
No haré tankas, ni haikús. Me acerco a lo japonés con una fascinación estética. Explorar cómo refinan la nimiedad. Y cómo el refinamiento va en camino del despojo.
Hay algunas relaciones entre obra occidental y la japonesa, y los resultados no literales de esta influencia. Por ejemplo, a pesar de sus resistencias hacia lo japonés, el paralelismo entre algunos dibujos de Picasso y los shunga.
Si he dicho que toda poesía se acerca al silencio, paso de la exploración críptica de la mística, para buscarla en el silencio que es suspensión, no las palabras que acomodamos como escombros sobre visiones y realidades.
O tal vez pueda encontrar el silencio como el zumo que deja la fruta cuando la despojamos de su cáscara.
De eso se trata.
Comentarios
Hasta la próxima!
¿Una copa de tinto?
:D
¡Saludos a tus ángeles!