía de terminar su novela.
Pude haber sentido tristeza. Su retomar el camino literario de repente desbarrancado. Las historias que tan bien conozco, en el limbo del hubiera. El dolor que esa escritura generó mientras, dejando ruinas, como una guerra devastadora pero nunca ganada.
Preferí hurgar en esas charlas después de sus caminatas por la playa, donde los personajes y sus vidas se iban entretejiendo. Recordar las larguísimas charlas por el celular, él andando en bicicleta y yo en mi hora de comida, sobre la estructura del libro, su inmersión en los personajes, la literatura.
¿Qué vale más? ¿Esos momentos y la felicidad en ellos? ¿O un libro ya terminado?
Le digo que la literatura no es tan importante. Sólo importa, en todo caso, si uno se salva en ella. No pasa nada si esa historia no se escribe. Nadie muere. Nadie se pierde. No pasa nada.
Pude haber sentido tristeza. Su retomar el camino literario de repente desbarrancado. Las historias que tan bien conozco, en el limbo del hubiera. El dolor que esa escritura generó mientras, dejando ruinas, como una guerra devastadora pero nunca ganada.
Preferí hurgar en esas charlas después de sus caminatas por la playa, donde los personajes y sus vidas se iban entretejiendo. Recordar las larguísimas charlas por el celular, él andando en bicicleta y yo en mi hora de comida, sobre la estructura del libro, su inmersión en los personajes, la literatura.
¿Qué vale más? ¿Esos momentos y la felicidad en ellos? ¿O un libro ya terminado?
Le digo que la literatura no es tan importante. Sólo importa, en todo caso, si uno se salva en ella. No pasa nada si esa historia no se escribe. Nadie muere. Nadie se pierde. No pasa nada.
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